Rodrigo Hinzpeter: "La discriminación es algo que conozco de cerca"

<P>El ministro habla del impacto del caso Zamudio y de la falta de tolerancia que subsiste en Chile contra varios grupos. </P>




El martes recién pasado, luego de que se confirmara la muerte de Daniel Zamudio, el ministro del Interior fue a la Posta Central, donde se reunió con la familia del joven que fue brutalmente atacado por un grupo de "neonazis" debido a su homosexualidad.

Entre la gente que había estado esperando el desenlace en las afueras del centro asistencial, hubo algunos que reaccionaron de manera agresiva contra las autoridades presentes, entre ellos, el alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, y el propio Hinzpeter.

En esta entrevista, el titular de Interior habla de la tolerancia en Chile, de la ley antidiscriminación, del proyecto de Acuerdo de Vida en Común y de las veces en que ha debido enfrentar manifestaciones por su origen judío, tal como sucedió el martes.

¿Cree que los homosexuales son los grupos más discriminados en Chile?

Todas las minorías sexuales son discriminadas. Pero no son las únicas minorías que son agredidas. También la sufren extranjeros, la gente humilde, las personas con algún defecto físico, quienes tienen un grado de educación más bajo. Esta realidad debe estar presente en la preocupación política. La crueldad y la opresión han marcado a fuego el destino histórico de muchas minorías. No tendría sentido negarlo, aunque nos duela y avergüence reconocerlo.

Respecto del proyecto de ley de vida en común, que entre otros temas regula la unión de parejas homosexuales, ¿el gobierno pretende en algún momento ponerle suma urgencia para su aprobación?

Espero que el proyecto se apruebe pronto, desde luego en este período de gobierno. Si es necesario en algún momento recurrir a la urgencia legislativa, el gobierno deberá considerarlo seriamente.

¿Qué le añadiría y qué le quitaría al proyecto de ley antidiscriminación que se tramita hoy en el Congreso?

Es un proyecto que en términos generales me parece un muy buen y necesario paso. Sería partidario de aprobarlo rápido con el texto que se aprobó en el Senado. Es importante que el país tenga pronto una ley antidiscriminación. Luego, en la medida en que haya consenso democrático se podrá perfeccionar, como ocurre con todas las leyes, pero la premura de este tiempo es sacar esa ley. Es una señal imprescindible, la sociedad lo espera en forma muy mayoritaria y espero que haya conciencia de eso. Más adelante, cuando la ley esté vigente, el Congreso podrá hacer los perfeccionamientos que sea necesario.

¿Las reacciones de repudio al crimen de Daniel Zamudio muestran que en Chile se está tomando mayor conciencia frente a la discriminación?

Lamentablemente, la intolerancia ha existido siempre. Las masacres o asesinatos basados en el odio han acompañado por demasiado tiempo y en demasiados acontecimientos la historia de la humanidad. Pero quiero ser optimista. Abrigo la esperanza de que la tragedia de Daniel Zamudio sea un punto de inflexión en la lucha contra la discriminación. Toda persona que valore la libertad está obligada a repudiar todo asomo de discriminación arbitraria, de intolerancia. Una consecuencia de la libertad es que cuando las personas la ejercen, algunas adoptan formas de vivir distintas de la mayoritaria. Podemos enojarnos, ser indiferentes o estar felices con que cada cual escoja un camino conforme a su visión particular. Pero nadie que con sinceridad aprecie la libertad humana puede despreciar y mucho menos agredir la diversidad.

¿Cómo calificaría a los grupos neonazis en Chile? ¿Son más bien otra expresión del lumpen o grupos ideológicos articulados que representan una amenaza seria?

