Por qué aún no se estrena en Chile la película del año

<font face="tahoma, arial, helvetica, sans-serif"><span style="font-size: 12px;">Chile es el último país donde se estrenará en los cines Boyhood, película considerada un hito del cine contemporáneo, la más segura triunfadora en los Oscar y exhibida hace varios meses en el resto del mundo, Latinoamérica incluida. Su retraso, una decisión de la distribuidora local que posee sus derechos, sirve para entender algunas claves del negocio.&nbsp;</span></font>




Boyhood es la más seria candidata a ganarse el Oscar a mejor película, y varios otros más, pero acotar su éxito a los resultados que pueda obtener la noche del 22 de febrero próximo en el teatro Kodak de Los Ángeles es un ejercicio bastante incompleto. Primero, porque su arrastre viene desde muchísimo antes. Desde que fuera estrenada -hace un año- en los festivales de Sundance y Berlín, comenzando un recorrido lleno de premios y aplausos de la crítica, que la ungió a la hora de los balances como la película del año. Y segundo, por la cualidad de hito cinematográfico que le da ser el resultado -resultado virtuoso- de 12 años de filmación, pensados para que experimentemos en pantalla el crecimiento en igual período de tiempo de un mismo niño-actor; algo que, acotado a un largometraje, nunca se había viso. Es decir, su efecto irá mucho más allá de los aplausos de una temporada o del Oscar que pueda o no ganar.

Lo curioso es que, salvo Chile, todo el mundo ha podido participar de la obra del director Richard Linklater. En países como Estados Unidos, Inglaterra o Alemania se estrenó en los cines en julio de 2014. En otros como España, Grecia, Australia y Perú, en septiembre. En Brasil, Colombia y Argentina lo hizo en octubre. A otros llegó tarde, pero llegó, como a México, que la tiene en cartelera desde principios de este mes. En Chile, descontando su exhibición en el Festival de Cine Wikén, tiene fecha de estreno en salas para el día 26 de febrero, lo que nos deja nada menos que como el último país del mundo adonde llegará una película que incluso ya está editada en formatos domésticos  -Blu ray, DVD y streaming- en el hemisferio norte. Por lo mismo, ya se encuentra en tiendas chilenas que se dedican a la venta de películas importadas.

La elección de una fecha de estreno es algo que les compete a las distribuidoras, empresas que se dedican a comprar los derechos de exhibición para luego ofrecer las cintas a las salas de cine. “El caso de Boyhood demuestra la estructura añeja de las distribuidoras de cine en Chile”, dice Raúl Camargo, director del Festival de Cine de Valdivia. “Secuestran las películas que tienen, son bastante timoratos y terminan lanzándolas cuando la gente ya las vio. Chile pasa a ser una suerte de vergüenza internacional, porque probablemente Boyhood durará una semana en cartelera”, agrega.

“Es una estafa”, protesta también Diego Muñoz, crítico de cine conocido como Hermes y autor del libro de reseñas Flims (2014). “Lo malo es que todos los fanáticos de Linklater y cinéfilos que habrían pagado gustosos una entrada el día del estreno, ya vieron la película descargada de internet”, observa.

Gianni Gentili, gerente general de Andes Film, la distribuidora de Boyhood en Chile, dice que la decisión de estrenarla a finales de febrero responde a algo netamente comercial: a que más gente irá a verla después de los Oscar, donde seguro obtendrá una buena cosecha.

¿No le importa quedarse sin el público que, ante tanta demora, pierde la paciencia? “Si yo me guío por los cinéfilos que irían a ver esta película, que pueden ser cuántos, mil, dos mil, comercialmente yo no debería estrenar la película. Si espero los Oscar y todo el ruido que generan tengo la posibilidad de ampliar el público”, responde.

A Gentili no le inquieta que Chile quede a la cola en esta oportunidad, porque concibe a nuestro mercado como uno particular, además de pequeño. ¿Estrenarla antes y reestrenarla después, como se estila? Dice que estamos en meses muy copados de estrenos. “Esta es una película larga, que no es fácil para el mercado chileno y meterla en un ambiente tan competitivo es complejo”. (Las películas, como en los premios, compiten en las salas entre sí por espacio; si una película anda muy bien, sigue en cartelera; si la ve muy mal, sale).

Su estrategia -afirma- es muy similar a la que usaron para Dallas Buyers Club (o El club de los desahuciados), estrenada en marzo 2014, con algunos Oscar en su afiche. “La gente la fue a ver en masa”, dice.

Camargo, que dirige un festival que moviliza anualmente cerca de 20 mil personas, pareciera ver más que un acotado grupo de cinéfilos en Chile. “Hay un público ávido de estas películas, lo demuestran los festivales, las descargas, las ventas de Blu ray”, afirma. Y deja una inquietante reflexión: “Lo lamentable es que el caso Boyhood es un caso entrecomillas virtuoso, porque igual se va a estrenar en salas. Mientras que otras películas en Chile ni siquiera tienen esa suerte”.T

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