Resultados individuales del Simce




LA DECISION del Consejo de Transparencia, de obligar a entregar los resultados individuales de los niños que rindieron el Simce, está basada en la ignorancia de los alcances y limitaciones de las pruebas estandarizadas. Los resultados individuales no son válidos para conocer el nivel de aprendizaje de los niños. Las pruebas Simce, siguiendo los más elevados estándares técnicos a nivel mundial, tienen un diseño matricial. Esto es, los alumnos contestan bloques de preguntas que son una muestra del currículum, ya que sería absurdo hacer una prueba con todo el currículum escolar, porque requeriría dos o tres días de evaluación por disciplina y por niño. A la prueba que un niño rinde se le llama cuadernillo y contiene, por ejemplo, dos bloques de preguntas en cada disciplina. Por lo tanto, en una sala de clases puede que se apliquen cinco cuadernillos distintos.

A partir de los cuadernillos que contestaron los alumnos, se hace una estimación del puntaje que habrían obtenido de haber rendido una prueba con todo el currículum (mejor dicho, si hubieran contestado todos los bloques de una misma disciplina en los cinco cuadernillos). Este método es muy eficiente y preciso para conocer el desempeño a nivel agregado (país, dependencia, comuna), pero empieza a perder precisión cuanto más desagregamos los datos. Así, ya a nivel escuela, el nivel de error de los datos es altísimo, particularmente, si los establecimientos escolares tienen menos de 20 o 30 alumnos evaluados.

Por lo tanto, revelar datos por alumno es inválido e inservible, porque el instrumento no está hecho para cumplir ese objetivo y tiene un gran margen de error. Este error implica, por ejemplo, que el promedio de un alumno podría variar fácilmente entre 20 y 50 puntos Simce, dependiendo de la forma de la prueba que contestó. Entonces, el resultado en el Simce individual no puede reflejar con certeza lo que el niño sabe a nivel individual, pero sí refleja con alta precisión el desempeño promedio de las escuelas más grandes, y esa precisión aumenta en cuanto aumenta el nivel de agregación.

Esto es como tratar de dar a conocer el resultado de una encuesta política, tipo CEP, individualmente. Dicha información, desagregada individualmente, no sirve de nada para hacerse una idea de los resultados electorales esperados. Aquí, dado el muestreo de contenidos en las pruebas, no sirve de nada el resultado individual, porque no refleja el manejo de las habilidades y contenidos de todo el currículum.

En resumen, observamos una profunda ignorancia de los temas técnicos por parte del Consejo de Transparencia que, apoyados en la idea loable del derecho de los ciudadanos a recibir información (en este caso, los padres), no tomaron en consideración que las características de los datos en realidad no representan información válida. Al contrario, esta medida desinforma a los padres, por el alto grado de error.

La mejor opción para conocer la evaluación de los niños es, en realidad, la evaluación que hace el profesor en el aula.

Ernesto Treviño
Director del Centro de Políticas Comparadas de Educación UDP

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