Un joven bajo la sombra de Hitler
<P>El Papa Benedicto XVI anunció esta semana que dejará sus funciones a fin de mes. La renuncia -algo que no ocurría en la Iglesia hace 600 años- renovó el interés por saber más de su historia. Una de las mejores biografías del sacerdote alemán la escribió el vaticanista John Allen. En su primer capítulo cuenta la infancia y adolescencia de Joseph Ratzinger, quien desde los seis años convivió con el nazismo y luego con la Segunda Guerra Mundial. Su familia estaba contra el nacionalsocialismo. Este es un extracto de ese texto, que relata la vida de un joven creciendo en medio del terror.</P>
Joseph Aloysius Ratzinger nació el 16 de abril de 1927. El más joven de tres hijos de una familia de clase media baja bávara. En la sureña rural Baviera, aquel 16 de abril era uno de esos días nevados, amargamente fríos, que algunas veces hay en la región en primavera. No ayudó que Ratzinger llegara al mundo a las 4.15 de la mañana, con el frío glacial de la madrugada. Su hermano mayor y su hermana no tenían permiso para ir a su bautizo, por miedo a que se enfermaran.
Tal vez era el destino que Ratzinger hubiese nacido en el Sábado Santo y que sus padres se llamaran José (Joseph) y María. Los recuerdos de infancia de Ratzinger están estrechamente vinculados al entender quién es él y en qué cree. Al escucharlo y leerlo, impresiona que Ratzinger rara vez haga una referencia a sus años entre los 20 y 40, período en que, como un teólogo profesional, logró su amplia fama. Cuando Ratzinger quiere impresionar con algún dato autobiográfico, siempre mira hacia atrás, a alguno de los cuatro pequeños pueblos bávaros donde vivió su niñez y adolescencia, en el período de su vida cubierto por el Tercer Reich de Adolf Hitler.
Si su infancia bajo los nazis fue una corriente influyente en el joven Ratzinger, otra fue su despertar intelectual en el seminario y en la escuela de graduados. La reserva mental de Ratzinger se llenó con imágenes y argumentos de varios pensadores con los que se encontraba. Cuatro de éstos tuvieron un gran impacto intelectual en el futuro Papa: Agustín, Buenaventura, Guardini y Balthasar.
Infancia bajo el nazismo
La infancia de Joseph Ratzinger la pasó dentro del triángulo de tierra limitado al oeste por el río Inn; al este por Salzach; y al sur por los Alpes. En la familia Ratzinger había dos hijos mayores, Maria (nacida en 1921) y Georg (1924). El padre, Joseph, era un oficial de la policía rural y supervisor policial, o Gendarmerie-Kommissar. La madre, Maria, era una hábil cocinera que generalmente trabajaba en pequeños hoteles. Maria y Joseph se casaron en 1920. Mirando hacia atrás, Ratzinger ha dicho que su padre le aportó su "mente crítica", mientras que su madre le impartió un "sentido religioso y afectuoso". Sin embargo, su padre definitivamente era un hombre de iglesia. Ratzinger dice que su padre iba a la iglesia tres veces los domingos: una vez a la misa de las seis de la mañana, después a la liturgia principal de las nueve, y nuevamente a un servicio de devoción en la tarde.
El hermano mayor de Ratzinger, Georg, también es sacerdote. Había tenido una carrera muy distinguida, sirviendo por 30 años (entre 1964 y 1994) como el Domkapellmeister, o director del Domspatzen en Regensburg, el famoso "coro de gorriones", un grupo músico-vocal mixto de hombres y niños. Maria, la hermana, apoyó financieramente a la familia mientras Georg y Joseph estaban en el seminario. Después hizo una carrera siendo la secretaria y ama de llaves del futuro Papa.
Ratzinger comienza su libro de memorias de 1997, Milestones, remarcando que no es fácil decir cuál es su pueblo natal. Su familia se mudó cuatro veces antes de que él tuviera 10 años, dejándolo con un sentido de pertenencia hacia la región, más que hacia un pueblo en particular.
