Tres enormes olas devastan a Constitución tras sismo
<P>Una periodista de este medio se encontraba en la ciudad de la Región del Maule cuando ésta fue asolada por el terremoto y posterior tsunami. Tres olas de 10 y ocho metros convirtieron casas en escombros y desataron el pánico en la población. El siguiente es su relato.</P>
Yo estaba en una casa de dos pisos. La madera crujía y nadie podía mantenerse en pie. Con mi familia comenzamos a bajar, nos subimos al auto y nos dirigimos a la zona alta.
En medio del caos y de la oscuridad que dejó el terremoto de ayer, tres grandes olas arrasaron la ciudad de Constitución en la Región del Maule, dejando una larga estela de escombros y destrucción.
Tras la devastación se pudo constatar la desaparición de los muelles y de toda la ribera del río Maule, desembocadura por donde el mar avanzó hasta el centro de la comuna.
Cerca de las 4.00 de la madrugada, unos 30 minutos después del sismo, comenzó a subir de improviso el nivel del agua del Maule. Pasaron otros cinco minutos y vino la primera ola, con una altura de ocho metros. En ese momento las personas ya habían comenzado a subir a refugiarse a zonas altas de la ciudad, dejando atrás sus casas y pertenencias.
Un par de minutos después, con dirección norte-sur, una segunda ola de 10 metros, la más fuerte de las tres, azotó fuertemente Constitución.
El mar avanzó cuatro o cinco cuadras desde la ribera del río, llegando hasta la plaza de Armas.
Casas arrastradas al mar
Casas de dos pisos fueron arrastradas desde sus bases. Por último, y sin dar descanso a los habitantes de Constitución, entró una tercera ola, de unos ocho metros. Las casas, convertidas en escombros luego de los dos primeros impactos, fueron arrastradas hacia el agua.
La fuerza del mar fue tal, que los ocupantes de las viviendas que lograron permanecer en pie, se encontraron con pescados y algas sobre las mesas y sillones al interior de éstas. La pérdida material es completa.
La amenaza de las olas provocó una estampida de personas semidesnudas que arrancaban con niños en brazos.
La desesperación por arrancar del agua era tal que los automóviles que subían chocaban con postes, murallas o entre sí.
En medio de la oscuridad y los llantos se podía escuchar los llamados desesperados de familiares que intentaban saber algo de sus hijos, hermanos o padres. La conmoción no dejaba a nadie respirar.
El ánimo del personal de Carabineros y Bomberos se encontraba completamente resquebrajado. Un policía lloraba al relatar que una menor de cinco años había sido arrancada de sus brazos por la fuerza del mar.
Debido a la magnitud de la destrucción y los problemas de comunicación que dejó la tragedia, hasta ayer no se tenía información oficial sobre víctimas fatales y desaparecidos, pero se espera que la lista de fallecidos sea importante.
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