Tania Bruguera y los artistas guerrilleros
<P>Impedida de salir de la isla, la cubana es símbolo del arte político disidente, junto al chino Ai Weiwei. </P>
Nueve días después de que el presidente Obama anunciara el reestablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, tras más de 50 años de bloqueo, la artista cubana Tania Bruguera (1968) aterrizó en La Habana dispuesta a realizar El susurro de Tatlin, una performance en la que abre un micrófono para que el público pueda decir lo que quiera durante un minuto. Lo había hecho en 2013 en el Museo Guggenheim de Nueva York, y mucho antes, en 2009, debutó con ella en Cuba, en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, sede de la Bienal de La Habana. Esta vez sería distinto.
Bruguera estaba convencida de que, en el actual contexto político, la performance ameritaba realizarse en un lugar público como la Plaza de La Revolución, y no en el contexto de un museo. Pidió permiso oficial, pero se lo negaron. Siguió adelante y fue detenida el 30 de diciembre pasado por "incitar el desorden público". Quedó libre al día siguiente, aunque con consecuencias: hasta hoy su pasaporte está retenido y no puede salir del país, le quitaron su notebook y teléfono, y es citada cada semana por la policía.
"Fue un momento de potencial crisis de identidad del proyecto de la Revolución y como artista política consideré que era apropiado hacer la obra en ese momento. El arte no debería estar restringido a ser sólo un comentario a posteriori de los hechos que nos afectan, sino actuar en un espacio de cuestionamiento", dice la artista a La Tercera, en un correo electrónico.
Bruguera, quien fue becaria de la Fundación Guggenheim en 1998 y logró notoriedad con su participación en la Bienal de Venecia y en Documenta Kassel, se convertía ahora en la principal abanderada del arte político y la libertad cultural, al punto que el 13 de abril pasado una gran manifestación en su apoyo se desplegó en Times Square de Nueva York, con el respaldo del Museo Guggenheim y el MoMA. Mientras, en las redes sociales, un grupo de artistas y seguidores ya preparan una protesta para la próxima edición de la Bienal de La Habana, que parte el 22 de mayo y que, según el curador cubano Gerardo Mosquera, marcará el punto crítico del caso. "La decisión sobre Tania no la tomará un fiscal, sino alguien con más autoridad. Si se decide encarcelarla será sólo después de la bienal, cuando el contigente internacional se haya ido, aunque puede ser que la liberen antes como si nada hubiese pasado. Como sea, lo de ella sirvió de amenaza para otros", dice desde Madrid.
Bruguera es el caso más visible, pero no el único. Está El Sexto, grafitero cubano que permanece preso por haber intentado liberar en el Parque Central de La Habana a dos cerdos con los nombres de Fidel y Raúl. Más allá de la isla, también hay artistas perseguidos. Al nivel de Bruguera está el chino Ai Weiwei, quien en 2011 estuvo preso 81 días por cargos tributarios que nunca se esclarecieron y hasta hoy tiene prohibido salir de su país, aunque en los últimos años exhibió muestras en Berlín, París y Londres.
La incomodidad de estos gobiernos, de carácter autoritario y conservador, traspasa lo artístico. En el caso de Weiwei el motivo fue su activismo: pidió una lista de los muertos en el terremoto de Sichuan en 2008; el gobierno se negó a entregarla. En la música están las tres integrantes del grupo punk feminista Pussy Riot, condenadas a dos años de prisión en 2012 por una actuación contra Putin en la catedral Cristo Salvador de Moscú. En el mundo del cine, el director iraní Jafar Panahi no pudo asistir como jurado al Festival de Cannes 2010: estaba preso por supuestamente "rodar una película contra el régimen islámico". Tras 88 días y luego de pagar una multa de 168 mil dólares, salió libre.
Para Gerardo Mosquera, el arte político es el más necesario. "El arte puede investigar temas propios del arte sobre cómo ser más político. A mí me interesa este último porque incide en la vida misma. Sobre todo estas sociedades cerradas lo necesitan más, porque el arte ayuda a la apertura", afirma.
¿Cuáles son los planes de Bruguera hoy? "Seguiré con mis investigaciones sobre Arte Util, Arte de Conducta y Arte Político, pero también como ciudadana cubana se me ha hecho evidente la necesidad de trabajar por una ley en Cuba que despenalice la diferencia de opinión con aquellos que están en posiciones de poder y, en cambio, penalice la violencia contra quienes tienen una opinión política diferente", dice. Lo de Bruguera recién comienza.
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