Tras la tumba de Miguel de Cervantes

<P><span style="text-transform:uppercase">[en madrid]</span> Científicos españoles -entre los que está Francisco Etxeberria, quien ha trabajado en los casos de Allende, Víctor Jara y Matute Johns- hurgarán con un georradar un convento madrileño donde se supone está enterrado el ingenioso autor. Si logran identificar un esqueleto con el brazo izquierdo deforme, los expertos harán pruebas forenses para confirmar si se trata de "el manco de Lepanto". </P>




Yace aquí el Hidalgo fuerte / que a tanto estremo llegó / de valiente, que se advierte / que la muerte no triunfó / de su vida con su muerte".

Ese es parte del epitafio que quedó en la tumba del ingenioso Hidalgo don Quijote de La Mancha luego de "recibidos todos los sacramentos". El personaje de la máxima obra de Miguel de Cervantes tuvo una tumba conocida, lo que no ocurre con su creador. Al menos hasta ahora.

Cervantes Saavedra murió en 1616 afectado de hidropesía (edema en el estómago) y se cree que sus restos descansan en el convento de las Trinitarias Descalzas de Madrid, España.

A casi 400 años de su muerte, el área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, la Real Academia Española y otras instituciones privadas y públicas decidieron financiar el proyecto de un grupo de expertos hispanos encabezados por el historiador y escritor español Fernando Prado.

La mejor pista para iniciar la búsqueda es la existencia de varios documentos que afirman que fue enterrado en ese lugar y una placa en uno de los muros del edificio, que así lo recuerda.

Ese convento ha sufrido varias modificaciones desde que se sepultó a Cervantes. No se sabe si su féretro fue llevado al subsuelo o si sus huesos fueron a parar junto con el de otras monjas -que se supone también están enterradas bajo la iglesia- cuando culminaron los trabajos de ampliación del recinto a fines del siglo XVII.

Desde la ciudad de San Sebastián, Lourdes Herrasti, especialista en osteoarqueología de la Sociedad científica Aranzadi, institución encargada de la investigación, explica a La Tercera que "los trabajos se iniciarán a fines de este mes o comienzo de marzo, cuando regrese el técnico encargado del manejo del georradar que se utilizará y que se encuentra en Argentina".

"Es una investigación que está todavía en pañales. Queremos saber qué pasó con sus huesos, si están bajo el suelo de la iglesia, pero todo es aún incierto. No hay nada a la vista, por eso hay que jugar con mucha prudencia. Pero este es un intento", agrega.

A cargo del equipo forense está Francisco Etxeberria (también de la sociedad Aranzadi), quien ha visitado el país para colaborar en algunas investigaciones del Servicio Médico Legal, como las pericias de los restos de Víctor Jara y Salvador Allende. Este mes, el ministro Jaime Solís -que investiga la muerte de Jorge Matute Johns- pidió la incorporación de Etxeberria como parte del equipo que participa en el análisis de sus restos tras la exhumación de su cuerpo.

Según los investigadores, lo primero es buscar los huesos de personas que puedan estar enterradas en el lugar, pero sin romper el suelo, sino que con un georradar. La máquina advierte de sitios vacíos que podrían ser de tumbas. Si se encuentran huesos, se realizará un mapa para identificar esos lugares y excavar en ellos con suma precaución.

Las osamentas serán periciadas por los arqueólogos y forenses para análisis de data de muerte, género, etc. Para la identificación de Cervantes, los investigadores cuentan con un detalle adicional: el escritor tenía inmovilizado su brazo izquierdo debido a las heridas que recibió en la batalla de Lepanto (1571) cuando los españoles enfrentaron a los turcos otomanos y que le valió el apodo de "el manco de Lepanto".

"Es una satisfacción después de cuatro años de lucha ver que el proyecto va adelante y que tiene visos de hacerse realidad… Cervantes ha sido y es el español más ilustre de nuestra historia. Es momento de darle un nombre a su tumba", dijo Prado a la agencia AP.

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