Polémica causa quema y entierro en España de archivos chilenos
<P>El español Miguel Herberg anuncia que destruirá filmaciones que dice haber hecho en Chile entre 1972 y 1974. Cinetecas locales y el Museo de la Memoria niegan su autoría.</P>
El contacto fue Roberto Rossellini. Miguel Herberg llegó a Santiago en 1972 luego que el cineasta italiano le diera la idea y los nombres para acceder a la derecha chilena y filmar cómo preparaban el golpe. Y lo logró. Entre 1972 y 1974 viajó seis veces más. Entrevistó a Sergio Onofre Jarpa, al general Roberto Viaux, a Federico Willoughby y a Augusto Pinochet, de quien consiguió un salvoconducto que le permitió llegar en un helicóptero de la FACh a los campos de detención de Pisagua y Chacabuco, donde entrevistó a los prisioneros. Con esas imágenes armó el documental Chile 73 o la historia se repite, que salvó a varios de la muerte gracias al registro y difusión internacional de sus caras y nombres, lo que impedía que la dictadura negara su responsabilidad si es que los hacía desaparecer. Esta es la historia del español Miguel Herberg, al menos la que él cuenta a los medios y que reafirmó a La Tercera.
¿Quién conoce a Miguel Herberg? Hasta hace dos semanas, al menos en Chile, y con suerte, muy poca gente. Pero la situación está cambiando, rápidamente. El 31 de enero, Herberg subió a su blog un video comunicando su decisión de quemar todas las copias del material que guarda de Chile y sepultar las cenizas junto a los originales. A principios de marzo el canal español RTVE transmitió un reportaje donde Herberg se refiere extensamente al material, a los métodos que usó para filmarlo, a lo que hará con ellos y a las razones para tomar una decisión tan inusual. Y ese video empezó a dar vuelta por las redes sociales. En su blog aparecieron comentarios de chilenos que con espanto le pedían que no destruyera nuestra memoria, y algunos hasta le ofrecían guardarlos. Mientras, unos pocos lo felicitaban por lo que hará.
Antes de prenderles fuego, entre el 19 y el 23 de marzo, Herberg expondrá documentos, fotografías y filmaciones en distintas salas de Salamanca, España. El 23 de marzo en la Universidad de Salamanca dará una charla y mostrará su documental. Esa misma noche lo proyectará por última vez sobre el humo de las copias en llamas. Y el 24 de marzo enterrará las cenizas y los originales en el cementerio de Arte de Morille. ¿Por qué? Herberg descarta que sea por dinero, niega que su reclamo ante "el reinante desinterés por la memoria histórica" venga de la cinta que quería pero no pudo hacer con los presos 37 años después. Desde Salamanca dice que esa película "no es el origen de mis actos. Lo único que pretendo es crear un clima de protesta contra los gobiernos y responsables que tienen a los pueblos en la oscuridad de su memoria".
La memoria chilena no es tan frágil. De hecho, varios recordaron haber visto las imágenes que sepultará Herberg, pero en otro documental: Yo fui, yo soy, yo seré, de los alemanes Heynowski y Scheumann. Eso denunciaron ayer en una carta pública la Cineteca de la U. de Chile, Cineteca Nacional y Museo de la Memoria. El martes 13 la encargada de la Cinemateca del Goethe Institut, Isabel Mardones, había publicado un artículo diciendo lo mismo. Las imágenes son idénticas, ni siquiera lo niega Herberg, pero las versiones son opuestas. Herberg dice que los alemanes se apropiaron de su trabajo, mientras que Mathias Remmert, el productor del documental alemán, afirma que el español sólo era el traductor y que "no hizo ni un texto, ni un montaje". Además de una pregunta abierta, estas dos versiones aseguran que parte de los archivos que serán sepultados seguirán disponibles en el Museo de la Memoria, el Goethe y la Cineteca Nacional, aunque con otro nombre.
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