Recreo: el más "porteño" barrio de Viña

<P>Por más de un siglo ha sido un típico barrio residencial. En los últimos años, se ha abierto al turista mediante hoteles con encanto, fina gastronomía e iniciativas culturales que han encontrado aquí una imagen diferenciada de la Viña masiva y veraniega, además de ser una alternativa al ya conocido patrimonio de Valparaíso.</P>




Muy pocos saben que a inicios de 1900, todas las casas de Recreo estaban pintadas enteramente de blanco. Esto, para no quitarle protagonismo al mar que tenían al frente.

Casas sencillas y de clase media, lujosas mansiones, castillos y palacetes se construían y mezclaban sin problemas; igual que sus vecinos que se encontraban y conversaban en la zapatería, el Teatro Palermo, el emporio, las piscinas en el mar junto a Caleta Abarca.

Abajo, en el plano de Viña del Mar, el siglo XX caminaba vertiginosamente. Algo de esa modernidad y contingencia llegaba a los cerros donde se fundó Recreo, a partir de 1877, cuando se lotearon aquellos terrenos, abiertos a todas las clases sociales y con variados servicios. La idea era no tener que salir del barrio para conseguir cualquier cosa: crear una ciudad dentro de la ciudad.

Así llegaron colonias de alemanes, italianos y españoles, quienes junto a viñamarinos fueron moldeando la identidad de Recreo, que gradualmente fue reemplazando el blanco radiante de su arquitectura colonial, art déco y neoclásico, por pintura de color. Algo similar ocurrió con algunos de sus tradicionales almacenes que, pese a su histórica autonomía, no pudieron soportar los embates del progreso que ascendía por la Av. Agua Santa y se introducía a Recreo por la calle Diego Portales, que antaño se hacía llamar Camino Real o Camino del Agua, uniendo a Viña del Mar con Valparaíso.

Pero pese a sus cambios, el Recreo de hoy no ha traicionado su carácter familiar, albergando negocios caseros, como zapaterías, verdulerías, queserías, delivery, spas, panaderías. Todos, bajo un ritmo pausado, más cercano a un pueblo de antes que a la bullente ciudad que palpita tres cuadras más abajo.

Es la gran calidad de vida la que llevó a un grupo de empresarios ligados al turismo a fijar sus ojos en Recreo. La mayoría llegó a vivir aquí, luego de enamorarse del lugar, por sus potencialidades turísticas y su valor cultural, como también, por la amenaza de ser destruido por inmobiliarias y megaempresas del turismo.

Y como sucede muchas veces, cuando es necesario que llegue gente de afuera para que los oriundos del lugar valoren lo que tienen, este grupo de nuevos residentes está generando conciencia de barrio entre los vecinos para evitar tal pérdida, encumbrando a Recreo como Barrio Patrimonial. Su idea es desarrollar un proyecto comercial en el lugar, pero no masivo, sino con íntimos hoteles boutiques, acogedores deli-cafés y distintas manifestaciones de arte, lo que significa la vida de barrio.

Encanto patrimonial

Hace dos años se viene dando un mayor impulso turístico, en un principio centrado en ofrecer alojamientos como "hoteles con encanto" y bed and breakfast. Ambos apuntan a pequeños recintos de calidad, atendidos por sus dueños, instalados en antiguas casas restauradas, con no más de seis suites que aseguren tranquilidad. Su idea no es ampliarse, sino aprovechar la riqueza patrimonial del sitio. Un atractivo que ya no se encuentra en otras zonas de Viña, debido a la masividad de turistas y construcción de grandes edificios. Ni siquiera en Valparaíso, donde los precios de este tipo de hoteles doblan muchas veces la oferta de Recreo.

El primero de ellos es Casa Olga. Una vivienda de estilo inglés, de 1934 y restaurada, cuyas tres habitaciones y un pequeño departamento de 35 m2 mantienen el estilo original, pero suma todo tipo de servicios (www.casa-olga.com).

Pero es La Casa del Almirante el hotel al que se le atribuye el gran impulso que ha tenido acá el turismo patrimonial. Su irrupción ha servido de inspiración a que nuevos vecinos y antiguos residentes tomen mayor compromiso con el barrio. La idea pertenece a José Manuel Moreno y su esposa, María José Ballester. El sevillano, ella chilena, este joven matrimonio se radicó hace dos años en una casona de 1921, que fue residencia en los 50 de Víctor Oelckers, vicealmirante de la Armada, y que luego de trabajos de remodelación dejó habilitadas tres habitaciones y una suite de 45 m2 en el tercer piso. Cada dormitorio posee un diseño y decoración art déco particular, ligado a las respectivas tierras de origen de esta pareja. Junto con sus servicios, incluyen asesorías turísticas, tours, traslados, arriendo de bicicletas y masajes. Todo ello, junto a apacibles vistas del barrio y el mar de fondo (www.lacasadelalmirante.com).

A dos cuadras de ahí, por la Avenida Portales. se ubica el bed and breakfast Casa Moro Hostel. Una oferta más simple, pero también ligada a la calidad en todos sus servicios, destacando un contundente desayuno-almuerzo y una amplia terraza en el tercer piso, con quincho. El sentirse como en casa es el objetivo principal de Alejandra Herrera y Jorge Lohse, una joven pareja valdiviana llegada al barrio el año pasado, cuando compraron esta antigua casona de los 40, restaurando sus cinco habitaciones de diseño minimalista con sutiles detalles, todas con vista al mar (www.morohostel.cl).

Recreo entretenido

No son muchos aún los restaurantes instalados en Recreo. Sin embargo, es secreto a voces entre los vecinos que junto a la inversión hotelera llegará la oferta gastronómica. Hoy, los residentes de Recreo se deleitan con Masita Rica, un acogedor deli-café con las mejores empanadas de pino del barrio, dulces árabes y, en ocasiones, obras de teatro, conciertos y películas. Una propuesta artístico-gastronómica que se explica ya que su dueño es actor y músico. El es uno de los tantos artistas que ha llegado a vivir al sector, lo que justifica la interesante oferta cultural de Recreo, destacando la galería de arte Casa Verde (http://galeriacasaverde.cl) y los centros culturales La Cuchara (www.lacuchara.cl) e Imaginario Activo (http://imaginarioactivo.blogspot.com). Todos ellos, con exposiciones, charlas, talleres, conciertos y obras de teatro.

Otra propuesta cultural se ve en las calles de Recreo, donde poetas y pintores del barrio plasmaron en distintas paredes obras de artistas consagrados, dando vida al proyecto "Muros que miran al Mar", transformando una caminata por el barrio en un verdadero recorrido artístico, que se ve interrumpido por miradores al Pacífico, un paseo por el antiguo cementerio y un respiro en el reloj de flores del sector y en pequeñas áreas verdes salpicadas por el vecindario, destacando la plaza de Recreo, ubicada en la cima del cerro y que cuenta con un centenar de palmeras.

Cercano a esta plaza se encuentra el moderno Estadio Español, que le da un mayor realce al patrimonio del barrio. Es un club social, abierto para todo el público seis días a la semana y que destaca por su restaurante "La Tasca", con exquisitas tapas y platos hispano-chilenos (www.estadioespanol.cl).

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