Película de los hermanos Coen es la primera favorita en Cannes
<P>Tragicómica historia de un cantante folk provocó risas y complicidad en los críticos y la prensa.</P>
Vuelve el perdedor. El hombre que estuvo en el momento equivocado en el lugar menos apropiado. Regresa el fracaso. Tras películas de amplia exposición y con castings de lujo, como Sin lugar para los débiles y Temple de acero, los hermanos Ethan y Joel Coen presentaron la noche del sábado en Cannes un filme melancólico y, al mismo tiempo, con una poderosa dosis de humor. Inside Llewyn Davis encontró una respuesta de primer orden en la función de prensa, con muchos aplausos, muchas risas y una complicidad extraña hacia un personaje que no era humano, sino que un gato. Sí, un gato anaranjado y a rayas que se roba la película en varios momentos de la trama.
Inside Llewyn Davis narra la odisea de un cantante con suficiente talento para ilusionarse con la grandeza y la necesaria mala suerte para no alcanzarla. Se parece bastante a A serious man y también a Barton Fink, el trabajo que dio a los hermanos la Palma de Oro en 1991. El protagonista es Llewyn Davis, cantautor interpretado con sorprendente carisma por el actor de origen cubano-guatemalteco Oscar Isaac (Drive). Llewyn es un antihéroe que roba cada minuto a la pantalla, pero que al mismo tiempo da paso a otros personajes notables. Uno de ellos es Jean (Carey Mulligan), que alguna vez fue su novia de una noche y que ahora integra un dúo comercial llamado Jim and Jean junto a Jim Berkey, intérprete tieso como un iceberg (Justin Timberlake).
Mulligan y Timberlake tienen escasos pero bien aprovechados minutos en pantalla, igual que John Goodman, en el rol de un jazzista gruñón en la línea de Jesús Quintana (El gran Lebowski) y el mudo Gaear Grimsrud (Fargo).
Pero el centro de esta cinta, temprana favorita junto a Le passé, de Asghar Farhadi, es la crónica de un joven cantante de un barrio pobre de Nueva York que emigra al artístico Greenwich Village con la intención de triunfar. Tiene una gran voz, sabe hacer canciones, usa barba, nunca se saca la bufanda. Tiene cierta estampa y actitud de cantautor que pueden sacarlo del marasmo y ponerlo en la marquesina. Pero algo sale siempre mal: si no es una golpiza o el inesperado embarazo de una chica, puede ser un inútil viaje a Chicago en busca de un productor que dé un céntimo por su talento. En este trayecto aparece el gato que Llewyn arrastra allá y acá por accidente, y que al mirar siempre fijo a sus ojos parece decirle: "Estás perdido, amigo, no eres Dylan. Eres sólo uno más".
La película se inspira en las memorias de Dave van Ronk, un cantautor de renombre en la escena folk neoyorquina de los 60: un cantautor de renombre, pero no Dylan ni Leonard Cohen ni Arlo Guthrie. La sensación de estar jugando el papel secundario en un movimiento que dará de qué hablar es una de las grandezas de la película. Llewyn Davis está a comienzos de los 60 en el rol de casi famoso. Sólo eso.
En la conferencia de prensa, los Coen fueron explícitos al respecto. "Nuestra película tiene que ver con esa escena de la música folk que precedió a Bob Dylan en Nueva York y de la que él luego emergió. A nosotros nos resultaba más interesante hablar de los tipos menos conocidos", dijo Joel Coen. Su hermano Ethan, aludiendo a la magnitud del cantautor de Minnesota, refrendó: "Dylan en realidad es como un elefante en una pieza. Es tan grande como el monte Rushmore y, por lo tanto, es difícil hablar de él".
Durante la hora y media de metraje, Llewyn Davis va y viene en autos que toma a dedo en la carretera. Duerme en buses y en sofás prestados. Nunca se encuentra a sí mismo. Es un personaje torturado y los giros narrativos de la trama parece que también fueran y vinieran. Joel Coen, aprovisionado con humor de sobra, tuvo una respuesta para aquello: "En realidad, esta película no tiene trama. Por eso pusimos al gato".
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