Santos deja atrás política exterior de Uribe y busca potenciar rol en América Latina
<P>El mandatario colombiano tuvo exitosas reuniones con Chávez y Obama. Estrategia apunta a romper el aislamiento regional de su país.</P>
En las últimas semanas, Juan Manuel Santos ha dejado en evidencia el nuevo giro que desea imprimir a la política exterior de Colombia, dejando atrás el "aislamiento" regional que caracterizó a su predecesor, Alvaro Uribe. A comienzos de mes se reunió con Hugo Chávez e hizo que estrechara su mano con el Presidente de Honduras, Porfirio Lobos, a quien el mandatario venezolano ni siquiera reconocía como jefe de Estado, tras el golpe contra Manuel Zelaya. Dos días antes estuvo en la Casa Blanca dialogando con Barack Obama, quien le habría ofrecido tramitar el TLC antes de fines de año. En las horas siguientes fue a Europa, en donde habló con José Luis Rodríguez Zapatero y con Angela Merkel. Antes de esto, Santos presidió una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para buscar ayuda para Haití, compartiendo estrado con Bill Clinton y René Preval. Fue "una semana histórica para la diplomacia" colombiana, escribió El Espectador.
"En solo ocho meses, Santos y su canciller (María Angela Holguín) le han dado un giro a la política exterior y este alto perfil pretende, sin lugar a dudas, un proyecto de liderazgo regional", destaca en su última edición la influyente revista colombiana Semana. Y para graficar este nuevo escenario, la publicación recuerda que hoy Colombia no sólo preside el Consejo de Seguridad de la ONU, sino también que la ex canciller María Emma Mejía encabeza la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) -en un mandato compartido- y que la próxima Cumbre de las Américas se llevará a cabo en Cartagena, en 2012. Además, destaca que la Cancillería colombiana ha intensificado esfuerzos para ingresar a la Ocde y al Apec.
Según Carlos Malamud, investigador principal de América Latina del Real Instituto Elcano de España, "durante muchos años, especialmente a partir de la implementación del Plan Colombia, el gobierno de Bogotá vio cómo simultáneamente se reforzaban sus lazos con EE.UU., pero perdía relevancia en el conjunto de las naciones latinoamericanas. Esta situación de aislamiento colombiano se incrementó, tras la llegada de Chávez al poder en 1999 y después del posterior "giro a la izquierda en América Latina". "La posterior llegada de Uribe a la Presidencia tendió a reforzar esta situación", comentó Malamud a La Tercera. Frente a este escenario, el experto considera que el triunfo de Santos en 2010 "cambió radicalmente el entorno político y diplomático y el diálogo entre los presidentes reemplazó a la tensión anterior".
"La política exterior de Santos sigue la directriz de ni alineación automática con Washington ni confrontación con Caracas, Quito, La Paz y Managua. Es una estrategia que busca romper el aislamiento del país, mediante el establecimiento de acuerdos básicos con sus similares ubicados en orillas opuestas", dijo a este medio Gustavo Morales, cientista político colombiano. "Para recobrar la autonomía perdida en tiempos del gobierno de Uribe, Santos debe ubicar intereses comunes con sus antiguos aliados y viejos adversarios, dejar atrás la polarización y ejercer un liderazgo regional que le permita despejar las reservas de otros estados de la región", comenta el analista.
Sin embargo, Malamud es más cauto sobre los alcances de la nueva política exterior colombiana. "Yo hablaría más de un protagonismo renovado que de un nuevo liderazgo", señala.
En todo caso, Semana asegura que Santos "ha dado muestras de que le interesa llenar el vacío de liderazgo que se percibe en el continente". Esto, considerando que Dilma Rousseff "aún no ha demostrado que tiene las mismas condiciones de rock star de la diplomacia que convirtieron a Lula en un personaje mundial".
La revista destaca que las ambiciones diplomáticas de Santos están respaldadas por "los vientos a favor que empujan la economía" local. Colombia tiene la quinta economía latinoamericana, la tercera población y la segunda tasa de crecimiento de la inversión extranjera. "El giro de Santos debe leerse también con relación a la llegada de un gobierno con una mayor comprensión de los asuntos internacionales, con un talante más conciliador, que privilegia la negociación pragmática por sobre la confrontación ideológica y política", señala.
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