Sergio Villalobos: "El mal del pueblo mapuche es creer en la caridad pública"
El historiador y premio nacional de 1992, Sergio Villalobos, evita utilizar la palabra mapuche y enfatiza en otras como Pacificación y consenso. Recientemente, el también académico de la Universidad San Sebastián sostuvo una dura polémica epistolar con el intendente de La Araucanía, Francisco Huenchumilla, a quien aconsejó reformar su carta de navegación "si desea tener éxito en un mar tempestuoso".
¿Cómo analiza el anuncio de la Presidenta Bachelet sobre seguir cediendo tierras al pueblo mapuche?
Primero que todo, llama la atención que la Presidenta y el intendente Huenchumilla sean quienes encabecen estas decisiones. Ninguno de los dos conoce la historia de La Araucanía. Los araucanos, pues no sólo hablamos de mapuches, colaboraron en su colonización y venta de sus tierras. Eso está avalado por la historia.
¿Cómo lo hicieron?
Entre ellos había un grupo llamado por los españoles como indios amigos, pues mantenían relaciones cordiales con ellos. Fueron los mismos quienes les vendieron las tierras y provocaron la autoenajenación. Por eso, que sigan reclamando a pesar de los años me parece francamente insólito.
Pero era la comunidad la que habitaba estas tierras antes de la Conquista…
Estamos de acuerdo en eso, pero durante la Pacificación y Conquista hubo reservas de terrenos destinados para la vida y cultivo de los araucanos que fueron mal aprovechadas. Por eso insisto en lo que digo: fueron ellos quienes renunciaron a consciencia. Esta postura actual no es más que un acto demagógico y poco respetuoso de la historia.
¿No cree que el Estado deba ceder tierras entonces?
Debe hacerlo, sí, pero debiera ser más normado y regularizado.
¿Y cómo llegar a ese consenso? La medida ha sido transversal a las inclinaciones políticas luego del retorno a la democracia…
Ceder tierras es una medida muy antigua. Durante otros gobiernos del siglo XX, como en el de Salvador Allende, lo hicieron por concurso y se pudo comprobar que esos terrenos estaban perdidos. Hablamos de miles de hectáreas mal administradas y que no progresaban en paralelo al desarrollo económico del país. Los araucanos no pueden esperar que el Estado les regale cosas en vez de ganárselas con trabajo y esfuerzo como el resto. El mal del pueblo mapuche es creer en la caridad pública y que se puede vivir a costa de ella.
¿Cómo lo compara con otros países de la región como Bolivia, donde sí se reconoció la soberanía territorial y cultural de sus pueblos indígenas?
Desconozco el caso boliviano, aunque se trata de dos contextos distintos. En Bolivia existe una gran cantidad de población indígena, no así en Chile. Además, no es sólo soberanía, aquí lo quieren todo. O casi.
Entonces, ¿qué medidas deberían tomar las autoridades para intentar aplacar el conflicto?
Lo primero es que el Estado debe respetar las leyes vigentes, el estado de derecho y propiedad privada. Ahora bien, si el Estado decide ceder tierras, que lo haga, pero que al menos se tome el trabajo de fiscalizar que sean trabajadas y que signifiquen un aporte al desarrollo económico. Si el Estado es tan autónomo como dice ser, jamás se dejaría amedrentar. Esa es la vía, pienso yo.
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