Policías mexicanos se visten de civil por temor a represalias de narcos

<P>En Tijuana, en el noroeste de México, la reacción ante un ataque es cubrir el número de identificación de las patrullas<B>.</B></P>




Policías que recorren las calles sin uniforme reglamentario para evitar ataques de sicarios. Patrullas con el número de matrícula oculto, deserciones en masa. Miedo y sicosis. Esta es la situación de los policías mexicanos en varios estados del país donde la presencia de los carteles de narcotráfico se nota.

Los secuestros y los ataques con fusiles de asalto o granadas son frecuentes. Las autoridades han dicho que se trata de venganzas entre grupos de delincuentes, pero en ocasiones el objetivo es directamente intimidar a los agentes policiales.

Algo que han conseguido en algunos casos, como en el municipio de Santiago, Nuevo León, en el noreste del país, donde desde el año pasado unos 10 policías fueron asesinados o desaparecieron.

"Hay sicosis en la corporación, se vive una situación caótica y de mucho estrés", asegura Antonio Caballero, secretario de Seguridad Pública del municipio de Santiago.

En 2006, cuando se intensificó la lucha del gobierno contra carteles de narcotráfico, 146 policías de varios niveles murieron en todo el país, según un informe del gabinete de Seguridad Nacional entregado al Senado.

Pero esas estadísticas resultan poco creíbles, y las cifras serían mucho mayores. Conteos de medios locales señalan que sólo en 2009 hubo al menos 500 homicidios de agentes policiales, sobre todo de nivel municipal.

La violencia contra policías ha obligado a improvisar medidas extremas de seguridad entre los mismos oficiales. En Tijuana, en el noroeste de México, la reacción ante un ataque es cubrir el número de identificación de las patrullas, explica Víctor Clark, director del Centro Binacional de Derechos Humanos.

"Este año llevamos 450 policías asesinados en la ciudad. Si seguimos igual es posible que superemos el récord de 2008, cuando hubo 844 oficiales muertos", dice.

Una reacción parecida ocurre en poblaciones fronterizas de Tamaulipas, en el noreste. En Ciudad Miguel Alemán o Río Bravo, por ejemplo, en ocasiones algunos policías recorren las calles sin uniforme y a bordo de vehículos particulares, especialmente en los días en que se intensifica la violencia narco.

Lo mismo ocurre en Santiago, Nuevo León, aunque según el secretario de Seguridad se debe a que los policías no tienen uniformes nuevos.

Pero el miedo les obligó a cambiar algunos hábitos. "Solían llegar a su turno con el uniforme puesto, pero ahora todos lo hacen vestidos de civil. Y ninguno se va a casa con la ropa de policía", reconoce la autoridad.

Deserciones

Una consecuencia más del temor a ataques es la deserción masiva de policías, como ha ocurrido en municipios de Michoacán, Sinaloa, Chihuahua, Nuevo León o Coahuila.

En Santiago, por ejemplo, sólo hay un promedio de 10 policías activos por cada turno, asignados a la seguridad de 64.000 personas.

Y a veces son menos, dice Antonio Caballero, sobre todo cuando secuestran o asesinan a algunos de sus compañeros.

De acuerdo con analistas, muchos policías desertan por miedo, pero otros lo hacen para evitar su arresto por mantener vínculos con bandas criminales.

En México hay unos 400.000 policías de todos los niveles. Esta fuerza supera el número de tropas del Ejército, que es de unos 300.000 efectivos, según los cálculos entregados por las autoridades mexicanas.

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