Recrean ruta de colonos alemanes en Puyuhuapi

<P>Empresa de excursiones realiza un recorrido turístico por la antigua senda utilizada por los inmigrantes que poblaron esa zona de Aysén a partir de 1935, donde se abrieron camino en el bosque, instalaron aserraderos y una fábrica de alfombras.</P>




Fueron cuatro amigos alemanes los que decidieron emigrar a comienzos de los años 30 desde la aldea de Rossbach -en la ex Checoslovaquia- para probar suerte en las tierras australes que les ofrecían en Chile. Walther Hopperdietzel, Carlos Ludwig, Ernesto Ludwig y Otto Uebel sólo conocían de Aysén por los libros de Hans Steffen, un geógrafo que había realizado varias excursiones por la zona a fines del siglo XIX. Pero bastó que supieran que la geografía y el clima eran muy similares a su tierra natal para decidir emigrar.

Esos fueron los cuatro colonos que en 1935 fundaron Puerto Puyuhuapi, el poblado de la XI Región situado junto a la Carretera Austral, donde hoy una empresa de excursiones recrea el recorrido que los primeros habitantes realizaban para llegar y hacer comercio con otros pueblos cercanos, en una época donde no había caminos y los bosques cubrían todo el paisaje.

Felipe Salas, dueño de la empresa turística Chucao Expeditions (8-2585799), organiza un tour en bicicleta y a pie por las antiguas sendas -hoy caminos cortados por el barro que la copiosa lluvia austral regala todo el año- donde se puede apreciar la historia de esos primeros habitantes, la huella de los trabajadores chilotes que luego poblaron la zona y el cambio que ha experimentado el paisaje por la intervención del hombre.

"En esa época los colonos viajaban entre La Junta y Puyuhuapi, cruzaban el lago Risopatrón a remo en un solo bote que hacía el viaje y luego caminaban por una senda. Comercializaban ganado y mercadería, porque acá en Puyuhuapi llegaba un barco", cuenta Salas. En aquellos años la zona era despoblada y el bosque llegaba hasta la playa, por lo que los colonos se adentraban a punta de machete. Luego, aprovecharon los árboles para sus aserraderos.

El circuito pasa por la iglesia local, la fábrica de alfombras (instalada por los colonos y que aún opera) y el cementerio florido. Luego cruza el río Pascua por un tronco, "cada uno con su bicicleta al hombro", señala Salas.

Ahí, se interna en el bosque de arrayanes, tepas y canelos, que anteceden el lago Risopatrón. De regreso, se aprecian las antiguas casas de los colonos y el cementerio de los chilotes que llegaron a trabajar a la zona, contratados por los alemanes.

Salas también realiza este circuito y otros paseos por el Parque Nacional Queulat y el canal Puyuhuapi en temporada baja.

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