Tecnología. La fotografía digital 2.0 vive en los celulares

<P>Chefs, diseñadores y estudiantes se convierten en ases de las imágenes mediante celulares con aplicaciones casi mágicas, que generan una amplia gama de efectos y que se comparten ampliamente en la red. Tres usuarios narran sus experiencias. </P>




Instantáneo, fácil y viral. Esos parecen ser los adjetivos que vienen definiendo las tendencias de los últimos años en torno a todos los ámbitos cotidianos: mensajería en pocos caracteres; microblogs que sirven para compartir un par de imágenes y gustos, y una de las que más ha crecido en los años recientes: la fotografía social.

Cuando apareció la cámara portátil Leica, en la primera mitad del siglo XX, la sociedad tuvo que redefinir el concepto de instantáneo. Al mismo tiempo, aprendió a asir la realidad de una forma que determinó toda la cultura posterior: las cosas pueden registrarse tal y como aparecen en la realidad, y cualquiera podía hacerlo.

Pero la historia es experta en superarse a sí misma y si aquellos mecanismos con revelados en cuartos totalmente oscuros eran considerados una maravilla de velocidad en esos tiempos, hoy son tan lentos que sólo los profesionales o los más puristas les dedican esfuerzo.

Esta suerte de sentido de máxima urgencia es la que comparten los usuarios de las aplicaciones de fotografías 2.0, que, masificadas a través de diversos modelos de teléfonos celulares, sustentan la explosión de nuevas redes en las que se comparte todo tipo de imágenes. Desde gatos que duermen una siesta bajo el sol, pasando por espectaculares sándwiches de cuatro pisos, hasta protestas, fiestas y todo tipo de bailes.

¿Cómo funcionan? Es cosa de sacar el iPhone o el Android, elegir una aplicación como Instagram, Lightbox, Leme Camera, Foodspotting o Hipstamatic -todas descargables, ya sea en la tienda iTunes de Apple o en la de Android-, apuntar, disparar y compartir en la red social de preferencia. Algunas cuentan con una serie de efectos que las han vuelto de "moda" entre los jóvenes aficionados: filtros que les dan un aspecto antiguo a las fotos o que resaltan algunos colores son los más populares, mientras que las imágenes se agrupan en grandes galerías en línea, que otros usuarios siguen día a día esperando la siguiente foto.

Toda la memoria visual de la generación que escribe contando caracteres la albergan estas galerías virtuales, cuyo crecimiento y diversificación ha sido exponencial. Se estima que diariamente en Twitter se publican 2,1 millones de comentarios que incluyen enlaces a fotos, según la consultora Sysomos, especializada en Social Media.

Estos "twitteos" con fotos llegan a la red cortesía de los servicios y aplicaciones de terceras partes, siendo el más popular TwitPic (45,7%), al que siguen Yfrog (29,3%), Lockerz (17,4%) y el creciente Instagram (5,2%).

Es este último servicio, que vio la luz en octubre de 2010, uno de los que más ha ido creciendo en popularidad. A una semana de su lanzamiento, Instagram ya tenía 100 mil registrados, comenta Shane Snow en el sitio especializado Mashable. Hoy, tiene 4,3 millones de usuarios repartidos por todo el mundo.

El registro de todo lo que ves

"Es mi memoria visual instantánea", dice Carla Escobedo, diseñadora e ilustradora, también conocida como Monrix y asidua usuaria de Instagram. "En un comienzo fue algo netamente recreativo, te compras el teléfono con una cámara decente y quieres tener el recuerdo de todo lo que haces o ves, después te empiezan a dar ganas de compartirlo y así, es como una bola de nieve", agrega.

Aún sin ser fotografías de nivel profesional, también pueden servir para trabajos o proyectos de ese tipo. Monrix, por ejemplo, las usa en su blog. "Vas por la calle y a veces llevas tantas cosas que la cámara no está dentro de los ítems que quieres sumar a tu cartera. El teléfono es salvador para recopilar material de posteos o -incluso- hacer una especie de reporteo y fotografiar sucesos en la calle que pueden ser útiles para el resto, como choques, tacos o accidentes, siempre de la mano de las redes sociales".

Y son justamente estas plataformas las que han dado mayor difusión a estos formatos. La ubicuidad de sitios como Twitter o Facebook y la capacidad de subir a ellos fotografías en forma instantánea han llevado que incluso el menos experto quiera compartir las imágenes que hace a diario.

También existen aplicaciones más acotadas, donde la gente no comparte todo lo que le ocurre sino, por ejemplo, lo que come día a día. La más conocida es Foodspotting, donde existen desde usuarios que sólo fotografían hamburguesas, hasta los que se pasean por los restaurantes más gourmet de la ciudad.

