Un pelo de fortuna salvó el invicto azul en un emocionante clásico

<P>Con un autogol de Osmar Molinas en el undécimo minuto de descuento, la "U" rescató un 2-2 ante a Colo Colo en el Monumental. </P>




Muchos hinchas albos reconocían, en la antesala del Superclásico, que se iban contentos con un empate frente a Universidad de Chile. Una confesión vergonzosa, pero basada en que ambos equipos llegaban con realidades futbolísticas muy distintas. Sin embargo, después del pitazo final del errático Claudio Puga, la rabia y la frustración de los colocolinos fueron incontenibles. Después de haber jugado con ventaja numérica por casi una hora y de haber estado arriba en el marcador hasta el minuto 101, la parcialidad local quedó silente con el empate y el grito de los azules se escuchó fuerte en el Monumental.

Fue Marcelo Díaz, el incansable todoterreno de la "U", quien coronó una actuación notable, con un centro aparentemente inofensivo que cambió por enésima vez el rumbo del partido. Su pelotazo fue cabeceado hacia atrás por el paraguayo Osmar Molinas, con tan mala fortuna que el pobre Raúl Olivares, todavía mareado después de la brutal patada de Albert Acevedo, quedó descolocado y sólo pudo atinar a ver cómo el balón pegaba en el palo e ingresaba en su arco.

Para un equipo acostumbrado a ganar como el de Jorge Sampaoli, el sabor de un empate no podía ser más dulce, tomando en cuenta las especiales circunstancias del Superclásico, el más candente de los últimos años.

El desarrollo del encuentro se mantuvo dentro de los márgenes del suspenso. Su trámite fue impredecible en gran parte debido a las decisiones del árbitro, quien condicionó a ambos equipos con sus fallos.

Su mala faena empezó temprano, con el cobro de un penal a favor de los azules por un leve contacto de Christian Vilches al escurridizo Eduardo Vargas. La responsabilidad recayó sobre Charles Aránguiz, quien ignoró su pasado albo y adelantó a la "U" a los 5'.

Mientras el encuentro se mantuvo 11 contra 11, parecía que los azules mantendrían el control, armando con calma sus circuitos de rotación de pelota en el medio y explotando la velocidad de sus extremos. Pero sobre la media hora del primer tiempo, cuando los albos lucían desesperados, la expulsión de Aránguiz, por una supuesta agresión sobre Marco Medel, cambió el rumbo del encuentro. Cuando cayó la segunda tarjeta roja a Osvaldo González (por infracción a Gutiérrez) y se cobró el penal, daba la impresión de que todo quedaba sentenciado. El gol de Paredes y los dos hombres más le daban a Colo Colo las cartas para llevarse la partida.

Con el archirrival en el suelo, los albos nuevamente demostraron su incapacidad. Pese a haberse adelantado con el cabezazo de Esteban Paredes (60'), a los albos nunca les sobró nada. Sampaoli modificó sus piezas (ingresaron Matías Rodríguez y Albert Acevedo), pero mantuvo el espíritu de su esquema, con tres en el fondo, tres en la zona de volantes y dos atacantes.

La absurda expulsión del arquero Castillo (73'), por reclamos desmesurados, rompió el delicado equilibrio colocolino y Olivares, el meta suplente, se vio obligado a entrar a la cancha sólo para sufrir. Por su parte, la "U" se vio con una leve esperanza de empatar y se aferró a ella con uñas y dientes.

En los últimos minutos, los dirigidos de Ivo Basay desperdiciaron un sinnúmero de chances para liquidar el partido, cuando los azules estaban jugados en ofensiva, con opciones claras de Fuenzalida y Carlos Muñoz. Esa falta de instinto asesino pesó demasiado en los descuentos (que llegaron hasta los 12 minutos, por las expulsiones y por incidentes de los hinchas albos en el sector Lautaro), cuando la "U"consiguió la inesperada paridad, que luego desató la triste batahola en el sector de camarines (ver página 46).

Más allá de los yerros arbitrales, los incidentes y ese pelo de fortuna postrero proveniente de la cabeza de Molinas, los azules mostraron su valía y se las arreglaron para salir indemnes e invictos del terreno más hostil de todos.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.