Rey belga viaja a Congo para limar asperezas a 50 años de independencia
<P>Las relaciones bilaterales nunca han sido fáciles. Aún está presente el hecho de que en tiempos del Rey Leopoldo (1835-1909), el país africano fue una finca particular del monarca, que allí se masacró a miles de personas para la obtención del marfil y otras riquezas. Además, los congoleños no olvidan el crimen del ex premier Patrice Lumumba en 1961.</P>
Alberto II, rey de los belgas, llegó esta semana a Kinshasa para conmemorar los 50 años de la independencia de la República Democrática de Congo (RDC), antiguo Zaire. Es un viaje de cuatro días marcado por recelos históricos y actuales. La visita de Alberto y Paola es el primer viaje real a la ex colonia en 25 años. Para evitar desencuentros, el rey no tomó la palabra en la cena de gala y ayer asistió vestido de civil al desfile.
Las relaciones bilaterales nunca han sido fáciles. En tiempos del Rey Leopoldo (1835-1909), Congo fue una finca particular del monarca y después una colonia en la que se masacró a decenas de miles de personas para la obtención del marfil y otras riquezas. No es la única afrenta del pasado. La otra es el asesinato del ex primer ministro Patrice Lumumba en 1961, poco después de la independencia. Sus hijos han pedido que se investigue a 12 belgas por el magnicidio.
Fue en enero de este año cuando el Presidente de la RDC, Joseph Kabila, formuló la primera invitación verbal para que el rey asistiera a los festejos de la independencia. El gobierno belga tardó dos meses en responder. Un retraso que molestó en Kinshasa, que lo tomó como un gesto inamistoso a sumar a otros, como las peticiones de algunas ONG para que durante la visita real se realizara una defensa del respeto a los derechos humanos.
Estas diferencias son de pequeño calibre comparadas con el choque diplomático de hace dos años, cuando el entonces ministro de Exteriores belga y hoy comisario europeo de Comercio, Karel de Gucht, atacó la corrupción de las elites congoleñas. Kinshasa acusó a Bélgica de añorar la colonización.
Riqueza y pobreza
Congo es uno de los países potencialmente más ricos de África. Tiene inmensas reservas de oro, cobre, diamantes, cobalto, coltan (en cuyo saqueo no son inocentes muchas empresas belgas, como denunció la ONU) y diversos minerales estratégicos.
Medio siglo de independencia no ha mejorado la situación de pobreza de gran parte de sus 60 millones de habitantes, víctimas de la corrupción y la guerra. Desde 1996 han muerto en la RDC más de 4,5 millones de personas debido a la guerra en las regiones del este, una contienda en la que también han participado países como Ruanda y Uganda.
Joseph Kabila, hijo y sucesor de Laurent Kabila, el hombre que acabó con la dictadura de Mobutu Sese Seko, fue elegido presidente en 2006 en unas elecciones sin garantías. Sus promesas de democratizar y modernizar la RDC siguen siendo palabras vacías.
La complicidad de Bélgica en la muerte y desaparición del ex primer ministro izquierdista Patrice Lumumba va a planear durante la visita. Destituido y detenido, Lumumba logró escapar, pero fue capturado por los soldados de Mobutu y trasladado desde Leopoldville (actual Kinshasa) a Elisabethville (Lumumbashi), capital de una Katanga rica en minerales que buscaba la secesión con ayuda de Bélgica. Allí, Lumumba fue torturado, asesinado y su cuerpo disuelto en ácido en enero de 1961. En 2001, una comisión parlamentaria belga reconoció la "responsabilidad moral (...) de ciertos miembros del gobierno belga y otros actores belgas" en aquella sangrienta operación.
Bruselas pidió luego perdón a la RDC por lo ocurrido 40 años antes, pero el fantasma de aquel magnicidio no descansa. La iniciativa de los hijos de Lumumba demuestra que la visita de Alberto II no es una de cortesía. Las heridas aún no están cerradas.
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