Svetlana Alexiévich: "Vivimos en una época de segunda mano"

<P>La periodista bielorrusa dio ayer su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura. </P>




Un nombre desconocido para muchos. Cuando el jueves 8 de octubre pasado la Academia Sueca anunciaba que Svetlana Alexiévich era la Premio Nobel de Literatura 2015, la reacción fue mayoritariamente de sorpresa.

Nacida en el pueblo de Stanislav, en Ucrania, en 1948, la periodista que durante años recorrió campos y ciudades rescatando las voces de la ex Unión Soviética, se volvió una atracción ineludible cuando se comenzó a conocer su trabajo.

Ese jueves de octubre, Svetlana Alexiévich estaba planchando ropa en su hogar cuando la llamaron desde Suecia. Dos meses después Estocolmo la recibe con honores, flores y le otorga toda la atención a sus palabras, que van más allá de la literatura. Ayer, la autora de libros como La guerra no tiene rostro de mujer dio el discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura, el que recibirá formalmente en una ceremonia este jueves.

"Hay aviones rusos bombardeando Siria (...) El momento de la esperanza fue reemplazado por el tiempo del miedo. El tiempo volvió atrás. Vivimos en una época de segunda mano", señaló la escritora de 67 años, ante un auditorio lleno. "Hemos vuelto a los tiempos de la fuerza. Los rusos le hacen la guerra a los ucranianos. A sus hermanos", agregó sobre la histórica relación de dominación entre el gobierno de Rusia y el de Ucrania.

En su discurso la bielorrusa recordó los testimonios que han dado forma a sus libros, desde las mujeres rusas en la Segunda Guerra Mundial, los descarnados relatos de las víctimas de la explosión nuclear de Chernóbil o las vivencias en la guerra de Afganistán. La escritora trazó la historia del "hombre rojo", ese que sigue existiendo "aunque ya no exista el imperio rojo", señaló la autora de El fin del Homo sovieticus, en relación a la caída de los regímenes comunistas.

"Nos explicaron que los seres humanos viven para dar todo lo que tienen, para quemarse, para sacrificarse; para amar a las armas", remarcó sobre el pasado de su país. "Hemos dejado pasar la oportunidad que tuvimos en los años noventa. En respuesta a la pregunta: ¿Qué debemos ser, un país fuerte o bien un país digno donde se pueda tener una buena vida? Hemos elegido la primera opción: un país fuerte", apuntó Alexiévich, quien en su discurso citó a los autores clásicos rusos, entre ellos Dostoievski.

El octubre, tras enterarse del galardón, dijo a los periodistas: "Es una recompensa no sólo para mí, sino también para nuestra cultura, nuestro pequeño país". Ayer, en Estocolmo, volvió a recordar su sociedad gobernada desde 1994 por Aleksandr Lukashenko.

"Mi tierra bielorrusa, la patria de mi padre donde he vivido toda mi vida, Ucrania, la patria de mi madre donde nací, y la gran cultura rusa sin la que no me puedo imaginar. Las tres me son muy queridas. Pero en estos días, es difícil hablar de amor", afirmó la autora de Voces de Chernóbil.

Obra colectiva

Sara Danius, la secretaria de la Academia Sueca, afirmó en octubre que Svetlana Alexiévich "ha inventado un nuevo género literario, supera el formato del periodismo, continuando lo que otros autores han contribuido a elaborar".

La ceremonia oficial de entrega de todos los premios Nobel es este jueves en Estocolmo. Ahí estará la narradora cuya técnica de trabajo ha denominado como "novela colectiva" o "novela de voces" y cuya base son las entrevistas y archivos.

Ayer, antes de dar su discurso, ofreció una conferencia de prensa. "Yo sólo estoy buscando la verdad. Sólo busco la verdad y escribo sobre lo que veo de la manera en que lo veo y como yo lo entiendo. Esa es la única cosa que hago y que volveré a hacer una vez más: uno sólo tiene que hacer su trabajo con calma", dijo.

Luego, en su lectura, recordó episodios que vivió para elaborar sus libros. Historias incluidas en títulos como Voces de Chernóbil, construido a partir de monólogos.

Además, describió su obra como un conjunto de "conversaciones con sus protagonistas", donde la gente "habla de su propio tiempo". "El sufrimiento es nuestro capital, nuestros recursos naturales; no petróleo y gas", comentó y dejó en claro que el comunismo es "el opio de los intelectuales".

También recordó el drama de generaciones enteras de ciudadanos soviéticos que quisieron construir la utopía de crear "el reino de los cielos en la Tierra ".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.