Un trabajólico en Macul

<P> A diferencia de Sierra, Guede usa en Colo Colo las jornadas largas. Llega a las 8 y se va sobre las 20 horas.</P>




En el Monumental cuentan que cuando llegan a trabajar, Pablo Guede ya está en su oficina. Y que cuando termina la jornada laboral y abandonan el recinto, el técnico argentino aún continúa en el estadio, planificando, estudiando al plantel e interiorizándose en Colo Colo.

El nuevo entrenador del Cacique parece estar disfrutando al máximo de su cargo y se ha mostrado muy trabajólico en sus primeros días en la banca. "Es el primero que llega y el último que se va. A las 8 de la mañana ya está viendo los detalles de la práctica y se queda hasta las siete u ocho de la tarde por lo menos", dicen en Macul.

El argentino no tiene tiempo que perder. