Sistema electoral
Señor director:
Por este medio, Gonzalo Serrano critica el sistema de voto chileno, planteando que existen mecanismos que permiten sufragar de forma más segura, cómoda y expedita.
Me encontraba en Estados Unidos en noviembre y diciembre de 2000, cuando ocurrió la fatídica elección presidencial en la que, tras un recuento en Florida que tardó un mes, resultó elegido George W. Bush con 544.000 votos menos que Al Gore. Aún recuerdo las interminables discusiones acerca de los votos perforados: que las chayas colgantes (hanging chads), ya sea por uno o dos lados; que las chayas marcadas, a través de las cuales se ve o no se ve la luz del sol (dimpled chads, with or without sunlight), etc.
Mientras tanto, este humilde chilenito pensaba: "Qué fácil habría sido el recuento en Florida -y en retrospectiva, tal vez distinto el destino de tanta gente que murió en las guerras del señor Bush-, si usaran papel y lápiz, como lo hacemos en Chile".
Por otra parte, ¿confiaría usted en una máquina electrónica? ¿Cómo asegurar que nadie supo cómo voté? Por lo anterior, defiendo firmemente nuestro sistema para votar: arcaico será, pero funciona bien.
Claudio Meier Vargas
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