Resultados de elecciones parlamentarias en Argentina

El triunfo de la oposición puede ser el inicio de un cambio de nombres, pero no una reforma de fondo a la manera de hacer política del país vecino.




A TRES días de celebrar el inédito logro en su historia de conmemorar 30 años consecutivos de gobiernos democráticos, Argentina vivió el domingo una jornada electoral que augura cambios en los liderazgos, pero no la introducción de reformas de fondo que alteren la manera en que se desarrolla la actividad política en ese país. Los comicios parlamentarios para renovar la mitad de los 257 diputados y un tercio de los 72 senadores supusieron un traspié quizás mortal para las pretensiones de la Presidenta Cristina Fernández de buscar una reforma constitucional que le permita aspirar a una segunda reelección, a la vez que confirmaron el triunfo del opositor Sergio Massa, quien se convierte así en la figura emergente con mayores posibilidades para llegar a la Casa Rosada en 2015.

Queda, sin embargo, un largo trecho por recorrer. En 2009, el peronismo kirchnerista sufrió una severa derrota parlamentaria, la cual pudo remontar para conseguir la reelección de Fernández en 2011. El oficialista Frente para la Victoria sigue siendo la principal fuerza política a nivel nacional y retuvo las mayorías en el Congreso, aunque ha sufrido derrotas contundentes en lugares claves, como la Capital Federal y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza. Los problemas que el gobierno no ha podido solucionar, como una inflación en alza y la inseguridad ciudadana, unidos a la frágil salud de la presidenta y al muy probable hecho de que no pueda repostularse otra vez, hacen que los analistas transandinos señalen que estaría llegando a su fin el ciclo del kirchnerismo, iniciado en 2003 con la llegada al poder de Néstor Kirchner, el fallecido esposo de la actual mandataria.

Más allá de las pretensiones manifestadas por  Mauricio Macri, alcalde de Buenos Aires y líder del Partido Propuesta Republicana (PRO), de competir por la Casa Rosada en 2015, hoy el político mejor ubicado para suceder a Fernández es Massa. El líder del también peronista Frente Renovador derrotó con claridad al candidato del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires, donde vive el 37% del padrón electoral. Sin embargo, aunque Massa llegue a ser capaz de aglutinar a su alrededor a los peronistas disidentes (no kirchneristas), su figura no representa un cambio de fondo en la forma de hacer política que ha caracterizado a Argentina en los últimos tiempos. Más allá de su postura crítica al gobierno, no se le conocen definiciones profundas para corregir males endémicos de ese país, como el clientelismo político o la captura del Estado por parte de grupos de presión organizados. De hecho, mientras fue director de la Anses, la seguridad social de Argentina, actuó sobre la base de criterios puramente políticos, lo cual explica su gran popularidad entre la población mayor.

La extrema flexibilidad que Massa ha exhibido desde los 90 le ha permitido estar junto a todos los presidentes peronistas desde esa época (Carlos Menem, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández, de quien fue jefe de gabinete), pese a que éstos han impulsado medidas en muchos casos francamente antagónicas. Si mantiene la trayectoria que ha seguido hasta hoy, es esperable que el surgimiento de Massa sólo signifique para Argentina un cambio gatopardiano, no una transformación de fondo, lo cual -a su vez- hace previsible que muchos de los problemas que han retrasado el desarrollo del país transandino sigan prevaleciendo.

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