El lugar que mejor parece ser el hogar de infancia de Ratzinger es Traunstein, porque fue allí donde pasó los años críticos: de los 10 a los 16. Sin embargo, el lugar donde todo partió fue Marktl am Inn, una aldea en el borde occidental de lo más alto del triángulo bávaro. La familia vivía en una casa grande, blanca, de madera, de tres pisos. Hoy, el edificio lleva una placa distintiva como el lugar de nacimiento de Ratzinger, "Arzobispo de Munich-Freising". Marktl es un pueblo de 2.750 habitantes, población que se ha mantenido relativamente estable desde la infancia de Ratzinger. Aunque él era muy joven como para acordarse más de Marktl (se fue cuando él tenía sólo dos años), sabe que fueron tiempos difíciles para la familia y para la nación en medio del aliento moribundo de la República de Weimar, antes de que wur Hitler tomara control total del estado germano.
En 1929, año en que se produjo el crash económico que afectó al mundo y en especial a Alemania, los Ratzinger se trasladaron a Tittmoning, ubicado a través del triángulo en el río Salzach; donde el puente de la ciudad es la frontera con Austria. Ratzinger dice que Tittmoning "se mantiene como la tierra de sus sueños de infancia".
Ratzinger recordó que las críticas de su padre a los nazis los obligaron a moverse nuevamente, esta vez en 1932 -un año antes de que Hitler se convirtiera en canciller alemán-, a la aún más pequeña villa de Aschau-am-Inn, a los pies de los Alpes y a algo más de siete kilómetros del lago más grande de Baviera, el Chiemsee.
La familia se trasladó a una encantadora vivienda en el segundo piso de una casa rural, que había sido construida por un agricultor y arrendada a la policía. Como supervisor policial, a Ratzinger padre le correspondía el segundo piso, mientras que su teniente vivía en el piso de abajo, donde también estaban las oficinas. Afuera había una pradera con un estanque, donde un pequeño Joseph Ratzinger casi se ahoga una vez mientras jugaba.
Fue en Aschau donde el futuro Papa, dice, se enamoró de la misa católica. Fue en este momento cuando Ratzinger recibió por primera vez un Schott, o misal, para la misa, con textos impresos en latín y alemán para que la gente entendiera lo que estaba pasando. Ratzinger data su pasión por la liturgia en este período.
En 1937, a sus 60 años y a dos del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el padre de Ratzinger calificó para la pensión civil de servicio y se jubiló. La familia se trasladó de nuevo, esta vez el 6 de marzo de 1937, a una casa en las afueras de la ciudad de Traunstein, por lejos el pueblo más grande en que Ratzinger haya vivido en su infancia y el lugar donde pasaría los años cruciales, entre los 10 y los 16.
Por el tamaño de Traunstein, Ratzinger estaba mucho más expuesto a la turbulencia política y militar del Reich de Hitler.
Las Juventudes Hitlerianas
El año del comienzo de la guerra que terminó por reestructurar el mundo, en 1939, Ratzinger entró al Seminario Menor en Traunstein, el primer paso de su carrera eclesiástica. Su hermano mayor, Georg, había partido un año antes y Joseph conocía a algunos de sus compañeros. El seminario requería que viviera en el colegio, una experiencia desagradable, ya que estaba obligado a pasar diariamente dos horas en el campo de juego. Ratzinger, que no era bueno para los deportes y era más pequeño y débil que los niños mayores, explica que se cansaba de ser una carga para su equipo deportivo día tras día.
En 1941, afiliarse en las Juventudes Hitlerianas se hizo obligatorio y el hermano de Ratzinger, Georg, se unió. Después, Joseph también fue registrado como miembro, aunque una vez que terminó el seminario no fue a ninguna de las reuniones. De vuelta en el Gymnasium (escuela secundaria) de Traunstein, Ratzinger dijo que un comprensivo profesor de matemáticas lo dejó mantener una reducida matrícula, a pesar de no tener un certificado de la organización juvenil nazi. Por lo tanto, fue sólo miembro brevemente de las Juventudes Hitlerianas y no un entusiasta participante.
En la forma en que Ratzinger describe su experiencia en Traunstein hoy, suena como si todo el caos político y la guerra estaban "allá afuera", mientras él leía literatura, tocaba Mozart, viajaba junto a su familia a Salzburgo y aprendía conjugaciones en latín.
La familia Ratzinger, formada bajo las fuertes convicciones del padre, se oponía al Nacional Socialismo. Ratzinger dice que su padre se mantuvo en la tradición bávara del lado político católico y francés, en vez de la fracción pangermánica que apoyaba a los nazis. Pero esta oposición, sin embargo, nunca significó una resistencia activa.
