Santiago al ritmo de perros y gatos
<P>No es fácil encontrar espacios públicos donde un amo pueda compartir con su mascota. Pero aunque no entran a malls ni a librerías juntos, sí están apareciendo cafeterías, restaurantes y hoteles que aceptan este estilo de vida hoy en la capital. </P>
En la Región Metropolitana, de acuerdo a un estudio realizado en 2009 por la Universidad Iberoamericana de Ciencias y Tecnología, la población canina con dueño se empina sobre los 1.300.000.
Tal como en las grandes ciudades como Nueva York y Barcelona, vivir en Santiago con mascotas se ha vuelto más común. Incluso, comunidades de edificios y condominios. Según afirma el presidente del Centro de Estudios Condominales, Jorge Wilson, sólo alrededor de un 25% de estos espacios "tiene prohibido explícitamente en su reglamento la tenencia de mascotas". Pero en el resto, no. Aunque en varios condominios las mascotas no son vistas con buenos ojos, en el reglamento de copropiedad su presencia no está vetada. "Sólo deben recoger sus deposiciones, limitar el número de ejemplares por departamento y certificar sus vacunas, entre otros", explica.
María José vive en un edificio de Bellavista y cuenta que hay un perro por piso. "En el ascensor hay un letrero con las obligaciones del dueño, pero acá somos petfriendly. Incluso en la consejería hay un gato", ríe.
Vida en común
"Llevo a mi perro León a todas partes: a la peluquería, al banco, la tintorería y jamás me ponen problemas. Depende de la gente, pero como siempre voy a las mismas partes y saben que él se porta bien, me dejan entrar", cuenta Karin Selman, que suele moverse en el sector oriente de la capital con su perro adentro de un bolso especial. Sabe que está prohibido que ingrese a espacios cerrados con su maltés, "pero la simpatía de León lo puede todo", asegura.
Un lugar donde no tiene problemas para compartir libremente con su perro, es en la cafetería Tavelli, que permite que mascotas y dueños compartan la mesa en sus terrazas (no así su ingreso a los comedores, por un tema sanitario). "Hace tiempo que es así", dice Karin.
Canes y felinos son también bienvenidos en el Café del Autor, en Manuel Montt. Su dueño, Jorge Placencia, explica que "se dio solo. Como tenemos terraza, la gente que pasaba a tomarse un café, venía acompañada de sus animales. Mientras no molesten a los demás, todo bien". En este café, de hecho, cada cierto tiempo organizan charlas sobre tenencia responsable de mascotas y salud animal.
La inclusión llega también a los hoteles. El W tiene un programa, el Pets are welcome. "Los pasajeros nos avisan que vienen con sus mascotas y les ponemos una cama en la misma piezas para éstas. Eso, además de juguetes, platos y galletas", cuenta Paula Galindo, manager de este recinto cinco estrellas. "En Estados Unidos hay una tendencia a tener más mascotas que hijos. Si queríamos tener clientes más felices, había que aceptarlos con ellos", asegura Galindo.
No es sorpresa que los animales domésticos paseen libremente por parques y plazas junto a sus amos. Incluso, en varios de éstos hay dispensadores con bolsas para recoger las desechos.
Pero en Vitacura, en 2010, se habilitaron dos parques recreativos caninos: uno en el Punto Limpio de la comuna y el otro en el Parque Bicentenario. "Los fines de semana pasan por cada uno hasta 200 perros al día", cuenta Gerardo Rojas, subdirector de Medio Ambiente de la municipalidad. "Hicimos este espacio porque los dueños decían que no tenían dónde entretener a sus mascotas. Acá saltan, corren y se entrenan", explica.
Justamente al Parque Bicentenario, además del Araucano y el Inés de Suárez, Fabiola Reyes reparte tortas para perros y gatos. "Varios les celebran el cumpleaños. De donde más me piden es de Las Dehesa, Vitacura, Ñuñoa y Las Condes", revela.
Derribando mitos
"En Ecuador, Argentina y Colombia la gente lleva a sus mascotas al trabajo. Porque convivir con éstas genera espacios de mayor felicidad", asegura Lina Sanz, médico veterinario y académica especialista en medicina felina de la Universidad Santo Tomás.
Ella cree que la educación permitiría derribar mitos que podrían hacer de Santiago una ciudad más amable con los animales. "Tal como se separan espacios para fumadores y no fumadores, se podrían definir sectores para que la gente con mascotas pueda salir a comer", asegura.
Ella cree que todavía falta por avanzar en el transporte de éstos a nivel público, "pues en los buses del Transantiago sólo se aceptan perros de asistencia". Sin embargo, el Metro marca una diferencia, ya que en sus vagones se puede llevar una mascota en una jaula o caja que no supere los 60 x 60 centímetros.
"Pero la gente se preocupa cada vez más por transportar con seguridad a sus animalitos. A mi consulta llegan preguntando por jaulas, correas, traíllas y arneses. Quieren andar con ellos para todas partes", concluye.
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