Reconocido club de fiestas electrónicas en Bellavista baja el telón

<P>El club La Feria abrió hace 15 años y se convirtió en un referente de la electrónica en la capital, junto a la Oz. </P>




Pocos saben que uno de los clubes más emblemáticos de la escena electrónica de Santiago comenzó como un bar clandestino en el barrio Yungay. En 1996, los socios y primos Cristián Poblete y Carlos Cornejo transformaron una antigua fábrica de botones, ubicada en avenida Portales, en la primera versión de La Feria. Dos años después inauguraron otra similar en Bellavista, que hoy cierra sus puertas después de 15 años de funcionamiento.

Los primeros pasos de La Feria fueron en Yungay. "Allá era más bien un bar de amigos, gente conocida y donde se escuchaba música electrónica, poco habitual en el Santiago de entonces", recuerda Cristián. Pero la casa que habitaban ahí se quemó, y esa fue la razón del traslado del club a la calle Constitución, en Bellavista. "Había sido sede del sindicato de la Editorial Quimantú, visitada por Pablo Neruda, y, luego, un cine clandestino", cuentan los dueños.

Para habilitarla, la decoraron en sus dos pisos con sofás de felpa roja y unas lámparas coloradas que se convirtieron en un ícono del espacio. "Le daban un aire a cabaret trasnochado con luz tenue", dice Carlos.

Desde que se abrió, con una capacidad para 300 personas, los seguidores de la música eléctronica hacían fila para disfrutar de los mejores DJs. Algunos chilenos, como Luciano, Ricardo Villalobos y Marcelo Umaña, e internacionales, como Miss Honey Dijon y Kevin Yost.

Pasar por el filtro de la entrada de La Feria no era cosa fácil. Ahí estaba Pedro Vargas, el emblemático portero del lugar. "El profesionalizó el acceso", dice Cristián.

Por ahí desfilaban modelos, guionistas de TV, artistas, rostros de teleseries y teatro. "Los últimos años vinieron a carretear los miembros de bandas como Radiohead, Morcheeba y Placebo, y el cantante Gustavo Cerati", dice Carlos. Según él, solía llegar tanta gente que "hasta las paredes transpiraban".

Semillero de DJs

Las primeras noches de fiesta duraban, incluso, hasta las 7.30 de la mañana. "Hasta que se acababa la euforia", recuerda el dueño. Y había un trago de la casa: vodka belga, marca Aslanov, de grosellas negras. "El tamaño era realmente grande, verdaderas piscinas de alcohol", se ríe.

La Feria fue, además, un semillero de artistas nacionales, como José Luis Ordenes, alias DJ Umho. "Siempre iba a bailar y mi sueño era tocar en ese escenario", dice. Hasta que, en 2003, hizo un warm-up (teloneo) al famoso DJ suizo Tony Mass. Lo escucharon los dueños del local y al poco tiempo debutó. "La Feria fue mi escuela, mi casa, mi club. No sé qué voy a hacer ni dónde habrá cabida para la música under", se lamenta. De hecho, esta noche, Umho será parte del grupo de DJs que despedirá al club en la última fiesta.

"Pese a que el negocio siempre llegaba a números azules a fin de mes, hace un año apareció un comprador, al que le otorgamos la patente y el arriendo. Pero nosotros no tenemos intención de que La Feria siga existiendo. Llega hasta acá", dice Poblete.

A partir de febrero, la productora de fiestas electrónicas Santiago Beats será la nueva gestora del lugar. "Tiene tanta historia y han pasado tantos DJ de todo el mundo, que sentimos la responsabilidad de mantener la escena electrónica allí. Vamos a actualizar el lugar, pero mantendremos su esencia. A mediados de marzo reinauguraremos con alguna sorpresa", adelanta Ignacio Aguirre, uno de los dueños de la productora.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.