Turismo científico por el río palena

<P>Siguiendo los pasos de antiguos exploradores, recorrimos el río Palena -en el límite de las regiones de Aysén y Los Lagos- junto a algunos científicos y la Escuela de Guías de la Patagonia para imaginar los años de la colonización y apreciar la potente belleza de esta austral zona de Chile. </P>




LA HISTORIA DICE ASI: a fines del siglo XIX apareció por Chile un geógrafo alemán llamado Hans Steffen, quien venía a dictar clases de Historia y Geografía al recién inaugurado Instituto Pedagógico de Chile. Gracias a su expertise y espíritu aventurero, el Estado decidió apoyarlo en una serie de expediciones por territorio austral que tenían un objetivo prioritario: determinar la línea divisoria de las aguas para definir límites con Argentina (una suerte de contraparte del perito Francisco Moreno por el lado transandino). De las siete exploraciones que realizó en la zona, una destaca por su dureza e importancia, la mítica "remontada" por el río Palena. Es decir, la subida desde la desembocadura del río en el Pacífico hacia la cordillera en "chalupas" de madera (especie de botes). Cerca de 150 kilómetros de navegación a contra corriente por zonas "cubiertas de bosques tupidísimos y unas circunstancias de navegación dificultadas por mil contratiempos", como escribió el propio Steffen en uno de sus libros.

Ahora estamos en El Malito, una pequeña localidad situada en Alto Palena, a unos 28 kilómetros del paso Río Encuentro, frontera con Argentina. Nos encontramos específicamente a orillas del río Palena, para repetir el recorrido de Hans Steffen, pero al revés, desde cordillera a mar. Uno de los novedosos productos turísticos que está implementando Exploraysén en colaboración con el Centro de Investigación de Ecosistemas de la Patagonia, (www.ciep.cl). La idea es que los turistas que buscan experiencias distintas puedan acompañar a científicos en terreno aprovechando la variedad de ecosistemas y la abundancia de lugares remotos e ignotos de Aysén. Es un proyecto que está comenzando y cuya potencialidad está dada por alrededor de siete programas turísticos, entre los que destacan el monitoreo de fauna marina (focas, delfines, cetáceos); viajes de investigación para estudiantes, donde se analizan en terreno los impactos que provocaría en la zona la instalación de hidroeléctricas; la observación y estudio de cóndores en la cuenca del río Simpson, o el monitoreo de los cambios sufridos por los glaciares en Campo de Hielo Norte, entre otros (www.turismocientifico.cl).

En este viaje, todo el recorrido es apoyado en la logística por la Escuela de Guías de la Patagonia (www.escueladeguias.cl), en cuyos kayaks nos subimos para comenzar la aventura. Pero antes, Emily Piersong -nacida en Filadelfia, EE.UU., hace 23 años- se sumerge con una sonrisa indestructible y sus grandes ojos azules en el gélido río para obtener muestras, con el fin de conocer qué tipo de insectos se encuentran en este lugar. Información que, por ejemplo, puede ser de gran utilidad para los fanáticos de la pesca con mosca. El objetivo es conocer el ecosistema para potenciar el turismo sostenible. "Para que se sepa qué tipo de vida hay en este río y se desarrolle la pesca con mayor cuidado", afirma Emily.

Finalmente, todos, Steffen, Exploraysén, la Escuela de Guías y los turistas, nos lanzamos al río en una suave navegación. La alta cordillera de picos nevados, cascadas y cubiertas de bosques es el perfecto marco para iniciar el descenso hasta el Pacífico. Esas mismas montañas que en algunos sectores muestran árboles algo plomizos y tumbados que dan cuenta de uno de los mayores desastres ecológicos de la región. Durante los años 40, el Estado promovió la quema de extensos sectores de bosques con el fin de introducir ganadería intensiva. El asunto se escapó de control y el resultado fue un incendio que duró 10 años y que, según diversos estudios, arrasó con entre dos a tres millones de hectáreas.

