Sergio Guzmán: Directorios corporativos




LA PRESION sobre el funcionamiento de los directorios en Chile seguirá en aumento, tal como ocurre en los países con más alto desarrollo. Sus decisiones están bajo la lupa escrutadora de los grupos de interés que gravitan a su alrededor, forzándoles a explicitar y justificar sus acuerdos, y a realizar sus tareas con transparencia y visibilidad.

Este nuevo escenario, unido al explosivo avance de la cibernética, crea grandes oportunidades para los directorios, pero también presenta riesgos vinculados al desconocimiento o indiferencia acerca del rol que juegan las redes sociales y la cibernética en la indagación, transparencia y veracidad de la información. En muchos casos, esta ignorancia ha contribuido de manera determinante al desplome de imágenes corporativas, al deterioro de marcas o a suculentas pérdidas patrimoniales de los accionistas.

Antaño bastaba con tener buenas relaciones con algunos medios de prensa para contener la publicidad de hechos o situaciones que pudiesen menoscabar la reputación de personas o marcas. Los casos Penta y SQM son muestras inequívocas del poder que ejercen los medios de comunicación social -y la cibernética asociada a ellos- en el debilitamiento de posiciones empresariales que parecían consolidadas. Penta, con 75 mil menciones en Twitter y Facebook en un solo día, y SQM, con cerca de 40 mil, acreditan la relevancia que tiene esta nueva era digital en el buen funcionamiento de los directorios.

A lo anterior se agrega un severo cuestionamiento a la clase empresarial por supuestos abusos asociados a prácticas que siempre existieron, aunque sin ser "fiscalizadas" por redes sociales carentes de riesgos y costos para crear, desarrollar o difundir noticias.

Lo que haga o deje de hacer un directorio interesa no sólo a la administración, a los accionistas, a la autoridad fiscalizadora y a los analistas financieros, sino al público en general, lo que obliga a corregir improvisaciones y amateurismos pretenciosos. No obstante, muchos directores de empresas permanecen ajenos a esta realidad, desdeñando el avance de las tecnologías de información (TI), sus evidentes ventajas y urgentes desafíos.

Las redes sociales son un riesgo asociado a las TI, condición que genera, al menos, los siguientes problemas: 1) entrega de información no confiable, casual o intencional; 2) controles internos deficientes o inexistentes; 3) daños a la imagen de la empresa, a la reputación de los directores y/o al prestigio de la administración; 4) pérdidas patrimoniales evitables; 5) demandas de la autoridad fiscalizadora y/o de los accionistas minoritarios contra los miembros del directorio y/o gerentes.

Los directorios corporativos deben estar compenetrados del uso e implicancias de las TI, y aprovechar sus ventajas para regular, dirigir y supervisar a los gerentes, exigiéndoles una estrategia tecno-informativa que contenga presupuestos, talentos, recursos, reportes y certificaciones en un amplio mapa de riesgos estratégicos. Constituiría una voz de alerta para el directorio si la administración resistiere este requerimiento.

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