Me parece que ya tienen una magnitud suficiente como para causar daños graves. Por cierto, ya la mera difusión del odio contra grupos minoritarios es un daño grave. Es el tiempo de combatirlos y contener su obsesión persecutoria. Esta preocupación comprende a los neonazis, pero tiene que extenderse a toda agrupación xenófoba, racista o intolerante. La clave está en la educación y en el derecho. Necesitamos una ley apropiada y desarrollar una cultura ciudadana que valore el buen trato entre las personas y que sea inflexible frente a crímenes como el de Daniel Zamudio. El principio de la tolerancia es básico, pero no justifica tolerar al intolerante... Al fanatismo discriminador hay que combatirlo con educación y el derecho.

¿Cuál es su opinión sobre el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que condenó al Estado de Chile por discriminación en el caso de la jueza Karen Atala? ¿Cómo se dará cumplimiento al dictamen que obliga al Estado chileno a hacer un acto de reconocimiento del error?

Los gobiernos no deben comentar los fallos judiciales. Lo que sí puedo decir es que este fallo emana de un organismo internacional reconocido por nuestro país, respetado mundialmente y sólo cabe cumplirlo cabalmente. Se añade a ese cumplimiento cabal el hecho de que el gobierno ha colocado en su agenda de prioridades trazar las rutas o efectuar los cambios para que nuestra sociedad sea menos discriminadora y más respetuosa. Así es que pienso que en el cumplimiento del fallo y, particularmente, en el acto de reconocimiento al que se refiere la sentencia, quedará expresado ese sentir gubernamental.

Intolerancia

¿Qué sintió cuando le gritaron "judío" el martes en la Posta Central?

Cuando llegué a la Posta, tras la muerte de Daniel Zamudio, había bastante gente y algunas personas comenzaron a insultarme por ser judío. Fue muy chocante. La situación me impactó por lo contradictorio, por lo absurdo. Pero no dije nada. Era el momento de respetar la aflicción de la familia de Daniel. Tan pronto supe de la agresión a Daniel me puse en contacto con sus padres. Como ministro me correspondía apoyarlos, pero lo sentí también como algo personal, quise acompañarlos en su sufrimiento e impotencia. Daniel fue atacado sin más razón que por el hecho de ser distinto. Y eso, la discriminación, es algo que conozco de cerca. En la primera mitad del siglo pasado, millones de judíos fueron asesinados en Europa sólo por ser judíos. También se asesinó a centenares de miles de católicos, de homosexuales, de gitanos y de personas con retardo de aprendizaje.

En otras ocasiones, dirigentes como el presidente del Colegio de Profesores han aludido negativamente a su religión. ¿Ha habido otros casos similares que no sean públicos?

El caso del presidente del Colegio de Profesores no ha sido el único en estos dos años. También algún diputado ha usado un lenguaje antisemita en mi contra. También en la esfera privada hay en nuestro país expresiones de desprecio e intolerancia. Pero no sólo contra los judíos, sino contra muchas otras minorías, también, por cierto, contra chilenos de otras ascendencias. El mal trato entre las personas comienza con la mofa, la caricaturización y culmina en golpizas, mutilaciones y asesinatos. No se trata sólo de agresión contra minorías sexuales o religiosas. Va mucho más allá de eso.

¿En qué sentido?

Miles de compatriotas son maltratados cotidianamente, son discriminados por su aspecto físico, por su condición socioeconómica, por su forma de pensar. También muchas veces hay maltrato dirigido hacia los extranjeros. Que esta realidad exista también en otros países no excusa que ocurra en Chile.

Antes de llegar al gobierno, ¿experimentó casos de discriminación?

Desafortunadamente, sí. Me educaron en la idea de no expresar ni alborotar los ambientes por agravios personales, algo así como desviar la vista y los oídos de ese tipo de ofensas, tal vez para no incomodar a quienes nos acogían con aprecio genuino. Pero hoy, como ministro que debe mirar las políticas públicas, mi responsabilidad es ayudar a que se adquiera conciencia de estas discriminaciones que se sufren en profundo aislamiento. Esta preocupación comprende el antisemitismo, pero se extiende mucho más allá, a toda forma de maltrato, vejamen o discriminación.

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