Simon Cowell El último Rey Midas de la TV estadounidense

<P>El creador de la franquicia <I>Got talent</I>, que tendrá su versión local, <I>Talento chileno</I> en CHV, cerró un trato con Sony de cerca de US$ 1 mil millones para producir contenidos televisivos. Además, fue nombrado como el más influyente de los reality por The Hollywood Reporter.</P>




No suele ocurrir. Pero tras menos de una década en televisión, el británico Simon Cowell logró dominar la elusiva mezcla entre rostro popular frente a las cámaras y cerebro que maneja los hilos del negocio tras ellas. Y aunque todavía no alcanza el estatus del que goza Oprah Winfrey en EE.UU., Cowell claramente tiene ambiciones de, al menos, pisarle los talones.

Y gracias a su papel como jurado en el programa más visto de ese país, American Idol, de ser el dueño y creador de la franquicia Got Talent (que incluso llegará a Chile en un par de meses más como Talento chileno en Chilvisión) y de haber logrado este año un trato para realizar otro de sus programas, The X Factor, con la cadena Fox, el ejecutivo de la industria del entretenimiento ya hizo grandes avances en su cometido. De hecho, hace unas semanas, se anotó en el número 11 en la lista anual de las celebridades más poderosas que realiza la revista Forbes, y en el rubro televisivo sólo estuvo detrás de Winfrey. Este año, además, la revista The Hollywood Reporter lo puso a la cabeza de su listado de las personalidades más influyentes de los reality.

Su carrera refleja el tamaño de sus ambiciones. Cowell comenzó como asitente de un ejecutivo en un sello discográfico británico, pero rápidamente comenzó a ascender en la jerarquía. A principios de los 80 creó su propio sello, pero pronto abandonó la sociedad y se fue a trabajar a la discográfica Fanfare y luego a BMG y a S-Records.

Pero su real salto vino en 2001, cuando fue jurado en el precursor del programa cazatalentos inglés Pop idol. Al año siguiente se unió, en el mismo papel, al primer ciclo de American idol, siendo, según muchos, el principal factor en convertirlo en el programa más visto de EE.UU. "Es un hecho que Cowell ayudó a cambiar la manera en que los estadounidenses piensan en la música pop", resumió el diario Los Angeles Times sobre su influencia hace un par de meses, cuando Cowell anunció su salida del programa tras ocho temporadas y ganancias de US$ 80 millones al año.

El proyecto que lo alejaba de ese nicho era mucho más tentador. Porque al tiempo que cultivaba su fama como el juez rudo pero acertado en American idol, Cowell se había establecido como un creativo televisivo exitoso con dos programas cazatalentos: The X factor en 2004 que buscaba cantantes, y America's got talent en 2006, que se abría a todo tipo de habilidades. Ambos shows no sólo lograron buenos resultados en sus países de origen (Inglaterra y EE.UU., respectivamente), sino que también se establecieron como solicitadas licencias alrededor del mundo.

Gracias a esas credenciales, a principios de año el ejecutivo firmó con Sony para desarrollar contenidos televisivos, de cine, digitales y musicales bajo el nombre Syco, el mismo del sello que fundó en 2002. El acuerdo fue avaluado en alrededor de mil millones de dólares por publicaciones como The Financial Times, y le significó recuperar los derechos sobre sus programas, los que había vendido a Sony en 2005.

El primer proyecto de la alianza será realizar la versión estadounidense de The X factor. Ahí ganará más que en American Idol (donde era jurado), ya que no sólo él será productor ejecutivo, sino que también firmará en su sello a los ganadores, como lo hizo en Inglaterra con Susan Boyle. No es poco para el hombre que reconoció haber rechazado una invitación a comer del Presidente Obama con un "nuestras agendas no coincidieron".

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