Preparan filme sobre el hijo de Manuel Guerrero, una de las víctimas del caso degollados
<P>El documental de Sebastián Moreno se estrena en noviembre, en el Festival de Amsterdam, el más importante del mundo.</P>
La noticia de tres militantes comunistas que el 30 de marzo de 1985 fueron encontrados degollados en Quilicura lo sorprendió rumbo al colegio. El cineasta Sebastián Moreno tenía 13 años cuando oyó el reporte de Radio Cooperativa. "Era de esos dolores que había que guardarse para no correr peligro", cuenta el realizador sobre aquel archivo de audio que 26 años más tarde desempolva para contar la historia del sociólogo Manuel Guerrero Antequera, hijo del profesor Manuel Guerrero Ceballos, quien murió a manos de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (Dicomcar), junto a Santiago Nattino y José Manuel Parada.
Titulada Manuel, la cinta narra el largo camino de un hombre por ganarle la batalla al dolor. El largometraje se estrena en noviembre, en uno de los festivales de documentales más importantes del mundo (Idfa), para luego arribar a salas chilenas. Y muestra a Guerrero Antequera en su rol de hijo, padre, amigo, esposo y actual concejal de Ñuñoa, contrario a la energía nuclear y a la guerra en Libia.
"Hubo un sueño recurrente en mi vida. Siendo niño, era conducido por un comando de seguridad hasta el borde de una piscina. Frente a mí, había una hilera de personas que iban a ser fusiladas. Todas esas personas eran mi madre. Yo estaba obligado a señalar a la verdadera", cuenta Guerrero Antequera
"Manuel tiene 40 años, pero parece haber vivido 200. Le tocó estar en Chile, salir, retornar, el asesinato de su papá y luego irse a Alemania. Allá no sólo es testigo de la caída del Muro de Berlín, sino que deja la militancia comunista y cree necesario luchar por la democracia en la RDA, donde se topó con otro autoritarismo", dice el director del documental La ciudad de los fotógrafos. "Vi en Manuel un ejercicio que siento que no se ha hecho como país. ¿Es posible dejar de ser víctima sin olvidar? ¿Dejar atrás la inflexibilidad de ciertas izquierdas?", se pregunta el documentalista. Las respuestas se las traspasa al público durante 80 minutos.
Moreno y Guerrero Antequera se conocieron en 2008, cuando el primero exhibió un video sobre el caso Degollados en la velatón que los deudos realizan todos los años en El Vergel con Los Leones, esquina desde donde los profesionales fueron secuestrados. "Fue entonces que me atreví a preguntarle por qué los habían matado", explica el realizador que, además, había leído en una entrevista que uno de los verdugos de Guerrero Ceballos, el ex militante comunista Miguel Estay Reyno, alias "El Fanta", quería reunirse con el hijo de su víctima. Moreno sintió que debía llevar esta historia a la pantalla. "Me di cuenta de que mi padre estaba lleno de heroísmo, pero también de fragilidad, que no era sólo el mártir, sino también la ausencia y la fractura", confiesa Guerrero.
Sillas vacías
La última vez que Guerrero Antequera besó a su padre fue en las puertas del Colegio Latinoamericano de Integración. Era la mañana del 29 de marzo de 1985 y éste le contó que habían secuestrado a un grupo de profesores de Asociación Gremial de Educadores de Chile (Agech). "Los aprehensores les preguntaron por mí", le advirtió a su hijo de 14 años. El muchacho le rogó que se fuera del país, pero el dirigente decidió quedarse.
Media hora después vino su secuestro, cerca del colegio. El chico logró salir de clases e ir a Radio Cooperativa, denunciando al aire que había escuchado frenazos, ruidos de bocinas y helicópteros. Después se sabría que Carabineros de Chile detuvo el tránsito en el operativo para capturar a Guerrero Ceballos y José Manuel Parada. Detenidos junto a Santiago Nattino, los tres fueron torturados con golpes de electricidad, culatazos en la frente y quemaduras de cigarrillos. Al día siguiente, un campesino encontró los cuerpos degollados en el kilómetro 18 de Américo Vespucio Norte, lugar donde hoy los recuerdan tres sillas gigantes.
"Manuel no había podido llorar y en el documental hizo catarsis. Visitamos los lugares donde viajó con su padre y se reencontró con viejos amigos", explica Moreno sobre un rodaje que se realizó en Hungría, Suecia, Alemania y Rusia. Todos, países que habían recorrido luego de que Guerrero Ceballos sobreviviera a una detención previa del Comando Conjunto en 1976. Durante las torturas, el dirigente reconoció la voz de de su correligionario "El Fanta".
El matrimonio Guerrero Antequera se refugió en Hungría, pero luego se separó. "Verónica decide abandonar a su marido, pero el partido, que ya comenzaba a ver en su hijo a un sucesor, interviene y le quiere quitar a los chicos. En la desesperación, ella inventa unas vacaciones a Roma y se va con ellos", revela Moreno.
Sólo en 1982, en Barcelona, el padre vuelve a verlos y deciden retornar juntos a Chile.
El realizador reconoce que hizo las gestiones para reunir a su protagonista con su ex camarada y verdugo Miguel Estay Reyno, encerrado en Punta Peuco. "No quería perdonarlo, sino mirar lo que mi papá había visto antes de morir. Al final, él se negó a hablar en cámara", explica Manuel sobre "El Fanta", que en el 85 colaboró en el asesinato de Guerrero.
Con música del destacado compositor y cantautor nacional Manuel García, el largometraje-documental puede hasta tener un efecto terapéutico. Tras la pérdida, Guerrero Antequera se casó y fue padre de tres hijas. También se bautizó.
Actualmente, ve en la oración un espacio parecido al diálogo silencioso que practica con su padre. "Siento que mi papá vuelve como esa figura bíblica que dice que Dios se aparece como un ladrón en la noche. Lo veo en la calle cuando alguien usa su misma colonia, cuando miro la Luna o me afeito. Nos parecemos, aunque él a mi edad ya estaba muerto", suspira Manuel.
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