"¿Qué pasa si matan a Pinochet?" "El ataque refuerza a Pinochet"
"El sucesor inmediato de Pinochet sería el almirante Merino, según la Constitución de 1980, pero pensamos que muy probablemente poco después un general de Ejército, posiblemente uno traído de un retiro relativamente reciente, completará el período de Pinochet en el poder", señala el segundo párrafo de un informe enviado desde la embajada de Estados Unidos en Santiago en enero de 1987 -cuatro meses después del atentado fallido- bajo el título: "¿Qué pasa si matan a Pinochet? Escenarios sobre la sucesión presidencial".
En las nueve páginas del documento catalogado como "secreto" y enviado a Washington con copia a los comandos Sur y Atlántico de las Fuerzas Armadas se asegura que "el Frente Manuel Rodríguez planea intentar nuevamente matar a Pinochet. Si bien él es menos vulnerable que antes debido al aumento de las medidas de seguridad, su asesinato está lejos de ser una posibilidad remota". El mensaje sugiere, en todo caso, que de producirse esa eventualidad "habrá, sin duda, una atmósfera más liberal en el país a largo plazo, a menos que un 'clon' de Pinochet tome el poder".
Según la embajada de Estados Unidos, tras una eventual muerte de Pinochet, la Junta "intentará mostrar unidad y decisión en ese momento crítico y que el futuro presidente sea una persona estrechamente identificada con el régimen militar, que entienda la mente militar y las instituciones, lo que significa que estarán de acuerdo en que sea un militar activo o recientemente retirado". Pese a ello, el análisis no descarta que "las ambiciones personales, los equilibrios de poder institucionales y otros temas harán más difícil alcanzar un consenso".
El informe firmado por el embajador Harry Barnes -quien dejaría la embajada el año siguiente- agrega que "el almirante Merino tiene la ambición de ser elegido presidente, pero no está claro si la Armada va a querer ser vinculada tan estrechamente con las decisiones políticas del régimen". Además, precisa que tanto la Armada como la Fuerza Aérea y Carabineros "verán este momento como la oportunidad para terminar con el dominio indiscutido del Ejército en el gobierno, rechazando nombrar al miembro de la Junta Humberto Gordon (segundo en la jerarquía militar) o al vicecomandante del Ejército Santiago Sinclair o a cualquier otro oficial activo".
En otra parte, Barnes señala que pese a que "algunos en la oposición piensan que si Pinochet muere, el régimen militar podría colapsar, (…). En nuestra opinión esa mirada es peligrosamente equivocada". La embajada advierte que tanto los militares como la derecha están determinados a "no permitir que cambie el régimen sin garantías satisfactorias de una serie de temas como la impunidad por violaciones a los derechos humanos, propiedad privada, el rol del Partido Comunista y el rol en el período de transición política de los militares". E incluso no descarta que la cúpula militar del régimen sea desplazada por un militar de línea dura de rango más bajo.
Pese a lo anterior, y a que no descartaba que, por ejemplo, el general Sinclair lograra imponerse y ser nombrado presidente por la Junta, el embajador Barnes estimaba que el escenario más probable tras un eventual asesinato de Pinochet era que la Junta designara probablemente al ex teniente general César Benavides, "que era muy bien considerado por sus colegas de la Junta, antes de que Pinochet lo sacara, y es muy respetado dentro de los círculos militares". En todo caso, el embajador hacía también una advertencia al final: "(Benavides) no tiene ni la edad (ahora de 74 años) ni la personalidad para gobernar un período de transición de más de uno o dos años".
"El ataque reforzó políticamente a Pinochet contra sus críticos entre los militares, que se oponen a su reelección", señala un informe de situación elaborado por la oficina de la CIA en Santiago y enviado a Washington dos días después del atentado. El documento, de tres carillas y cuya última parte aparece en negro junto a la leyenda "a solicitud chilena", asegura que "sus críticos al interior de la Junta, que han bloqueado varios intentos de reimponer el estado de sitio, esta vez tendrán que ceder". Sin embargo, agrega que este nuevo escenario para Pinochet podría durar poco, porque "la mayoría de los oficiales militares sigue comprometido con la restauración de un gobierno democrático en 1989. Algunos altos oficiales probablemente volverán a insistirle que sea más flexible políticamente y que se comprometa con dar un paso al lado al final de su período, si mantiene el estado de sitio por muchos meses".
El informe catalogado como "Top Secret" agrega que "el ataque y otros actos de violencia del Frente probablemente son parte de un plan para demostrar que aún sigue siendo poderoso pese a la incautación de armas (en Carrizal Bajo)", aunque precisa que la acción "pudo no haber sido aprobada" por el Partido Comunista, que según sostiene la CIA "está teniendo dificultades para controlar a los activistas del Frente Manuel Rodríguez". "Ellos (el PC) ciertamente se oponen a cualquier plan del Frente para repetir el ataque contra Pinochet pronto", asegura el informe de la CIA, en el que se agrega que el grupo tendría alrededor de 1.000 miembros, ubicados principalmente en Santiago y en otras dos o tres ciudades.
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