Seguimiento de elefantes marinos busca identificar áreas de conservación

<P>Dos ejemplares juveniles fueron marcados con un transmisor satelital en Tierra del Fuego para conocer su ruta de desplazamiento en las costas chilenas. El primero de ellos, Jackson, recorrió 29 mil kilómetros. Como ir de Santiago a Moscú. El segundo, Steve, avanza por los fiordos de Aysén por estos días. Otros tres ejemplares completarán el proyecto que lidera la WCS. </P>




Corría el verano de 2009 cuando un equipo de científicos inició un proyecto de monitoreo satelital de elefantes marinos del sur (Mirounga leonina), en el Seno Almirantazgo, Tierra del Fuego (de la Región de Magallanes). El objetivo era ambicioso: entender las rutas migratorias utilizadas por la especie y conocer las áreas donde se alimenta para proyectar sitios de conservación marina.

Jackson fue el primero de los juveniles marcados con un transmisor satelital para este efecto (le debe su nombre a que fue el primer ejemplar que encontraron en la Bahía Jackson). Su trayecto sorprendió a los investigadores: en un año recorrió 29 mil kilómetros, es decir, un viaje de ida y regreso entre Santiago y Moscú. ¿Por dónde se movió? Jackson salió por el Seno Almirantazgo, tomó el Estrecho de Magallanes y enfiló al norte, hasta la altura de Chiloé (Corcovado). Luego salió a mar abierto, a la altura de Aysén, y al cabo de un año volvió al Seno Almirantazgo.

Hoy es el turno de Steve, un joven que ya registra un desplazamiento de 18 mil kilómetros desde que fue marcado, en enero de este año, y que está haciendo un recorrido similar. Por estos días se encuentra en algún fiordo de Aysén.

Los científicos han descubierto que esta especie tiene una gran capacidad para orientarse en la superficie y bajo el mar, en un área laberíntica llena de fiordos, canales e islas. "Una de nuestras primeras conclusiones es que los ejemplares de la cara Pacífica del mar patagónico se mueven más de lo esperado, si lo comparamos con los ejemplares del Atlántico, que registran entre ocho y nueve mil kilómetros. Esto se puede deber a que seguimos a individuos juveniles, a diferencia del lado atlántico del Cono Sur, donde se ha monitoreado principalmente hembras adultas", indica Alejandro Vila, encargado del Programa Marino de la Wildlife Conservation Society (WCS).

Aunque el elefante marino se considera como de menor preocupación respecto de su vulnerabilidad a la extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el tamaño poblacional de algunas agrupaciones ha disminuido durante los últimos 20 a 50 años. "Como muchas especies de mamíferos marinos, los elefantes sufrieron los excesos de la explotación de los siglos XIX y XX. Actualmente su caza está prohibida, pero preocupa la reducción de algunas poblaciones por causas que se desconocen, así como el potencial impacto del cambio climático sobre la disponibilidad y distribución de presas", comenta Vila.

Futura Protección

Según la WCS, que lidera el proyecto junto a la Fundación del Centro de Estudios del Cuaternario Fuego-Patagonia y Antártica (Cequa) y el Instituto Antártico Chileno (Inach), esta especie -al igual que otros depredadores tope- es indicadora de la salud de los ecosistemas marinos. Es decir, cuando el sistema está saludable, habrá presencia de la especie, pero en el caso de que se presente cualquier alteración por causas antrópicas o naturales (contaminación, sobrepesca u otras) que constituyan una amenaza para la especie, habría cambios en el uso de hábitat y/o en la abundancia de esta especie, evidenciando que el equilibrio ecosistémico se ha alterado. "Por ahora lo que estamos viendo es que las áreas que utilizan coinciden con sitios de alto valor para la conservación que han sido identificados previamente por el sector académico", indica Vila.

Esta coincidencia es afortunada, debido a que el objetivo último del proyecto es, justamente, encontrar los fundamentos para identificar sitios de alto valor y potencialmente crear un área marina protegida. Así, con el mapa que se genere del movimiento de los elefantes marinos, la utilización de la costa patagónica y sus mares asociados, habrá información relevante que permita mejorar el manejo del océano en la zona.

"En los ecosistemas marinos, para determinar una zona de protección se debe conocer las especies presentes, la vulnerabilidad de éstas, identificar los sitios de alimentación y reproducción y evaluar si éstos tienen una distribución restringida. Con este proyecto se podrá fundamentar por qué es importante conservar los lugares por donde transita esta especie, para que luego el Estado decida si protegerá estos espacios y qué figura de protección es la más adecuada", explica Vila.

Para que los resultados sean concluyentes, los científicos esperan contar con data de al menos cinco ejemplares, pues la colonia del Seno Almirantazgo es pequeña, tan solo cuenta con 100 elefantes marinos.

Hasta el minuto, solamente han tenido éxito con Jackson y Steve, ya en los otros cuatro individuos marcados desde 2009, el monitor satelital se desprendió. "En diciembre de este año tendremos una nueva campaña. Dependiendo de factores como las condiciones del clima, y si logramos localizar a ejemplares aislados que nos permitan trabajar con seguridad en la instalación del monitor, esperamos al menos instalar cuatro equipos más", indica Vila.

Explica que gracias al apoyo y sinergia de las instituciones involucradas, a la donación de equipos de parte de la empresa Wildlife Computers, como también al investigador Dr. Dan Costa del Institute of Marine Sciences de la Universidad de Santa Cruz en California, quien ha costeado la descarga de los datos del satélite, será posible prolongar el proyecto hasta lograr tener información estadísticamente válida.

Además, el 24 y 25 de octubre se realizará un Taller sobre Iniciativas de Conservación Marina en Punta Arenas, con la participación del Ministerio del Medio Ambiente. "Se discutirá sobre sitios relevantes para desarrollar acciones de conservación, entre otros temas", señaló Vila.

Con la ayuda de Jackson y Steve, y otros tres elefantes marinos más, Chile podría contar con información para definir nuevas áreas de conservación marina.

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