San Blas y Las Perlas, Panamá por descubrir

<P>Más de 400 islas en total componen los dos archipiélagos más importantes de Panamá: desde la vereda caribeña, San Blas invita a compartir con comunidades indígenas, mientras que, en el Pacífico, Las Perlas entrega biodiversidad y ofertas hoteleras de lujo. </P>




QUIEN asegure conocer el archipiélago de San Blas de punta a cabo y con todos sus recovecos, probablemente esté mintiendo. Porque con más de 300 islas e islotes, repartidos al azar a lo largo del Caribe panameño, haberlos pisado todos y cada uno de ellos puede ser una hazaña digna de récord Guinness.Ahora, es cierto que es posible conocer muchas de ellas e incluso lograrlo en una sola travesía, como los que han tenido la suerte de embarcarse en ese viaje que se hace cada vez más popular y que invita a recorrer desde el puerto de Cartagena de Indias, en Colombia, hasta Guna Yala, centro del San Blas que se ubica en tierra firme panameña. ¿Lo bueno de este viaje? Se puede parar a descansar en las arenas de cada uno de esos pequeños cayos que componen el archipiélago, logrando pisar así tierras que ni los viajeros más experimentados han tenido la oportunidad siquiera de conocer, ya que no hay paquete turístico que las incluya en sus itinerarios.

Diferente, pero no menos espectacular es el panorama en esas islas que ya han sido dominadas por el hombre, no por españoles, ni mucho menos por grandes empresarios hoteleros, sino que por las comunidades indígenas Guna Yala, una de las más aguerridas y bien organizadas del continente. Así se puede ser testigo de cómo estas agrupaciones lograron comunicarse a la distancias y sobreponerse a los ataques no sólo de los conquistadores, sino que también de piratas, cazadores de oro o de piel de tortuga.

A tanto llegó el poder de esta comunidad, que lograron levantarse en las armas a principios del siglo pasado en contra del gobierno panameño, en la llamada Revolución Guna, lo que obligó al país a protegerlos y respetarlos en un trato que se mantiene hasta el día de hoy.

Así, hoy para caer bien en San Blas, hay que ser amigo de los gunas, que pueden intimidar a primera vista, pero, si se entra en buen pie, se puede tener la suerte de ser invitado a una de sus tantas fiestas, como la Ico-Inna, una ceremonia en la que sus mujeres entran a la vida adulta. Entre tanta celebración y ceremonia ritual, los gunas siguen con su vida normal, algunos haciendo y vendiendo artesanías y otros cultivando la tierra o pescando, sin mayor preocupación que la que representan a su entorno de mar celeste y loros volando alrededor.

Otra es la realidad del archipiélago de Las Perlas. En pleno Golfo de Panamá, el otro mar que baña al país. Si su interés no pasa por el conocimiento etnográfico, pero sí por la biodiversidad, sin duda que este es el lugar al cual debe dirigirse. También es un sitio con una historia bastante glamorosa, ya que en los 70 era el destino donde grandes celebridades de Hollywood, como John Waine, y diseñadores como Christian Dior venían a pasar sus vacaciones.

Claramente, ellos sabían por qué venir: bosques lluviosos, una fauna marina única y paisajes espectaculares son parte del entorno, lo que convence a cualquiera de que este lugar es único.

Pero, sin duda, Las Perlas es una meca para los practicantes de pesca deportiva, actividad que al mismo Wayne le gustaba realizar. La Asociación Internacional de Pesca ha creado diversas guías de los puntos más recomendables para hacerla, aunque es probable que un local sea un mejor de guía para este propósito.

Otra diferencia de San Blas con Las Perlas es que aquí sí hay un amplio desarrollo turístico, principalmente en sus islas Del Rey y Contadora, las más grandes y mejor establecidas, donde existen diferentes opciones de resorts y hoteles de lujo (y otros ni tanto), los que ofrecen tours guiados a otras islas imperdibles, como Mogo Mogo, Casayeta o Pacheca.

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