Steve Jobs, según Piñera




"EN su casa de Palo Alto, en California, desayunamos jugo de naranjas y manzanas. Me dijo que no había que pelarlas, porque gran parte de la vitamina de esta fruta estaba en el exterior e hizo una pequeña comparación con Apple. Fue en septiembre de 2010, a las 8 de la mañana, y hablamos cuatro horas. Había tenido una crisis de salud muy dura en agosto y estaba a punto de saber si vivía o no. El se encontraba en una etapa muy mística. Fue una conversación que atesoro".

"A la salida me fue a dejar a la puerta y me sacaron la fotografía. Lo invité para que viniera a Chile, pero me dijo 'este año no puedo, porque quiero recuperar mi salud. Pero el próximo año sí'. Me llamó tiempo atrás para decirme que creía que iba a tener una ventana a fines de este año. Le dije: 'Cuando quieras venir, te vamos a recibir con los brazos abiertos, porque generas atracción, genuino aprecio'".

"Lo admiro, porque hay poca gente que haya revolucionado cuatro industrias en el mundo. Jobs, en primer lugar, revolucionó la computación, porque fue el verdadero inventor del computador personal. IBM dijo que era una moda de corta duración. Yo fui tal vez de los primeros usuarios del famoso Apple II".

"Hasta esa época la computación con programación era para expertos y él inventó el mouse interactivo con la pantalla. También revolucionó la industria de las comunicaciones con el teléfono inteligente, el iPhone; la música, con iTunes, y el Ipod; el cine, con Pixar. Un tipo que dejó huellas y que en la última etapa de su vida vuelve y produce una inmensa revolución con el iPad".

"Cuando Jobs estaba en Apple al comienzo, se dio cuenta de que era un creativo y no un administrativo. Quiso hacer de Apple una compañía y llamó a un hombre de moda en ese tiempo, John Sculley, que entonces estaba en Pepsi, y lo invitó a irse de CEO a Apple. Sculley le dijo: 'Steve, me estás invitando a una compañía 10 veces menor'. Jobs le dijo una frase que me quedó grabada: '¿Quieres seguir vendiendo agua azucarada o tener una oportunidad de cambiar el mundo? Y Sculley aceptó".

"Sculley hizo crecer a Apple y echó a Steve Jobs. Ahí fue cuando se marchó a formar Pixar y después regresó, porque Sculley era un gran administrador, pero le faltaba lo esencial de esa compañía: ese espíritu que tiene Apple".

"El distribuidor de Apple en el mundo era Xerox y, en algún momento, rompieron. Lo leí en el diario y dije: 'Esta es la oportunidad que he estado esperando toda mi vida'. Con otras personas fuimos a Cupertino a pedirle que nos dejara la distribución de Apple para varios países de América Latina".

"A Steve Jobs lo conocí cuando estaba en Harvard, era un poco menor. Me acuerdo que venía con esta idea de que el mundo que venía iba a cambiar la forma en que vivíamos, en que nos informábamos. Veía una revolución gigantesca en tiempos en que esa revolución aún no llegaba. Todavía estábamos todos yendo en la noche a los computadores grandes. El prometía que iba a crear un mundo nuevo, tenía esa visión y esa misión".

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