¿Se rearma el tablero? El arte contemporáneo conquista el mundo

<P><span style="text-transform:uppercase">[ventas]</span> Según el informe de Artprice, julio de 2014 a julio de 2015, fue periodo de redefiniciones. El arte actual superó al moderno como motor de las subastas y China perdió su liderazgo de cuatro años frente a EE.UU. ¿Los más vendidos? Basquiat, Koons y un nuevo nombre: Christopher Wool. </P>




Hace sólo dos años la historia era otra. Mientras China se alzaba como la gran potencia del mercado del arte con nuevas casas de subastas y coleccionistas hambrientos de invertir, los artistas más cotizados no variaban mucho de los conocidos de siempre, donde nombres como el de Andy Warhol, Pablo Picasso, Albert Giacometti, Claude Monet y últimamente Francis Bacon, figuraban invariablemente en los primeros récords de venta.

Hoy, sin embargo, el mercado hace gala de su dinamismo y desmuestra que a la hora de que el martillo falle sobre el valor de una obra, todo puede pasar: Artprice, líder mundial desde 1987 en las mediciones de los precios de las subastas de arte, acaba de entregar sus informe anual con reveladores resultados. Según su análisis, que considera sólo transacciones públicas realizadas entre julio de 2014 a julio de 2015, la creación contemporánea se ha convertido en el nuevo motor de ventas del arte mundial, desplazando el papel que históricamente había ejercido el arte moderno e impresionista. Thierry Ehrmann, artista visual y co-fundador de Artprice, lo expresa así: "Este enfant terrible, constantemente acusado de especulación, inconsistencia y falta de sentido, es hoy la locomotora principal del mercado. La noción cliché del artista vivo condenado a la pobreza parece anticuado al igual que el viejo dicho 'sólo un artista muerto es un buen artista", escribe como prólogo del informe que, además de cifras, intenta explicar el fenómeno.

El hecho concreto es que hoy el arte contemporáneo es adquirido por una población creciente de compradores, entre coleccionistas e instituciones: según Artprice, entre 2000 y 2014 se abrieron más museos en todo el mundo que durante el siglo XIX y XX. Es decir, un promedio de 700 nuevos museos al año interesados en adquirir obras de arte, lo que aporta al dinamismo del mercado. A esto se suma que, desde un punto de vista macroeconómico, el mercado de arte europeo sufre hace un tiempo una aguda escasez de piezas de arte maestras, lo mismo ocurre hoy con el arte moderno (impresionismo, futurismo, cubismo, etc), situación que es aprovechada por el arte contemporáneo.

Las cifras hablan por sí mismas. En total se vendieron US$ 1.780.000 en obras contemporáneas. El 68% de estas ventas se reparten entre 100 artistas y el 35% entre sólo 10. Y aunque sus índices de precios siguen siendo más bajos que las obras de arte moderno, la rentabilidad de las piezas producidas desde fines del siglo XX hasta hoy es superior, creciendo en un 30% a lo largo de esta última década. De hecho, en los últimos 15 años el producto de ventas de arte contemporáneo ha crecido en 1.800%.

Eso sí, a diferencia del arte moderno, los precios de las contemporáneas suelen fluctuar mucho más y están sujetas a infinidad de factores que las convierten en una inversión más volátil.

Así las cosas, según las cifras consideradas por Artprice, el top cinco de artistas está liderado por el estadounidense Jean Michel Basquiat con un total de US$ 125.821.223,;le sigue la gran sorpresa de la temporada, Christopher Wool, con US$ 112.993.962; el artista kitsch Jeff Koons, quien vendió obras por US$ 81.875.747; el pintor escocés Peter Doig, que suma US$ 66.291.922, y el alemán Martin Kippenberger con US$ 65.203.894.

A pesar de los números, totalmente comprobables, el método de análisis usado por Artprice plantea algunas dudas sobre los resultados. De entrada sorprende el arbitrario corte que considera sólo a artistas nacidos después de 1945 como productores de arte contemporáneo, dejando fuera a Andy Warhol (1928-1987), uno de los nombres más vendidos, y a Gerhard Richter (1932), quien es hoy el artista vivo mejor cotizado del mundo: en marzo de este año su obra Abstraktes Bild (1986) fue vendida en el precio récord de US$ 45.8 millones en Sotheby's, mientras que la más cara de Basquiat sólo llega a US$ 37 millones.

"La información de Artprice en términos de números es correcta, pero las conclusiones son ridículas entre otras cosas porque las ventas públicas sólo conforman una pequeña parte del negocio del arte. La verdad es que éste me parece tremendamente oscuro. Nunca se sabe cuántos postores participan en una subasta que alcanza precios récords, pueden ser uno o diez", opina el curador y crítico de arte del Village Voice, Christian Viveros-Fauné.

Es cierto, las tres obras más caras transadas del último tiempo corresponden a arte moderno y son Nafea faaa Ipoipo, de Paul Gauguin, vendida en marzo de este año en US$ 300 millones; Los jugadores de cartas, de Paul Cézanne, vendida en 2011 en US$ 150 millones, y Les femmes d'Alger, de Pablo Picasso, adquirida en mayo de este año en US$ 179 millones. A excepción de la última, las demás fueron ventas privadas (compradas por la familia real de Qatar). "Es correcto decir que en proporción el arte contemporáneo ha crecido más, pero las conclusiones me parecen tergiversadas. Medir el mundo del arte en base a ventas tan selectivas es como medir la economía global según las últimas fusiones de las grandes compañías internacionales", dice Viveros-Fauné.

¿Realidad o fantasía? Lo que sí se puede afirmar es que en el arte no existe una relación directa entre valor económico y valor simbólico: nadie asegura que una obra contemporánea transada hoy en precio récord se convierta en obra maestra en 100 años más. Un ejemplo clásico es el del mismo Gauguin, quien estando vivo sufrió el fracaso comercial, pero hoy es el artista más apetecido del mercado. Claro que Artprice no se detiene en la historia inversa, en los cientos de artistas que han visto sus obras encumbrarse en el top uno, pero que luego se olvidan. Bien podría ser ese el caso de Christopher Wool (1955), artista postconceptual, quien en los últimos 12 meses apareció con fuerza en las subastas al mismo tiempo que exponía una gran muestra en el Guggenheim de Nueva York ¿Aprovechamiento mediático? ¿O mérito propio? Puede que las ventas ayuden, pero sólo el verdadero gran arte trascenderá a los libros de historia.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.