Ruiz Zafón lanza la continuación de La Sombra del Viento con un millón de copias

<P><I>El prisionero del cielo </I>sigue la historia que comenzó en el libro que lo convirtió en bestseller.</P>




La capilla gótica del Convento de los Angeles de Barcelona está llena. Periodistas llegados de medio mundo -unos 170- y libreros (diferenciados ambos por chapas de colores) se colocan en las sillas blancas -forradas para la ocasión. De fondo, una música de película de misterio y una luz tenue dan un cierto toque de intriga al ambiente. Son las 11.57 horas y en el exterior llueve. Llega Carlos Ruiz Zafón. Fotos y más fotos. Saluda tímidamente con una mano. La estrella, al fin, se deja ver.

Presenta libro, El prisionero del cielo (Planeta) -hoy sale a la venta con un millón de ejemplares-, tercera parte de la saga que arrancó en 2001, con La sombra del viento (más de 10 millones de ejemplares vendidos) y continuó en 2008, con El juego del ángel, que no convenció tanto a los lectores. Con una puesta en escena impresionante -más típica de un estreno cinematográfico que literario- y una agenda calculada al minuto, el escritor catalán parecía sentirse cómodo. "Bueno, como son cosas que se hacen cada tres años...", comentaba después.

Con polo a rayas rojas y azules, vaqueros y dragón al pecho, Zafón conversó con la periodista Gemma Nierga, encargada de conducir el acto, de su nueva 'criatura', "más luminosa y trepidante" que la anterior. "Hemos cruzado el ecuador y las piezas empiezan a encajar... Vamos entendiendo qué hay detrás de la saga del Cementerio de los Libros Escondidos". Muchos de los personajes de La sombra del viento (la relación entre Daniel y Fermín, los protagonistas, depara muchas sorpresas) se cuelan en la nueva entrega que arranca en la Navidad de 1957. Por supuesto, seguimos en Barcelona.

Sentado en una cómoda butaca y rodeado de libros, el autor recordó su "infancia dickensiana light", sus años de adolescente, cuando para echar una mano a su padre, agente de seguros, iba puerta a puerta cobrando recibos. "Me permitió colarme en cada manzana de Barcelona, ver todas las capas de la cebolla y conocer cómo funcionaba".

Cerrada la presentación oficial, había que continuar con la agenda establecida. La lluvia daba un respiro. Después de la charla, el escritor comió con los libreros. Todos los invitados llevaban ya al hombro un ejemplar de la obra.

Una partida de cartas

No es Zafón de los autores que más se prodiga. Sus apariciones son contadas y las entrevistas, más bien escasas. En la distancia corta, su pose algo distante y altiva se diluye y parece ser más una cuestión de timidez que de soberbia. "La vida es una partida de cartas: cierto que la mitad de la mano nos la da la vida, pero la otra mitad depende de cómo nos las jugamos; según cómo, nos transformamos en unas u otras personas".

Insiste en su negativa a que sus novelas se lleven al cine: "Creo que esta saga son novelas sobre lo que significa la literatura. Sería un error querer transformarlas en otra cosa". Su única obsesión es lograr que cuando el lector se zambulle en sus historias "se lo pase bien".

"En dos o tres años" cerrará la tetralogía, confesó, aunque reconoció que no le gusta establecer plazos. "Yo no me siento a esperar la inspiración". Lo suyo es "trabajo de construcción". Hace ya 20 años que publicó su primera novela y cree que el haber tenido "un éxito paulatino" ayuda a poner las cosas en perspectiva. Son las 16.00. El día en el Planeta Zafón apura sus últimos minutos. El prisionero del cielo ya vuela solo.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.