Un pueblo de adobe que intenta levantarse

<P>En el Sauzal los pobladores vieron caer sus centenarias casas al suelo luego del terremoto del 27 de febrero. Perdieron no sólo sus viviendas, sino también parte del patrimonio cultural de Chile. </P>




Arquitectura colonial. Largos corredores. Casas de adobe que se emplazaban en manzanas completas. Historias del pueblo chileno. Todo se vino abajo. La casa más antigua, de 270 años, completamente trizada. La iglesia y los techos. Ese 27 de febrero sacudió los parrones y los eucaliptus del Sauzal con un ruido que daba miedo.

A 62 km al noroeste de Linares, la localidad de Sauzal, en la provincia de Cauquenes, no resistió el terremoto. La mayor parte de las viviendas de más de 100 años, de fachada continua, de estructura de adobe y con techo de cinco metros de alto, no fueron capaces de soportar el remezón.

Según datos del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, el 59% de las construcciones de adobe en la Región del Maule quedaron dañadas. De ellas, al menos 100 se encuentran en la localidad. Sin embargo, la repartición desarrolló un plan de reconstrucción patrimonial en las regiones de O'Higgins, Maule y Biobío. En particular, en esta zona junto a la Universidad Mayor, la Junta de Vecinos del pueblo y la Intendencia, para recuperar estas centenarias viviendas. El proyecto consiste en la entrega de un subsidio adicional al del Fondo Solidario de Vivienda por un valor de 200 UF ($ 4 millones) para mantener las características y valores tradicionales de las zonas patrimoniales.

Algunos pobladores dicen estar en la incertidumbre sobre si el lugar va a volver a ser el que conocieron ellos, sus padres y sus abuelos. "A pesar del proyecto, creo que nunca va a ser igual. Ojalá salga para tener una habitación más digna en amplitud", cuenta Daniel Abarzúa, presidente de la Junta de Vecinos.

Daniel vivía en una casa de 200 m2, con parrón y grandes habitaciones para recibir a sus dos hijos que viven fuera. Ahora, dice, "no hallamos dónde darnos vueltas en el lugar en donde estamos".

Sobre el proyecto, Andrés Orellana, poblador del Sauzal, opina que "es bueno, porque recupera lo que este lugar fue".

La casa más antigua del pueblo, de 270 años, es de la jubilada de Correos de Chile, Liliana Urrutia. Era de su abuelo y pasó de generación en generación. Le duele que la propia gente del sector haya echado rápidamente abajo las casas coloniales insertas en el pueblo. "En Chanco los tuvimos que parar para que no siguieran botando casas. Hubo algunas que no había por qué echarlas abajo y, de apurados, lo hicieron".

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