Tradición de tortas de Curicó cumple 120 años

<P>En octubre, la fábrica de calle Prat celebrará la receta artesanal iniciada por Cristobalina Montero.</P>




Dicen en la fábrica de Tortas Montero que el centenario horno a leña donde doña Cristobalina, la fundadora, horneaba sus hojarascas de torta se apagó una sola vez en su historia: fue en el terremoto de 2010. Juran en este local que desde que se encendió, en 1891, la tradición no tuvo pausa.

Esos clásicos dulces chilenos -sostienen- se han caracterizado, por más de un siglo, en seguir al pie de la letra la antigua receta de la señora Montero. En cuatro meses más, esa tradición cumplirá 120 años.

La fábrica es una de las empresas más antiguas de Curicó y de Chile. Y aunque hace siete años dejó de ser una empresa familiar, al ser traspasada a un holding de la zona, se rehúsa a industrializar su producto estrella: la torta curicana. Aún así, sus nuevos dueños apuestan a expandir sus puntos de venta fuera de Curicó, pero sin dejar de lado el sello tan característico.

Expansión

Cuentan que en 1870, doña Cristobalina Montero inició, en su propia casa, de calle Villota, la producción de pasteles tradicionales chilenos, entre ellos la reconocida torta curicana, compuesta por hojarascas rellenas de manjar, al que hoy se le agregan trocitos de nuez o almendras y suaves sabores de alcayota, naranja o frambuesa.

En 1877, con la llegada del tren a Curicó, la mujer comenzó a vender sus tortas en la estación ferroviaria y, así, aparecieron las primeras "palomitas", que eran las vendedoras de delantal blanco que comercializaban las tortas curicanas, que se hicieron conocidas en todo el país.

El 23 de octubre de 1891, la emprendedora cambió la cocina de su casa por la fábrica de calle Prat Nº 659, donde mandó a construir un horno de ladrillos, de cinco por cinco metros, que una vez encendido nunca se apagó, hasta que el pasado terremoto botó su chimenea. No obstante, tras 15 días de intenso trabajo por reconstruir el ducto, el horno centenario volvió a encenderse.

Sergio Díaz trabaja como hornero de la fábrica hace 35 años y relata que "el horno se mantiene siempre encendido con leña de eucaliptos y se regula, según lo que se quiera hornear. Por ejemplo, las hojarascas de las tortas curicanas se cuecen a 300 grados, en sólo dos minutos".

La gerenta general de la empresa, Paz Aránguiz, recalca que "nos caracterizamos por tener un producto totalmente artesanal, y no queremos industrializarnos, para no perder el sabor original, pues al hacer un producto en forma industrial, cambian los procesos de horneado, las cantidades, los preservantes". "Esta ha sido, por 120 años, la única dirección de la fábrica y hasta hace cinco fue el único local de venta, aunque hoy tenemos puntos en dos supermercados Lider, en Curicó, y, además, estamos entregando productos al Jumbo y Santa Isabel, de Talca y Curicó. Nuestro proyecto es expandirnos e instalar también puntos de venta en Santiago", adelanta.

Aránguiz dice que "no descartamos la posibilidad de expandirnos a países cercanos, siempre y cuando sea en pequeñas cantidades".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.