Turquía inaugura túnel que une Asia y Europa por debajo del estrecho del Bósforo

<P>Mediante un tren, los pasajeros cruzarán en Estambul el estrecho en sólo cuatro minutos.</P>




"Todo nacimiento sagrado es doloroso. Hemos sufrido, pero ahora vamos a experimentar esta felicidad juntos, y también le darán gracias a Dios". Con este discurso inauguró ayer el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, el Proyecto Marmaray, el túnel ferroviario subacuático que conecta los lados, asiático y europeo, de Estambul cruzando el estrecho del Bósforo. "Es la realización de un sueño de 150 años y conecta la historia con el día de hoy", añadió Erdogan, en referencia al primer plan para construir un túnel en el Bósforo, que data de 1860, cuando lo propuso el sultán otomano Abdulmecit I.

"No sólo conecta continentes, sino también personas y países. El Marmaray no es sólo un proyecto para Estambul, sino para la humanidad", continuó el premier, que ha mostrado la construcción de este túnel como un hito en las relaciones entre Asia y Europa, con Estambul como centro neurálgico y de conexión entre ambos continentes. El tramo inaugurado ayer tiene una longitud de 13,6 kilómetros, con 1,4 kilómetros bajo suelo marino. El pasaje por el tramo costará 70 céntimos de euros.

Este túnel es el primero de una serie de megaproyectos planeados por el gobierno de Erdogan para Estambul, la mayor ciudad del país y su centro económico, comercial y turístico. También se están construyendo un tercer puente sobre el Bósforo y un segundo túnel, para el tráfico de vehículos, ambos previstos para 2015. Además, ya han empezado las obras del que será el aeropuerto con mayor capacidad del mundo y el tercero de Estambul.

Sobrepasando a los anteriores en magnitud, el gobierno también quiere construir un canal artificial en el lado europeo de Estambul, que conectaría el mar Negro con el mar de Mármara, para aliviar el tráfico naval en el Bósforo y que se inauguraría en 2023, cuando se conmemore el centenario de la fundación de la actual República Turca.

"¿Cómo no voy a estar feliz? Estoy muy feliz, voy a ver al primer ministro y al presidente (Abdulá) Gül", comentaba visiblemente emocionada a pocos metros del escenario Neriman Sefer, una mujer que asistió a la ceremonia inaugural junto a decenas de miles de seguidores del gobierno. "Vamos a tardar cuatro minutos (en cruzar el Bósforo por el túnel), normalmente cruzamos en barco en 15 minutos", añadía Sefer mientras la multitud ondeaba banderas de Turquía y del gobernante Partido para la Justicia y el Desarrollo (AKP).

"El Marmaray es un (buen) producto, pero no apoyo al primer ministro Erdogan", comentaba en la plaza Taksim, lejos de la inauguración, Suleyman Kaya, un estudiante acompañado de unos amigos. "Es algo bueno cruzar el Bósforo bajo el mar, pero ya era fácil cruzar del lado asiático al europeo, quizás la gente de Estambul está exagerando", añadió.

Desde junio, Taksim ha sido el centro de protestas multitudinarias contra el gobierno de Erdogan. De hecho, también ayer hubo breves enfrentamientos entre personas que querían marchar hacia Taksim para celebrar el Día de la República y la policía.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.