Recuerde: lo más fácil es lo más difícil de memorizar
<P>Devolver un libro, traer azúcar del supermercado. ¿Por qué olvidamos algo aparentemente tan simple de recordar? Según un estudio, precisamente por su aparente simplicidad. Las cosas no se recuerdan por parecer fáciles, sino por ser significativas. </P>
Si le mostraran dos series de 10 carteles -uno con palabras escritas con letras muy grandes y otro con letras muy pequeñas-, ¿cuáles cree que recordaría más? Probablemente piense que las primeras. Error. Ese prejuicio precisamente hace que olvide las cosas: creer que son fáciles de recordar.
La tendencia a asumir que las cosas más simples son también las más fáciles de memorizar es un prejuicio que Nate Kornell, del Williams College (EE.UU.),junto con sus colegas Matthew Rhodes de la U. Estatal de Colorado (EE.UU.), Alan Castel de la U. de California en Los Angeles (EE.UU.) y Sarah Tauber de la U. Estatal de Kent (EE.UU.) desmintieron probando que la gente confía demasiado en sus creencias, juicio que afecta la memoria.
Para su estudio, publicado en la revista Psychological Science, Kornell y su equipo reunieron a 80 voluntarios, desde adolescentes hasta ancianos, a quienes sometieron a varios experimentos. Uno de ellos fue precisamente el de las series de carteles con palabras, en que los investigadores confirmaron que los voluntarios terminaron recordando más palabras de la serie de fuentes pequeñas.
¿Por qué? Kornell dice que es por lo que llama "procesamiento automático". "Si el proceso parece fácil, usted asume que lo recordará", dice a La Tercera. Pasa con la compra en el supermercado. Sí solo debe traer algunas cosas, ¿hará una lista? Probablemente no y al llegar a casa probablemente también se dé cuenta que olvidó algo.
Según Kornell, en este proceso opera además lo que denomina "sesgo de estabilidad", donde las personas actúan como si los sucesos que están viviendo en el minuto serán recordados tal como están sucediendo en el momento. Por eso también olvidamos cosas que en el minuto nos parecían que recordaríamos con facilidad.
Kornell ya había hecho en 2010 un estudio previo en este campo junto a Robert A. Bjork, de la U. de California en Los Angeles, en el que concluyeron que la gente subestima su capacidad de aprendizaje, pero sobreestima su capacidad de memoria.
Lo que realmente queda
Según Kornell, lo que verdaderamente fija la memoria es cuando se hace un gran esfuerzo por retener algo, lo que llama "procesamiento de sobreesfuerzo". "La forma en que codificamos la información no se basa en la facilidad de proceso, sino en su importancia. Recordamos lo que es significativo", explica.
Investigadores del Centro Médico de la U. de Duke (EE.UU.) han encontrado evidencia que explica de mejor forma cómo opera esta fijación de memoria. Según su estudio, publicado en la revista Nature en marzo de 2011, existe una cascada de moléculas de señalización que permite que una breve señal (de algunos segundos) proporcione el marco cerebral adecuado para conexiones más fuertes (sinapsis) lo que fija el suceso en la memoria por meses o incluso años.
En este proceso, según otro estudio del Instituto de Investigación de Scripps (EE.UU.), de agosto de 2010, participa la miosina II, una proteína considerada como el principal organizador de la formación de la memoria.
Cuidado con el buen humor
Elizabeth Martin, de la U. de Universidad de Missouri (EE.UU.), tiene otra explicación. Estar de buen humor también contribuye a que olvidemos las cosas. Su estudio, publicado en el último número de la revista Cognition and Emotion, mostró que los estados de ánimo positivos pueden afectar negativamente la capacidad de almacenamiento de memoria. "Esto explica por qué es posible que no recuerde un número de teléfono que se obtiene en una fiesta después de un romance fugaz", dice Martin en Cognition and Emotion.
Para probar su tesis, Martin tomó a un grupo de voluntarios a los que dividió en dos. Los primeros vieron un video de comedia y al otro, uno de cómo instalar piso flotante. Al finalizar la sesión, los participantes fueron sometidos a un test de memoria (recordar seis números). Como sospechaba Martin, los que estuvieron de mejor ánimo (los que habían visto la comedia) tuvieron los peores resultados.
Para romper este maleficio, Kornell dice que hay "que hacer juicios precisos acerca de nuestra memoria". Por ejemplo, si un estudiante debe decidir si sigue estudiando biología, necesita hacer un juicio acerca de lo bien que conoce la información que está estudiando. "A menudo, estos juicios se realizan sobre la base de la familiaridad de lo que la información parece. Pero la información puede parecer familiar sólo porque se estudió, lo que no quiere decir que la voy a recordar por mucho tiempo. Los altos niveles de familiaridad a corto plazo pueden ser peligrosos porque nos dan la ilusión de que sabemos más de lo que realmente sabemos", dice Kornell.
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