SeaWorld anuncia fin de la reproducción de orcas en cautiverio

<P>Decisión responde a críticas de grupos ambientalistas por la cría y exhibición de estos cetáceos.</P>




En 1964, SeaWorld abrió su primer parque en San Diego, (EE.UU.). Lo que partió como una novedosa atracción turística, que incluía la exhibición de orcas, leones marinos y delfines, medio siglo más tarde terminó siendo ampliamente criticado por organizaciones animalistas.

Los cuestionamientos aumentaron en 2013 con la exhibición de Blackfish, documental que muestra el sufrimiento de Tilikum, una orca en cautiverio por dos décadas, que en 2010 mató a su entrenadora. A sólo un mes de su exhibición la asistencia en los parques se redujo en 5%, una caída que hasta hoy no se detiene.

Hoy ante esa presión la compañía hizo un anuncio histórico: suspenderá todos sus programas de reproducción de orcas para todas las 30 ballenas de su propiedad.

"SeaWorld está anunciando varios cambios históricos. Este año vamos a terminar todos los programas de cría de orca, está será la última generación de orcas en el cuidado de SeaWorld", señaló Joel Manby, presidente y director ejecutivo de parques SeaWorld, al periódico Los Angeles Times.

Gabriela Cowperthwaite, directora de Blackfish, calificó el anuncio como "un cambio verdadero y significativo".

Para Ezequiel Hidalgo, director del Departamento de Investigación y Conservación de Buin Zoo, la decisión es consecuencia del manejo de una especie cuyas características no son las más apropiadas para vivir en cautiverio: "Aún teniendo todos los recursos, es prácticamente imposible que puedan estar en condiciones óptimas por su tamaño y por el espacio que necesitan para desenvolverse". Lo mismo ocurre, dice, con los elefantes.

Liberen a Willy

"Algunos críticos quieren que vayamos más lejos; quieren que las orcas a nuestro cuidado sean liberadas. Pero eso no es una buena opción", dijo Manby. Justifica su decisión señalando que gran parte de las orcas nacieron en Sea World y al ser liberadas pueden morir.

Fue lo que ocurrió con Keiko, la orca protagonista de la película Liberen a Willy (Simon Wincer, 1993), que llevaba más de 15 años en cautiverio. Keiko al igual que su par en la película, estaba encerrada, por lo que se inició una campaña para liberarla, lo que finalmente ocurrió en 2002 en las costas de Islandia, donde había sido capturada. Murió al año siguiente, pues por su apego a los humanos, el cetáceo no pudo retomar la vida silvestre.

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