Por ejemplo, Sebastián Pincheira, cocinero desde 1986 y actual chef del conocido restaurante capitalino Asian Lounge, le da un uso muy cercano a su trabajo: "Uso Foodspoting cada vez que me encuentro frente a alguna preparación que me llama la atención. Me gusta llevar un registro de lo que voy comiendo y esta aplicación me permite compartir y sugerir a mis amigos, según mi experiencia una preparación interesante que probar". Esto es algo que puede apreciarse en toda su expresión en su sitio de Foodspotting (www.foodspotting.com/chefejecutivo), un lugar que muchas personas utilizan cuando quieren probar algún plato extravagante en la ciudad.

Lo inmediato ha superado a lo preciosista, por lo que lentes, velocidades de obturación y grandes zooms no son importantes para los fotógrafos 2.0. "Las fotos no son para una publicación profesional ni para ser impresas en gran resolución, por lo tanto, es ideal para capturar el momento en el minuto que lo estoy viviendo", dice Sebastián, algo a lo que Monrix agrega: "No vas a hacer la próxima sesión de fotos para Vogue con tu iPhone 4".

La foto en una red social no busca, por lo mismo, la belleza, sino instantaneidad y simpleza del registro del momento único. Las imágenes que postearon medios y plataformas digitales sobre las manifestaciones contra HidroAysén, o en la marcha por la educación, eran borrosas, apenas inteligibles, pero fueron seguidas momento a momento por los usuarios que querían compartir esa sensación de "estar ahí, estar ahora".

"Estas aplicaciones nos permiten hacer todo más fácil y rápido, ya que al tomar una imagen la puedo dirigir y publicar en Facebook y Twitter", opina Sebastián, "por lo tanto, creo que el crecimiento de la fotografía para capturar vivencias dentro de las redes sociales va a hacerse más popular y masivo", agrega el usuario.

Ni siquiera la aplicación que se use es lo más relevante, finalmente, todas ofrecen distintas funciones. "Todo sirve", opina Ignacio Letelier, director creativo digital de B&L Comunicaciones y antiguo aficionado a la fotografía, "en general, la aplicación que esté más a mano para tomar una foto es la que más se usa. Pero es cuando quiero hacer 'esa' foto, algo específico porque tiene la iluminación, forma o colores perfectos, es que me decido por una o por otra".

Arte al instante

Por supuesto no sólo de comidas, fiestas y protestas viven estas aplicaciones. Si bien lo cotidiano va de la mano con lo instantáneo, también existen los que tienen una mirada más profunda en las posibilidades que estas herramientas otorgan, dándole un significado más artístico.

"No suelo ser de las personas que fotografía todo siempre, quizás por la manía que tengo de obtener las fotos precisas", agrega Ignacio Letelier, "pero luego de ver el resultado de las fotos hechas con estas aplicaciones me he dado cuenta de que hacer fotos bonitas no es tan complejo. Esto, sumado a la alta capacidad que actualmente tienen los teléfonos, permite realizar siempre la mejor foto o la más ajustada a lo que imaginaste", concluye.

Cuando estas aplicaciones comenzaron a volverse populares, un sector bastante amplio de fotógrafos profesionales y amateurs se lanzó en picada contra la facilidad y la "mundanización" que producían. Episodio que recuerda a las peleas que produjo la fotografía como superación de la pintura o el cine como superación de ésta.

"En lo personal, no creo que las aplicaciones hagan más mundano el arte", opina Monrix, "simplemente, porque no creo que una foto en Instagram sea arte. Sin embargo es importante el uso que les das a éstas. Instagram para mí funciona como un depositorio de elementos visuales y sensoriales del resto del mundo, y como red social, tiene la utilidad de que puedes elegir a quien seguir o no".

Claro que, como siempre, el arte no responde tanto a peleas teóricas como a la acción directa. Ya en todo el mundo se están realizando exposiciones de fotos tomadas con iPhone, Android o cualquier tipo de teléfono que permita registrar visualmente un momento: iPhonegraphy, Pixels at an Exhibition y Déjà Vu son sólo algunos nombres de los espacios que han alojado este nuevo fenómeno, espacios que se replican también en el mundo virtual que los populariza.

Ignacio está de acuerdo con esto: "Creo en la belleza de la fotografía, en la belleza de capturar un momento único y preciso. Da lo mismo si es con una aplicación, una cámara pro o una de un celular: es capturar el momento, el ángulo, la iluminación. Una foto buena es una foto buena. Ahora, si hay aplicaciones que permiten hacer esto más rápido, bienvenidas".

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