Su ascendente trayectoria: de asistente de cámaras al conductor más popular en Chile

<P>Empezó en los 80 como productor en Canal 11 y saltó a TVN en 1992, donde concretó su carrera. </P>




Bajo los focos se ha consagrado como el conductor más importante y popular en Chile. Pero la vida televisiva de Felipe Camiroaga Fernández (44) empezó en el reverso: detrás de las cámaras. Nacido el 8 de octubre de 1966 en Santiago, y tras estudiar en el San Ignacio de El Bosque y el Colegio Marshall, en 1987 egresó del Instituto Incacea con el título de productor y director de televisión. Bajo ese rol, arribó como practicante al canal de la Universidad de Chile -hoy Chilevisión- y comenzó a encargarse de las labores de producción, ayuda de cámaras y concreción de libretos, donde destacó por su naturalidad.

Ideal para el perfil que buscaba la estación, que, por esos años, quería potenciar rostros más frescos y renovados, en contraparte al estilo formal que dominaba el resto de las televisoras. Tras una propuesta por parte de ejecutivos, Camiroaga aceptó conducir Videotop en 1988, consagrado a la difusión de clips musicales y antes animado por Pablo Aguilera y Justus Liebig. Un veinteañero Camiroaga, un desconocido que saltó desde los talleres de utilería al set principal, presentaba con cierta soltura videos de Los Prisioneros y Aparato Raro. "Era muy primerizo, pero siempre me gustó ese rol", aseguraba en TV Gramma.

La espuma creció rápido. La prensa reconoció su telegenia y lo situó como una de las revelaciones juveniles de la temporada. Una especie de candidato fijo para el recambio de la TV local en la nueva década. Con esos pergaminos, llegó en 1990 hasta Extra Jóvenes, el trampolín de su despegue: su dupla con Katherine Salosny marcó época en el nicho juvenil, traspasó las cámaras y se convirtió en una suerte de símbolo hasta hace muy poco.

En lo personal, Camiroaga se consagró como un rostro popular y reconocido y saltó a Televisión Nacional. La misión: hacerse cargo de la primera aventura matinal de la red pública, rubro en el que su ex casa televisiva ostentaba hegemonía. En TVN, su vida televisiva comenzó a las 7.20 horas del 9 de marzo de 1992, cuando con Tati Penna empezó a conducir Buenos Días a Todos. La experiencia no arrojó demasiados frutos: la pareja de conductores fue reemplazada a los seis meses y se puso en su lugar a Jorge Hevia y Margot Kahl, pareja que marcó a fuego el espacio.

Pero el tiempo dio revanchas. Con los años, Camiroaga fue considerado el reemplazante oficial de Hevia durante los meses de febrero, dándole un aire más juvenil al programa, y como una suerte de prueba al aire para un posible relevo. "No siento que nuestra permanencia haya sido amenazada", decía Hevia en 1998.

El rol lo tomó de manera definitiva en 2006, cuando Hevia dejó el programa. Camiroaga se convierte en emblema de Buenos Días a Todos y ve pasar a su lado a un puñado de conductoras, como Salosny, Tonka Tomicic y Carolina de Moras (su actual compañera). Además, consolidó al programa como un estandarte de TVN, liderando su franja ante Canal 13 y materializando un estilo relajado, salpicado de humor, cercanía y liviandad. En agosto, una encuesta de Drive Chile lo situó como la figura que la gente más asocia con ese horario.

Con su salida del programa en los 90, empezó su irregular vida en el horario estelar. Una relación de amor y odio inaugurada en 1992 por La gran apuesta -que duró ocho capítulos- y luego por El chapuzón, que también calificó como fracaso y tuvo por primera vez al conductor asumiendo de manera pública el paso en falso. Pese al traspié, luego vinieron Motín a bordo (1996), Contigo en verano (1997) y La noche del Mundial (1998), donde siguió disfrutando de una repercusión relativa y de resultados zigzagueantes en sintonía. Quizás, los mejores réditos cayeron en su carisma: a través de personajes como Luciano Bello, abrió un perfil cercano a lo actoral que le sirvió para explotar otras vetas (luego vendría el Washington).

Incluso el asunto fue en serio. Camiroaga también tuvo su carrera actoral. Antes de convertirse en animador, consideró que la actuación fuera su carrera y, de hecho estuvo un año en la escuela de teatro de Fernando González. Y aunque finalmente su opción fue otra, de todas formas alcanzó a tener breves trabajos como actor. Su primer acercamiento fue en Jaque Mate (1993), donde interpretó a Aldo Tapia, un cajero de banco enamorado de la hija de su jefe.

Luego, se quedó con el rol de antagonista de la apuesta del canal estatal para el segundo semestre de 1994: Rojo y miel. Aquí su papel fue el de Javier Escudero, que es contratado para conquistar a Claudia (Angela Contreras), quien está enamorada de un campesino (Bastián Bodenhöfer), lo que no le gusta a su familia. Quien lo ayudó a prepararse para estos roles fue la actriz Anita Reeves. Años después Camiroaga evaluó su paso por las telenovelas: "Fue de menos a más. Me sentí mejor en la segunda que en la primera", dijo.

Aunque después no volvió a hacer teleseries, su coqueteo con la actuación no terminó: en 2000 tuvo su debut en teatro en la obra Venecia, dirigida por Boris Quercia sobre la dueña de un prostíbulo que quiere morir en la ciudad italiana. Luego se la jugó por dar un paso más y actuar en cine: su debut fue en la película Pretendiendo, de 2006, donde además de tener un rol como un conquistador infiel, conoció a Paz Bascuñán, quien luego se convirtió en su pareja. "La encuentro realmente encantadora y ha sido muy rico trabajar con ella", dijo.

Aprovechando esa materia prima, pasó al horario vespertino y empezó en 1998 a animar Pase lo que pase, su otro gran golpe: se consolidó como un crédito de alto perfil magazinesco y empezó una histórica relación laboral y personal con Karen Doggenweiler. La animadora renunció en 2002 y detonó un tormentoso y subterráneo conflicto con Camiroaga del que nunca hablaron de manera explícita, pero que los distanció hasta hace unos años. El ex Extra Jóvenes abandona también el espacio -luego entró Bárbara Rebolledo, otra de sus parejas- y, aparte de proyectar su presente en Buenos Días a Todos, comienza a consolidarse en el horario estelar, su karma, a través de espacios como Animal nocturno (2006). El triunfo en ambos horarios lo establece como la figura más importante de TVN y, a nivel local, sólo es superado por el éxito foráneo de Don Francisco. El estatus lo lleva a animar el Festival de Viña en 2009 y 2010, con Soledad Onetto.

En 2006, el mismo año que cruza su despegue, viene otro golpe. Su madre, María de la Luz Fernández, muere en España tras un cáncer al hígado. Camiroaga se ausenta durante semanas del matinal y, en una entrevista a Cosas, asegura: "No hay día que no piense en mi madre". En la misma conversación, se asume como un hombre solo y que por primera vez piensa armar una familia.

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