Referéndum en las Falklands
LOS HABITANTES de las Falklands hemos despertado a un nuevo futuro. Tras 30 años desde la invasión brutal a nuestras islas, su población quiere mantener con Argentina una relación de buena vecindad basada en intereses comunes y respeto mutuo. Nos hemos ofrecido para tratar nuestras diferencias, pero el gobierno de ese país prefiere no establecer contacto con nosotros, despreciando a nuestra gente y fingiendo que no existimos, como lo hizo hace poco el canciller argentino. El referéndum de esta semana es nuestra respuesta directa a la política de repudio y menosprecio de la Presidenta Fernández.
El referéndum envía un mensaje claro a la comunidad internacional: es un “sí” rotundo a nuestro deseo de seguir siendo territorio británico de ultramar. Esta es la voluntad de los isleños y constituye, tal y como queda recogido en la Carta de la ONU, nuestro derecho democrático, que no va a variar pese a la presión del gobierno argentino.
Nuestra sociedad está formada por europeos, tal y como ocurre con la sociedad argentina. La embajadora de ese país en Londres, Alicia Castro, desdeña nuestro referéndum como “el voto de los británicos a favor de ser británicos”. ¡Qué poco sabe de nuestras islas! Más de 20 nacionalidades votaron en este referéndum, incluidos chilenos, norteamericanos y argentinos, pero todos residentes de las Falklands.
Vamos a ser claros: no estamos sometidos al yugo de una potencia colonial. No somos una población implantada que esté suplantando de forma ilícita a la población indígena de origen. Estas islas han sido nuestro hogar durante casi 180 años. Los vínculos familiares de algunos de nosotros se remontan nueve generaciones; mucho más que los de algunos argentinos que nos acusan de ser “implantes extranjeros”.
El gobierno de Argentina dice que respetará nuestros intereses, pero ¿quién determinará esos intereses? Sin duda, sólo nosotros podemos hacerlo. La voluntad expresada libre y democráticamente por la población, no puede ser ignorada por Buenos Aires. Es absurdo pensar que una sociedad entera puede hacerse “desaparecer” de esta forma. Representa lo peor de la mentalidad colonialista del siglo XIX que tanto critica Argentina.
En estos momentos hemos iniciado un nuevo capítulo de nuestra historia. Nos centraremos en el crecimiento de nuestra economía y nos esforzaremos para que nuestra industria petrolera se desarrolle de forma respetuosa con el medioambiente. En este futuro existen oportunidades para Argentina. Trabajando juntos, tal y como solíamos hacer, las dos partes podemos ser más prósperas. Pero en lugar de construir puentes, el gobierno argentino levanta más obstáculos. La Casa Rosada ha buscado la manera de restringir nuestra comunicación con el resto del mundo para perjudicar a nuestras industrias e intimidar a nuestra gente. Pero lo único que han conseguido es reforzar nuestra determinación. Nuestra libertad no puede sernos arrebatada; nuestros derechos humanos no serán sacrificados.
Para el pueblo de las Falklands ha llegado el momento de que los demás países del mundo, aquéllos que respetan la democracia y las libertades políticas, se pongan en pie y nos presten su apoyo. Como pueblo hemos hablado; mi más sentido deseo es que ustedes nos escuchen.
Gavin Short
Miembro Asamblea Legislativa Islas Falklands
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