Prejuicios frente al financiamiento privado




Señor director:

Este gobierno se ha empeñado en demonizar lo privado. Hoy vemos a la ministra de Salud diciendo que el gobierno pondrá fin a la alianza público-privada en el programa Elige Vivir Sano. Quizás estima que el Estado todo lo puede, pero no veo qué hay de malo en la participación controlada de las empresas privadas que creen en estos proyectos porque comparten su finalidad.

Tras esta decisión del Ejecutivo vemos el mismo prejuicio ideológico de creer que lo bueno se identifica con lo estatal y lo malo con lo privado. Un prejuicio que hemos visto en las medidas adoptadas por el gobierno, por ejemplo, en educación, donde se busca suprimir la participación de los sostenedores. También está presente en las AFP, donde la solución a las bajas pensiones es crear una AFP estatal.

Los hospitales concesionados han sido tratados como un pecado original (los hacen ver como si fuesen clínicas privadas), cuando en realidad estamos hablando de poder hacer mejoras sustanciales en infraestructura, que serían reguladas por el Estado. ¿No es así como logramos tener un país conectado por sus autopistas en los años 90? ¿Es la estatización  la única forma de hacer las cosas bien?  No lo creo.

Izquierdas y derechas entienden que las diferencias sociales son un escándalo. Todos queremos un país más igualitario y con menos abusos. Pero nos siguen poniendo al frente la falsa disyuntiva de que sólo hay buenos y malos.

Las formas de abordar los problemas no pasan por demonizar a unos, sino por la sana colaboración de todos. Sí, hay que controlar los abusos, pero no hay que ponerle tanta bencina a una hoguera que sólo crea más odiosidades.

Magdalena Bernstein

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