En 1942, después de la invasión de Hitler a Rusia, el curso de la guerra había empezado a tornarse en contra de los alemanes. El seminario fue requerido como un hospital militar y todos los seminaristas fueron enviados a casa. A Georg lo reclutó la Wehrmacht, o Ejército alemán, mientras que Joseph volvió al Gymnasium, donde dice que descubrió la gran literatura, especialmente a Goethe y Schiller; pero que también estaba deprimido por el número de soldados fallecidos publicados diariamente en los periódicos, entre ellos viejos amigos del colegio.
Aquí pasó el tiempo hasta 1943, año en que fue puesto en servicio. El futuro Papa participaría en la guerra. Tenía 16 años.
Ratzinger en Guerra
El servicio militar de Ratzinger empezó en 1943, cuando él, junto a toda su clase del seminario -temporalmente desmantelada-, fue reclutado en el cuerpo antiaéreo de la Luftwaffe, o fuerza aérea alemana. Ellos fueron designados a Ludwigsfield, en el norte de Munich, donde su trabajo era proteger una planta de la Bavarian Motor Works, que hacía motores para aviones. El grupo de Ratzinger fue posteriormente trasladado a Innsbruck, Austria, y después a un punto al sudeste de Munich, cerca del lago Ammer.
Durante este tiempo, el grupo de Joseph Ratzinger no sólo cumplía su deber como militar, sino que también tomaba un reducido curso académico.
Ratzinger cuenta en su libro Milestones que su grupo fue atacado por los Aliados en 1943, provocando la muerte de un compañero y muchos heridos. Ratzinger dijo a la revista Time, en 1993, que por su dedo infectado durante este tiempo, él nunca aprendió a disparar un arma y que su propia arma nunca estuvo cargada, por lo que nunca fue parte del combate. En la misma entrevista a Time, Ratzinger recordó que había sido testigo de trabajadores esclavos del campo de concentración Dachau mientras cumplía su labor en la planta de BMW.
El 10 de septiembre de 1944, Ratzinger fue dado de alta de la unidad antiaérea, y para el momento en que regresó a Traunstein, el aviso de reclutamiento para el servicio militar regular estaba sobre la mesa. El 20 de septiembre de 1944, Ratzinger se unió a su unidad, que tenía designado acampar en un lugar donde las fronteras entre Austria, Checoslovaquia y Hungría se unían, a aproximadamente 200 kilómetros de Traunstein. Aquí, Ratzinger dice que su unidad estuvo bajo el mando de ex miembros de la Legión Austríaca. El los llama "ideólogos fanáticos que nos tiranizaron sin respiro".
Después de que Hungría cayera frente a los rusos, Ratzinger cuenta que su unidad fue puesta a trabajar en trampas para tanques. Ratzinger dijo a la revista Time que, durante este encargo, vio a judíos húngaros siendo enviados a su muerte.
Mientras en Alemania decaía el esfuerzo por la guerra, a Ratzinger y a sus compañeros conscriptos les dieron ropa de civiles y fueron puestos en un tren camino a casa. Para su mala fortuna, fue reclutado nuevamente por el servicio militar, pero fue designado a las barracas en Traunstein. Ratzinger y otros más fueron obligados a marchar por la ciudad, cantando canciones de guerra, probablemente para convencer a los lugareños de que la situación seguía bajo control. A finales de abril, Ratzinger decidió desertar y dio vueltas por las afueras del pueblo, para evitar a los centinelas con órdenes de matar a los desertores.
Dos soldados lo vieron, pero lo dejaron ir. Cuando los norteamericanos llegaron durante la primavera de 1945, cuando él ya había cumplido los 18 años de edad, escogieron la casa de los Ratzinger como su cuartel general. Joseph fue identificado como soldado y fue enviado a un campamento de prisioneros cerca de Ulm. Había persistentes rumores de que en el campamento los alemanes estaban siendo reclutados por los norteamericanos para una guerra contra los soviéticos, pero nada de eso pasó.
Ratzinger fue puesto en libertad el 19 de junio de 1945 e hizo dedo hasta su casa en un camión lechero. Su hermano Georg logró regresar desde Italia, un tiempo después, y los hermanos Ratzinger se inscribieron en el seminario ese otoño.
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