Quidam: zambullida en la imaginación
<P>El espectáculo más emotivo que haya presentado Cirque du Soleil en Chile se estrena el 13 de julio en el Parque O´Higgins. Acrobacias, malabarismos y contorsiones trae el show que relata el viaje de una adolescente descontenta que se sumerge en un mundo de fantasía.</P>
Una niña llena de energía y unos padres que apenas le prestan atención. Quidam, el nuevo espec-táculo de Cirque du Soleil que aterriza el 13 de julio en Chile, comienza con escenas tristes de la pequeña Zoé viendo el tiempo pasar junto a sus indiferentes padres. Hasta que la llegada de un personaje sin rostro le abre las puertas a un mundo lleno de maravillas.
Después de las exitosas presentaciones en Chile de Saltimbanco, en 2006, y luego Alegría, en 2008, Cirque du Soleil vuelve a Latinoamérica con uno de sus espectáculos más populares. Creado en 1996, Quidam conserva el estilo que inauguró Alegría: espectáculos con historias emotivas, en las que hay un mayor desarrollo de una trama. Pero el que viene "es un show más teatral que otros que se han visto en Chile. Hay quienes lo describen como oscuro, pero yo en realidad prefiero decir que es más emocional: habla mucho más de sentimientos", explica Robert McKenzie, director general del montaje que durante junio se presentó en Buenos Aires.
En la obra, lo central es el conflicto de Zoé. "Es una adolescente que quiere vivir en un mundo de fantasía, producto de las diferencias que tiene con sus padres", explica McKenzie. Su descontento es lo que le permite el acceso al mundo de fantasía, pero también es lo que la ayuda a reencontrarse con sus padres, que tras su desaparición la buscan desesperadamente.
Quidam, bautizada así por la palabra francesa que se refiere al transeúnte anónimo, llega a Chile en medio de una gira latinoamericana que marca la última etapa de sus presentaciones en la gran carpa Big Top, de 50,5 metros de diámetro y 2.500 personas de capacidad. El show moviliza un total a 140 personas, de 22 nacionalidades (hay un chileno: el técnico de iluminación René Peñaloza), y demora ocho días en instalarse, considerando la carpa mayor, las tiendas más pequeñas de entrenamiento y cocina, además de otras instalaciones (ver recuadro en página 64), como oficinas y colegio. Luego de esta última serie de presentaciones, se le adaptará para ser mostrado en recintos cerrados de menor capacidad.
Con 14 años de gira, el espec-táculo llega a Chile con un montaje que casi no ha sufrido cambios desde su creación por el belga Franco Dragone, tradicional colaborador del circo canadiense. "Los mayores cambios que solemos tener son debido a las lesiones. No es algo de lo que nos guste hablar mucho, pero determina el recambio de artistas y las mayores transformaciones. En este momento, por ejemplo, tenemos tres lesiones en recuperación intensa en Montreal", explica McKenzie.
Pero el show continúa, pese a los accidentes. El que se presentará en el Parque O´Higgins tiene a 51 personas sobre el escenario, con edades que van de los 13 años y que promedian los 28, y que se desempeñan como bailarines, contorsionistas, payasos, actores, gimnastas, músicos y más. Tal como ya es símbolo de Cirque du Soleil, provienen de todo el mundo: desde los rusos que participan de saltos y pirámides humanas, a las niñas chinas que forman parte del grupo de Diábolos, además de canadienses, brasileños, argentinos, estadounidenses y más, cada uno protagonizando números de su especialización y luego apareciendo intermitentemente a través de la función.
Quidam también estrena una tecnología inédita para espectáculos del circo canadiense. Se trata de un teleférico de 36,5 metros de longitud y cinco rieles, que se eleva 10 metros por sobre el escenario y permite que personajes se trasladen por el aire, aparezcan en el escenario desde el techo y se posen encima del público. Así, se pueden realizar imágenes de inspiración surrealista, que en ocasiones recuerdan a cuadros de René Magritte y André Breton: mobiliario que se eleva en el aire, sombreros que flotan sobre una cabeza ausente y personajes que vuelan y desaparecen entre sombras.
Utilizando la nueva estructura, y sobre todo gracias a la agilidad, fuerza y técnica de los artistas, se montan números espectaculares y, muchas veces, de alto riesgo. Están osados lanzamientos desde pirámides humanas, las perfectas contorsiones en altura y, sobre todo, la fuerza y concentración de La Visión, un impactante acto de equilibrio en que dos personas ejecutan posiciones que desafían la gravedad.
Descrito como el "trabajo más terrestre" de Cirque du Soleil por el diario argentino Clarín y aplaudido como un espectáculo de "precisión absoluta" por Folha de Sao Paulo (una de las muchas ciudades brasileñas donde itineró durante todo 2009), en ambos países se destacó su historia algo más adulta y pausada. Pero no por ello es un show solemne: el humor y el ingenio están a cargo del presentador y el payaso, quienes aparecen en varias ocasiones durante el show. Es más, exigen una gran participación del público. Así que bien vale la advertencia: si no se quiere ser víctima de la espontaneidad del circo, hay que evitar los pasillos. O bien, estar dispuesto a subirse al escenario.
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