La navegación continúa y aparecen algunas casas a la orilla del río. Como la de la señora Mireya, una de las tantas que se han transformado en hospedaje familiar (Aventuras Cordilleranas es el nombre, tel. 67-741367), esas de cocinas a leña, "tortas fritas" (especie de sopaipillas) con pebre, de comida casera y una de las mejores leches asadas del planeta. Esas donde, más que chilenos, algunos extranjeros vuelven cada año a disfrutar del cariño y los paisajes. Los residentes de la zona han apostado por el turismo, y además del alojamiento y expediciones de pesca, ofrecen cabalgatas por Valle Tranquilo, uno de los lugares más atractivos de Alto Palena (más información de los servicios turísticos del lugar en el mail rutatranspatagonianorte@gmail.com)

Camino al Pacífico

La mayoría de la expedición sigue el lento descenso por el río Palena tomando distintas muestras para futuras investigaciones, pero algunos de nosotros nos bajamos de los kayaks y nos subimos a una van para recorrer otras zonas de la región.

Tomamos la ruta que conecta la localidad de El Malito con Puerto Ramírez y luego con Villa Santa Lucía, en plena Carretera Austral, previo paso por el lago Yelcho. La idea es reunirnos con el grupo al día siguiente cerca del sector de La Junta, próximo al lago Rosselot. Avanzamos hacia el sur por la carretera que presenta un buen estado y paisajes frondosos que confirman eso de que Aysén es una "reserva de vida". Gauchos a caballo, con gorra de vasco, pañuelo al cuello, poncho, bota campera y "facón" al cinto (cuchillo de gran tamaño), pasan por nuestro lado y nos saludan. Los calafates de flores naranjas también.

Tras unos 70 kilómetros llegamos a La Junta y tomamos el camino que se interna a la cordillera en dirección a Laguna Verde. Otros 70 kilómetros que, bajo un sol de tarde veraniega, muestran la mejor y más bella cara de la región: nubes esponjosas, montañas llenas de árboles, verde por todos lados y agua por todas partes (Aysén cuenta con la segunda reserva de agua del planeta y los ríos más caudalosos de Chile). Vida por todos lados. "¿Sabes que por este valle pasaría parte del cableado -y sus torres- de los eventuales proyectos hidroeléctricos de Aysén?", pregunta uno de los pasajeros. Y un extraño silencio se instala en la van durante largo rato, hasta que llegamos a la tranquila laguna Verde y el sol se pierde en el horizonte.

Buscamos otro alojamiento rural (más que recomendado si la intención es empaparse de la particular idiosincrasia aysenina). El elegido es el Mirador del Río, próximo a La Junta (www.miradordelrio.cl). Ahí la señora Francisca Solís nos recibe con comida casera y la cocina a leña encendida, mientras saca el pan amasado recién hecho. Y después de la comida, y mientras escuchamos la más popular radio rural del sector, Santa María, disfrutamos del más importante ritual de la región: el mate. Tome nota de los códigos. El mate lavado (aguachento) es señal de rechazo, la bombilla siempre debe apuntar a quien recibe el mate, hay que respetar el orden del que sirve (cebador), jamás revuelva la yerba con la bombilla y nunca diga gracias, a menos que no desee más. Doña Francisca y su marido, don Aliro, nos despiden al día siguiente con mate, una paila con los huevos más amarillos que usted pueda imaginar y el clásico aysenino: "Cuídese, mi chico".

Nos reunimos con la expedición cerca de La Junta, quienes siguen bajando por el río en dirección a la última parada de la travesía, Puerto Raúl Marín Balmaceda. El río Palena cada vez se hace más grande y sinuoso, y durante los poco más de 70 km que conectan La Junta con Raúl Marín (camino inaugurado recién en 2009) nalcas gigantes crecen junto al camino hasta llegar a la barcaza Hans Steffen que conecta con el pueblo. Y no es difícil imaginar a aquellos esforzados exploradores comenzando su travesía en este punto, sin caminos, sin mapas, sólo con la voluntad de remontar el río a contra corriente y la pulsión de la aventura. Tal vez con la compañía de las usuales toninas que se ven en la desembocadura del río, en el golfo Corcovado, esas mismas toninas que, convertidas en señaléticas viales de madera, adornan las calles de arena de este particular pueblito de 350 habitantes, situado en una isla rodeada de ríos y fiordos.

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