¿Por qué nadie ha logrado reparar el ex Hotel Bristol?
<P>Ubicado frente a la Estación Mapocho, el Bristol fue el principal alojamiento para los extranjeros que llegaban a Santiago a comienzos del siglo XX. Pero en 1987 cerró y pasó a ser ocupado por la Municipalidad de Santiago. Hasta hoy, se siguen acumulando proyectos para reutilizarlo. </P>
A COMIENZOS del siglo XX, llegar hasta Santiago desde el extranjero era una empresa fatigosa. Había que viajar semanas o meses en barco hasta Valparaíso, para luego tomar un tren que demoraba seis horas en llegar a la Estación Mapocho. En esos años, esta era la principal puerta de entrada para los extranjeros, los que luego de una extenuante travesía buscaban un buen alojamiento antes de conocer las atracciones de la ciudad.
El ex Hotel Bristol, ubicado al costado derecho de la estación en la calle Balmaceda, era ese lugar. Diseñado por el arquitecto español José Forteza Ubach -el mismo del Palacio Undurraga-, comenzó a ser construido en 1913, año en que fue inaugurada la Estación Mapocho. "Estuvo terminado dos años más tarde y su construcción tiene que ver con que se necesitaba un lugar para alojar a los visitantes extranjeros que venían a conocer una capital renovada luego del Centenario de la Independencia", explica Valentina Rozas, investigadora del Laboratorio Ciudad y Territorio de la UDP.
Con sus 50 habitaciones, fina cocina y pasillos alfombrados, logró transformarse en un espacio de lujo, incluso, recomendado por guías internacionales de la época.
El problema es que su esplendor estuvo siempre asociado con la circulación que tenía la Estación Mapocho. Por lo mismo, cuando se inauguró el aeropuerto de Cerrillos, en 1935, los turistas simplemente dejaron de llegar a Santiago por tren. Entonces, el Bristol bajó su demanda y debió subsistir con turistas nacionales. Algo que le hizo perder su esplendor y lo forzó a pasar por varios dueños, mientras que el sector -que históricamente fue el límite entre el Santiago urbano y La Chimba, el barrio más liberal de la ciudad- fue tornándose más bohemio. "Las habitaciones fueron alquiladas en ese entonces como pequeños departamentos. En uno de ellos vivió Pablo de Rokha en los años 60", comenta Carlos Torres, arquitecto de la Universidad Andrés Bello (Unab) y estudioso de la historia del Bristol. "La estrecha relación entre el hotel y la estación es tal, que cuando (ambos hitos) se cerraron en 1987, el elegante edificio tuvo que esperar cuatro años para ser comprado", agrega Rozas.
Hoy, el viejo inmueble es un edificio deteriorado, donde operan algunas oficinas de la Municipalidad de Santiago, la que lo compró en 1991. En ese período, muchos de sus ornamentos, como cuadros y la grifería de los baños, fueron robados. Actualmente, varias grietas se dibujan en las paredes, mientras que el ascensor dejó de funcionar hace rato: los vecinos que acuden a realizar trámites deben subir por las escaleras.
Pero desde que pertenece al municipio, interesados por recuperar el edificio no han faltado: universidades y arquitectos han propuesto transformarlo en un centro juvenil, reponer su fachada o restaurarlo para instalar oficinas culturales en su interior. De hecho, cuando se supo que el trazado de la autopista Costanera Sur pasaría por Balmaceda, se hicieron gestiones para que el edificio fuese declarado monumento histórico. "Como la calle tiene cerca de 25 metros de ancho y la autopista necesita 40, para ampliarla se tendría que haber expropiado el Bristol", explica Sandra Gysling, del Departamento de Obras de Santiago. "Por eso nació la idea proteger el edificio y declararlo monumento, lo que se logró en 2007. Ahora, cuando se haga la Costanera Sur por ese sector, deberá ser subterránea", agrega.
¿Por qué, a pesar del interés que suscita el edificio, no ha logrado que se desarrolle ningún proyecto? Según María Paz Troncoso, directora de Secretaría de Planificación del municipio, esta situación se debe a la falta de un modelo de gestión: muchas propuestas se enfocan en la restauración y no en el uso que se le dará al inmueble. "A diferencia de otros hitos de la capital, como los museos, no existe un propósito definitivo para el ex Bristol. Por eso, una manera de rescatarlo es licitarlo a privados y que vuelva a ser utilizado, pero como hostal para jóvenes turistas. Según algunos estudios que realizamos, no hay muchos alojamientos de esas características en el sector", explica.
Pero la municipalidad ya ha realizado dos licitaciones y en la primera sólo llegó una oferta (y se declaró desierta), y en la segunda, que se realizó el mes pasado, no llegó nadie.
Otra es la opinión de Ramón Gutiérrez, quien vive en un edificio de Av. General Mackenna, frente al hotel. "Hay muchos 'lanzazos', la mayoría en calle Bandera y Puente. También, mucha prostitución e inmigrantes. Existen lugares turísticos acá, como el Mercado Central, pero falta mayor seguridad. Nadie va a querer invertir acá si a la gente la pueden asaltar", comenta.
La doctora en Historia de la Universidad de Chile Javiera Carmona asegura que para que el barrio y el ex elegante alojamiento sean parte del mapa turístico de Santiago, no basta con una planificación urbana, sino que es necesaria una ingeniería social. "En la medida en que se sigan desarrollando proyectos inmobiliarios, llegará gente con más recursos y se producirá un desplazamiento de los actuales habitantes del sector. Así será más fácil poder iniciar la recuperación del edificio", comenta.
De hecho, Troncoso reconoce que en los sitios eriazos que están detrás del inmueble -y que pertenecen a privados- ha existido interés por levantar edificios. "De hecho, estamos realizando estudios de factibilidad para construir estacionamientos subterráneos", comenta María Paz Troncoso.
Ella explica que lo más seguro es que la municipalidad intente por tercera vez licitar el uso de este hito arquitectónico, pero destaca que hay otras posibilidades de inversión. "En abril del próximo año el Observatorio de Ciudades de la UC entregará su Plan Maestro para realizar inversiones en el barrio Mapocho-La Chimba. Quizás ese documento incluya un nuevo uso para el Bristol", explica.
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