Ruta peligrosa

<P><span style="text-transform:uppercase">Los vecinos</span> del camino a Farellones están irritados. Dicen que los camiones exceden la velocidad y que los accidentes son pan de cada día. Un fallecido esta semana enlutó la ruta. </P>




Son las 11 de la mañana de un soleado día otoñal en el serpenteante camino a Farellones. En un momento de calma, el trinar de los pájaros y el sonido del río que corre más abajo invaden el lugar. Pero el momento dura poco. Un fuerte bocinazo de un camión rompe el silencio. Las aves salen disparadas y el motor de la máquina acalla todo lo demás. El chofer sigue raudo su camino a Los Bronces, el mineral que Anglo American mantiene en la cordillera de la Región Metropolitana.

"Esto pasa las 24 horas", señala molesto Patricio Briones, quien hace una década llegó al kilómetro 5 de la ruta buscando un estilo de vida "relajado". Mientras hace dedo -manera habitual de trasladarse en este camino-, otro camión, esta vez con acoplado, pasa muy cerca de donde está parado. La velocidad levanta una ráfaga que lo llena de polvo. "Estos no aprenden. Le meten la pata nomás", dice.

Patricio cuenta que su vecino lleva todos los días a su hijo a la escuela. Con pena recuerda que 200 metros más abajo de su casa, Eduardo Frazier, de 29 años, falleció el lunes pasado. Frazier iba a su trabajo cuando un camión perdió el control y aplastó su pequeño vehículo. Su polola, María Valenzuela, y otro acompañante se salvaron por poco.

El accidente ocurrió a las 8.00, y apenas unos minutos antes el "regalón" de los Briones pasó por el lugar del volcamiento. "Tuve mucho miedo", cuenta Patricio, mientras una arruga cruza su frente.

Esa sensación de angustia recorrió los 17 kilómetros de curvas que tiene la G-21 y donde se concentra la mayor cantidad de gente que decidió vivir en el cerro. La muerte los afectó, pues casi todos se conocen desde hace años. "Es una gran tristeza para todos lo que pasó", dice Gloria Quezada, quien habita hace 29 años en el kilómetro 14. Mientras hornea pan, la mujer abre las puertas de su casa. "Desde que la mina siguió expandiéndose esto es una pesadilla", dice.

- ¿Por qué? Desde su patio no se ve nada malo.

"Espera un poco", dice. Sólo basta un par de segundos para que otra vez el ruido de un motor silencie todo lo demás. "Los camiones de gran tonelaje pasan día y noche. Son tan grandes que ocupan una parte de la pista del lado. De noche, no sabes si volverás a casa con vida", reclama.

Al subir por la pendiente, no es difícil toparse con máquinas inmensas. El camino, al no tener berma, los obliga muchas veces a traspasar el eje. "A mi hijo un 'monstruo' de estos lo chocó y el conductor jamás se dio cuenta. Se salvó de suerte", asegura. Si bien las causas del accidente donde falleció Frazier aún se investigan, la velocidad podría ser el principal factor, según informó el fiscal a cargo.

El escultor Javier Arentsen, que también decidió dejar la ciudad hace 10 años, cuenta que en marzo de este año un camión cargado con 20 toneladas de nitrato de amonio se dio vuelta y rodó por un barranco hasta su parcela. El chofer salvó ileso, pero la carga tóxica estuvo a metros de llegar al cauce del río, que va directo a una planta de agua potable.

"Por suerte había poca agua en el estero de mi casa o el desastre hubiera sido considerable", dice. Cuenta que ese lugar del kilómetro 8 lo bautizó como el "Triángulo de las Bermudas", debido a lo cerrado de las curvas y a los accidentes habituales.

"En el último año ya son cinco camiones volcados", agrega su señora, Marina Pinaces. El día que el vehículo cayó en su casa, Marina se salvó por minutos: estuvo ahí hasta poco antes de que la máquina rodara por la quebrada.

Tras el accidente del pasado lunes, Anglo American informó que en las últimas semanas inició un acercamiento con la comunidad para conocer sus inquietudes. Aseguró, además, que cumplen con todas las normas de seguridad, incluidos controles de velocidad.

Los vecinos no están conformes y han iniciado la campaña "Salvemos Camino a Farellones", reclamando a través de las redes sociales y colgando lienzos en los frontis de las casas. Dicen que esta semana la velocidad de los vehículos disminuyó, pero temen que pronto volverá a ser lo mismo.

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