Tocopilla, antes de Alexis Sánchez
<P>El "Niño Maravilla" no es el comienzo del fútbol en la pequeña ciudad de la Segunda Región. Su historia está repleta de figuras legendarias, como Ascanio Cortés y Manuel Muñoz, pero también de talentos desperdiciados por el alcohol y ese inexplicable arraigo a las canchas de tierra del puerto nortino.</P>
Al revisar la colección de recortes sobre su padre, Jorge Cortés (59) se entusiasma. Hace seis años que no repasa el material y, con cada línea, se convence de que existe algún tipo de conexión entre Ascanio Cortés y Alexis Sánchez, el primer y el último chileno en vestir la camiseta de River Plate. Tal como el "Niño Maravilla", el viejo Ascanio se lució con una tricota naranja (la que usaba la selección de la salitrera María Elena) a principios de los años 30, partió a Santiago, donde brilló en Audax Italiano, y luego cruzó la cordillera a cambio de un dineral: 50 mil pesos. Con esta suma, le construyó una casa a sus padres en Tocopilla, en 1939; Alexis hizo lo mismo por su mamá, Martina, sólo algunos años atrás.
El listado de grandes jugadores salidos de Tocopilla no termina ahí. Para un pueblo de 25 mil habitantes, la producción histórica es notable, especialmente entre los años 30 y 60. El defensa Miguel "Popeye" Flores (Magallanes), el arquero Daniel "Ronron" Chirinos (Audax), el puntero Tomás "Rata" Rojas (Colo Colo) y Ulises "Negro" Ramos, un todoterreno que cuenta con el honor de ser el único campeón como jugador y técnico con la "U" (1940 y 1969), son sólo algunos de los nombres que han destacado a nivel nacional. "Tocopilla es una ciudad con tradición futbolera. Como no había mucha recreación, los trabajadores de la minería y del puerto, todos de estrato bajo, jugaban a la pelota. Era lo que les quedaba", opina el historiador Damir Galaz, quien ha publicado varios libros sobre los personajes de su tierra.
Jorge Cortés recuerda que Julio Martínez, el desaparecido periodista deportivo, alguna vez le dijo que si su padre jugara hoy "no habría plata para pagarle". Durante décadas, Ascanio Cortés fue considerado el mejor defensor central en la historia de Chile. Después de brillar en las calles de Villa Covadonga y en varios equipos regionales, fue llevado a Audax Italiano, donde fue protagonista del primer título profesional del club (1936). Allí formó una de las mejores duplas defensivas de todos los tiempos junto a Humberto "Cocoa" Roa. Jugaban tan compenetrados que cuando uno llegaba a un partido "pasado de fiesta", el otro doblaba esfuerzos para cubrirlo. Cortés también integró la Selección que derrotó por primera vez a Uruguay en el Sudamericano de Buenos Aires 1937. "Era uno de los partidos que recordaba con más orgullo", cuenta su hijo.
Luego, fue transferido a River, donde formó parte de "La Máquina", con José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera y Angel Labruna. Más tarde, confesaría que su paso por Argentina fue la única deuda de su carrera, pese a que popularizó la "chilena" al tratar de rechazar una pelota de gol. "Nunca se jactó de aquello", dice su vástago. Cortés volvió a Audax en 1941 y terminó su carrera en Santiago National, con apenas 29 años, en 1946. El resto de su vida la dedicó a trabajar en una concesionaria de General INSA (Industria Nacional de Neumáticos), ubicada en calle Balmaceda, en la capital.
Ya en 1974, con 60 años, fue integrado al "mejor equipo de la historia de Chile", compartiendo la zaga con Luis "Fifo" Eyzaguirre. Para esa ocasión, el periodista Antonino Vera de la revista Estadio, escribió una nota titulada "El príncipe de Tocopilla". Su hijo la sostiene en sus manos y esboza una sonrisa.
Manuel "Colo Colo" Muñoz (83) se ganó su apodo después de ocupar la "10" de los albos durante 10 temporadas, entre 1949 y 1958. "Actualmente, cualquiera se pone la '10' del Colo. Si yo jugara ahora, sería millonario", se queja el octogenario, quien vive desde hace 50 años en Arica y atiende un restorán. Allí conoció a un pequeño Alexis Sánchez, cuando una selección juvenil de Tocopilla fue a jugar a la zona.
Como la mayoría de sus coetáneos ya fallecieron, Muñoz dice que está "esperando su hora", pero también goza recordando sus hazañas. Con especial cariño se acuerda de un gol de volea que le marcó a Uruguay en el Estadio Nacional 1952, cuando los "charrúas" eran campeones del mundo. Por esos días, ya le apodaban el "Expreso de Tocopilla", pues apenas terminaba la temporada con el "Cacique" tomaba en La Calera el tren de madera hacia el norte, para reencontrarse con su terruño. El viaje demoraba dos días.
En total, "Colo Colo" marcó 120 goles por el conjunto popular. Después de su retiro, se dedicó a un negocio de frutas, verduras y otros alimentos en Santiago, y después en Arica. Hace un tiempo volvió a Tocopilla y quedó impactado con el daño que provocó el terremoto de 2007. "Está muy cambiado. Vi la casa de mi hermano en el suelo. Además, hay mucha contaminación", afirma el ex jugador, quien todavía lamenta "no haber ganado un peso con el fútbol".
A Sergio "Negro" Ascuí todavía se le ve rondando las canchas, dañado por la edad y por el destino. "Lo he visto pasado de copas algunas veces por las calles de Tocopilla", dice un conocido. Es uno de los tantos ejemplos de grandes futbolistas que nunca llegaron al profesionalismo, simplemente, porque no quisieron dejar su tierra.
"A mí me vinieron a buscar de Colo Colo y Magallanes, pero no me quise ir", cuenta Ricardo "Abuelo" Huerta, otro ídolo del fútbol local que trabajó toda su vida en una planta de Soquimich. Su compadre Félix "Zorra" Toro, uno de los mejores de la historia de la ciudad, sólo llegó a jugar profesionalmente en Rangers, donde le pagaban con vino y pan. "Se tomó todas las viñas de Talca", bromea Huerta. Así como ellos, tantos otros jugadores se han perdido en el camino debido a diversas carencias, según aseguran en el puerto.
Sin embargo, Tocopilla mantiene intacta su capacidad de producir buenos jugadores. "Hay muchas semillas que pueden ser nuevos Alexis. Sólo se necesita invertir seriamente", dice Luis Klaus, histórico dirigente del fútbol local. El éxito de Alexis Sánchez ha revitalizado la actividad y miles de niños sueñan con imitarlo. La estatua de Ascanio Cortés, ubicada a la entrada del estadio Municipal (que lleva su nombre) lo observa todo en silencio.
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