Stryper: "Si no vamos a misa una semana nos sentimos disminuidos"




Son practicantes en serio: van a misa y rezan antes de meterse a la cama. Michael Sweet (47, segundo de izq. a der. en la foto), cantante y guitarrista de Stryper, parte de un género tan exótico como falto de exponentes como es el metal cristiano, dice que cuando no van a misa, porque están de gira o pasan demasiado tiempo en el estudio, se sienten "disminuidos. Realmente mal. Ir a misa nos rejuvenece y fortalece".

Este grupo iniciado en Los Angeles, en 1983, es el máximo crédito de un género que mezcló dos universos incompatibles: el rock pesado con las letras de inspiración bíblica y con ese prestigio, además de zafar del nicho del credo específico y colarse en los rankings laicos, es que esta banda debutará en Santiago el 15 de agosto en el Teatro Caupolicán, con una cruza que también se apoya en una estética glamorosa.

"Nunca nos sentimos parte de ningún movimiento en particular, lo que siempre nos guió fue ser fieles, primero a nuestras creencias y luego a nuestros gustos musicales", dice el cantante de una pandilla que vestía de negro y amarillo y que tuvo su mayor momento de gloria entre 1986 y 1987 gracias al influjo divino Honestly, tema ampliamente difundido en radios y la MTV de la época.

"No me molesta ser recordado por esa canción, es un regalo de Dios", asegura este ferviente rockero que debuta en el país celebrando 26 años de carrera. "Ni siquiera nos dimos cuenta cómo llegamos aquí. Hemos tenido una hermosa carrera juntos y ahora queremos celebrarla cara a cara junto a ustedes". Sweet dice que traerán los trajes de negro y amarillo y, por cierto, "muchas bendiciones".

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