Tom Selleck: "Tengo que tener cuidado de no hacer algo como Magnum"
<P>El actor es el patriarca de una familia de policías en <I>Blue bloods,</I> que vuelve mañana al cable. </P>
Tiene 67 años, pero no los aparenta. Es el patriarca de una familia de policías y, como tal, está sentado en la cabecera. Comienza a tararear con su voz grave, mientras los otros ocho comensales intercambian tazas y platos. Tom Selleck es Frank Reagan, el jefe de la Policía de Nueva York. Ronco y con la autoridad que le entregan no sólo las jinetas, comienza a explicarle a su nieto cómo se prepara un café irlandés. Pero de pronto la solemnidad del relato se interrumpe con su risa. "Perdón, perdón, ¿qué venía?". Tazas y platos vuelven a su posición original entre las manos de los actores. Los demás también se ríen. No es primera vez que alguien se equivoca en ésta, la escena ícono de cada episodio de la serie Blue Bloods: la cena familiar.
Son las 5 de la tarde y han intercalado las entrevistas con las grabaciones de esta segunda temporada, que en Chile se estrena mañana a las 23.59 horas por LIV (señal 59 de VTR y 70 Claro). Graban ocho días por episodio, cuatro en las calles de Nueva York, y el resto en los estudios que tiene CBS en Greenpoint, Brooklyn. Y aunque es una más de las muchas series de procedimientos policiales como CSI o Bones, Tom Selleck insiste en que parte de su éxito se debe precisamente a lo que representan "Los Reagan". "Creo que hoy en día tenemos muchos shows de este tipo, pero no suficientes personajes. Frank es el patriarca de una gran familia y eso no se ve tan seguido en la televisión, porque la mayoría de los padres que aparecen son simplemente unos idiotas como Homero Simpson", dice entre risas y añade: "Frank siempre trata de ser un buen padre".
Tampoco hay que descartar el Factor Selleck como gancho para la audiencia, ya que este protagónico marcó el regreso a las series de su característico bigote. Y aunque está bien lejos de su look hawaiano en los 80 con su exitoso rol en Magnum, sí reconoce algunas similitudes con este investigador privado, y con otra de sus últimas actuaciones: Jesse Stone (serie de telefilmes que seguirá protagonizando). "En un montón de aspectos es como Magnum, pero no es una persona con la que me gustaría cruzarme, porque también tiene un lado oscuro. Veo muchas conexiones con mis personajes anteriores, pero al interpretar a Frank tengo que tener cuidado de no comportarme como Jesse, ni menos hacer algo como Magnum", afirma bromista. De Richard Burke, el novio mayor de Mónica en Friends, mantiene una de sus más aclamadas características: la seducción. Eso no lo pierde en ningún personaje. Ni frente ni fuera de las cámaras. Por eso a la pregunta "¿Cómo se ve tan joven?", sólo responde con una sonrisa carismática.
Otra fuente de inspiración para este papel es su padre: "No me quiero poner emocional, pero pienso en él. No lo interpreto en la serie, pero tuve un muy buen padre y cuando hay una escena de relación padre-hijo que no resulta, pienso en él".
Pese a sus años en los sets, Selleck asegura que sigue poniéndose nervioso con cada escena, y que siempre le parece que los demás lo hicieron mejor que él. "Cuando grabamos el piloto me sentí muy inseguro, abría mi boca y me decía 'Oh, oh, no sueno como este tipo'", afirma.
En uno de los galpones de Brooklyn, y casi por obra de magia, caben una casa, la oficina de Frank Reagan y una estación de policía. En otro, lo que la imaginación de los guionistas dicte. Siempre y cuando se ajuste al presupuesto. "Construimos un banco, una sala de emergencia, un restorán, lo que se necesite", cuentan en la producción y agregan: "A veces resulta más rápido construir, que buscar una locación". Ese esfuerzo es para las escenas más importantes, ya sea en el Metro o en el Memorial del atentado del 11 de septiembre. Sólo en la temporada anterior tuvieron cerca de 250 locaciones.
Cuidado constante
Un equipo de policías asesora a la producción y al elenco para lograr actuaciones realistas. No fue difícil enganchar a una audiencia que es fiel a este formato. La primera temporada tuvo más de 12 millones de televidentes en EE.UU. y esta segunda entrega tiene poco más de 13 millones. A los nombres fuertes del elenco se sumaron los de los exitosos guionistas de Los Soprano, Mitchell Burgess y Robin Green. Pero, ya no están.
Ni los cambios ni los números parecen perturbar a Selleck. "En todas las series hay episodios mejores que otros", afirma, y ejemplifica: "Magnum todavía se exhibe en más de 100 países, pero siempre que lo veo aparece uno de los episodios que no es tan bueno, nunca veo mis favoritos. Por eso creo que nunca puedes descansar, porque siempre puede ser mejor, y esa es la presión que siento", afirma. Y remata: "Estuve sin trabajo a los 35 años, cuando conseguí Magnum, entonces sé cuán bendecido estás cuando trabajas en algo que la gente quiere ver. Así que la presión que siento es seguir trabajando y nunca dar a la audiencia por sentada".
Selleck se despide amablemente y a "un gusto en conocerte" suma cada nombre. Antes de irse pide disculpas "por toda esta locura" y agrega: "Ahora tengo que volver a grabar y simular que tengo hambre". Sonríe bajo su memorable bigote.
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