Regulando y luego reculando
CUESTA CLASIFICAR este último capítulo de la circular de la Súper de Bancos. ¿Incompetencia técnica? ¿Torpeza política? ¿Captura por el lobby bancario? ¿Intervención política grotesca en una agencia regulatoria? Cuesta decidirse. Las señales regulatorias financieras son demasiado serias como para que una agencia esté regulando y luego reculando.
En este caso es clarísimo. En la circular del 22/9 se dice: "En ningún caso los intereses y comisiones… podrán quedar condicionados a… otros productos o servicios"; luego, la circular del 15/11 dice: "Se permite… tasas de interés condicionadas a la contratación de un único y otro producto…". Así de simple. Esto es más que un error de tipeo. Si yo creyera que fue un error, dudaría de cada circular que saque la superintendencia a futuro, esperando que sea aclarada y revisada. Sobra decir que esto es muy malo para una agencia regulatoria.
Supongamos que no fue un error, y que las dos circulares se hicieron con convicción técnica regulatoria. Si esto es así, la señal política que ha dado Hacienda es de captura por el lobby bancario. Pero lo más preocupante no es eso, sino la torpeza política con que se actuó. Por último, si se va a actuar defendiendo a la banca, que se haga con un poco de destreza comunicacional. Además, luego, para "arreglarla" se anuncia una intervención sobre la agencia regulatoria y sus facultades a favor de los consumidores. Y esto después de la agresiva intervención que tuvo La Moneda sobre el Banco Central para afectar la velocidad de alza de tasas. Mi impresión es que hay una convicción en Palacio de que la independencia de agencias regulatorias es una mera formalidad.
Es legítimo querer limitar la independencia del Central o de las superintendencias. Me sorprende que esto sea parte de la plataforma de la "nueva derecha", pero en fin. Lo que sí se puede pedir es que esa convicción se refleje en proyectos de ley que modifiquen el estatus y facultades de esas agencias y que no se actúe de facto, reduciendo al ridículo los marcos institucionales que tenemos y que prestigian a nuestro país.
Para que quede claro, habemos quienes somos partidarios de ir en la otra dirección. Las súper deben tener mayor autonomía del gobierno y del lobby sectorial, para lo cual probablemente es buena idea tener un sistema consolidado de supervisión financiera (la famosa "súper de súper"). La supervisión consolidada permitiría, además, enfrentar el tipo de problemas de ventas atadas y productos relacionados que el superintendente de Bancos seguramente estaba buscando resolver antes de ser doblegado por el poder de la banca y de Hacienda. Una estructura autónoma de supervisión consolidada con un régimen de independencia protegido será más difícil de penetrar por Hacienda o por La Moneda en una u otra dirección.
También creemos que esta es la dirección que se debe seguir con el famoso "Sernac financiero". En vez de tener pequeñas oficinas, dependientes de la autoridad política y sujetas al bullying de ministros, es mejor tener una Defensoría del Consumidor, de autonomía protegida y facultades consolidadas, con amplias capacidades profesionales y mecanismos de rendición de cuentas transparentes. No es lo que vemos en el proyecto actual.
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