"Para ganar la guerra, era ventajoso tener al frente a una máquina insensible como Hitler" Antony Beevor, historiador británico y autor de libros sobre la Segunda Guerra: La vanidad de los líderes

<P>A 65 años del &quot;Día-D&quot;, que cambió el rumbo del conflicto, el investigador inglés acaba de lanzar un libro sobre lo que sucedió a partir del desembarco en Normandía. Según Beevor, &quot;no se puede ocultar un hecho tan grave como que murieron en esa guerra más civiles franceses a manos de los aliados que británicos a manos de los alemanes&quot;.</P>




Antony Beevor es uno de los historiadores contemporáneos más prestigiosos. El intelectual británico y ex militar es autor de cuatro novelas y varios libros de historia importantes, entre ellos "La Guerra Civil Española", "Berlín 1945. La Caída", "Stalingrado" y "D-Day: The Battle for Normandy", que apareció esta semana. Un libro controvertido que reexamina la invasión aliada de Normandía que inició la etapa final de la Segunda Guerra Mundial. En el aniversario número 65 del Día-D, que se celebra en Europa con la presencia de Barack Obama, Beevor reflexiona sobre el significado de aquel acontecimiento.

Usted denuncia que el bombardeo aliado de Caen, ciudad francesa clave para el plan de invasión de Normandía, fue casi un crimen de guerra. ¿A qué se refería?

A que se cometieron enormes errores. Los bombardeos de Caen a manos de los británicos, tanto el día de la invasión como un mes después, implicaron una brutalidad innecesaria y contraproducente. Se asumió absurdamente que los civiles habían sido evacuados cuando no había por qué suponer eso. Murieron más de dos mil el primer día. Luego, los errores que prolongaron la operación costaron decenas de miles de muertos.

¿Por qué era importante Caen?

Estaba en el flanco oriental de las playas normandas y por allí pasaban las rutas y puentes estratégicos. Era la ciudad clave. El mariscal Bernard Montgomery quería capturarla el mismo Día-D, pero los aliados se tardaron dos meses en controlarla. Y eso fue una carnicería. Cuando capturaron la ciudad, los aliados habían perdido 50 mil hombres.

¿Qué errores estratégicos se cometieron?

El plan del mariscal Montgomery era invadir Caen, avanzar hasta Falaise y luego ir directo a París, pero no pudo hacer eso y el plan fue totalmente bloqueado por los alemanes.

Usted lo ha comparado con Stalingrado. ¿Qué quiere decir?

Que el bombardeo, en lugar de destruir las posiciones alemanas en las afueras, destruyó la ciudad, dejándola en escombros. Y por eso se dificultó tremendamente el avance aliado. Lo mismo pasó en Stalingrado, donde los bombardeos alemanes dejaron la ciudad en escombros.

¿Cuál fue la consecuencia para la guerra?

Que todo se retrasó y el costo mayor fue para los franceses, que sufrieron lo indecible. Los bombardeos previos de los aliados ya habían costado unos 15 mil muertos. Luego en las semanas posteriores al Día-D murieron otros 20 mil.

Se dice que usted se ha sumado a ciertos historiadores norteamericanos que buscaron siempre minimizar el papel británico en la invasión de Normandía.

No, yo reconozco el heroísmo británico, pero no se puede ocultar un hecho tan grave como que murieron en esa guerra más civiles franceses a manos de los aliados que británicos a manos de los alemanes. Y de eso no sólo la Fuerza Aérea británica, sino todos los aliados fueron responsables.

¿Cuántos civiles franceses calcula que murieron?

Unos 70 mil.

¿En qué basó su investigación?

No la basé principalmente en los testimonios actuales de los sobrevivientes porque en mi experiencia esos recuerdos de medio siglo son sumamente borrosos. Usé cartas, diarios, testimonios escritos de la época, es decir material muy fresco e inmediato, mucho de él escrito por mujeres francesas que eran testigos directos.

¿Usó versiones oficiales?

Las revisé pero les doy poco crédito: son muy mentirosas.

Usted dice que el fracaso del atentado contra Hitler en julio fue una bendición para los aliados. ¿Por qué?

Porque en última instancia, a pesar de los errores, para el éxito de Normandía era indispensable que los alemanes siguieran actuando con la rigidez autoritaria y la falta de deliberación reflexiva del sistema nazi. Era ventajoso tener al frente a una máquina insensible como Hitler para ganar.

¿Cuál es el aporte nuevo que usted cree haber hecho de este tema?

Demostrar que la ferocidad y padecimientos relacionados con Normandía son comparables a los del frente oriental de la Segunda Guerra, que hasta ahora era el símbolo del mayor sufrimiento de esa conflagración. Se habla de la invasión como de una operación fácil y exitosa. La ocupación de las playas lo fue, pero de inmediato eso se convirtió en una guerra de trincheras atroz.

Usted también habla de la vanidad de los líderes, que jugó un gran rol.

Sí, pero también de cómo el sistema democrático obligó a esos líderes que se creían invencibles a hacer concesiones. Eisenhower era constanemente cuestionado por su propia gente. La vanidad de De Gaulle, que operaba desde Londres para coordinar con la Resistencia francesa, era la mayor. Los ingleses tuvieron que demostrarle con hechos que sus códigos eran fácilmente descifrables. Churchill era, por supuesto, un semidiós. Pero tenía que aceptar la humillación de ceder ante los norteamericanos. Hitler no tenía ninguno de estos problemas, por supuesto.

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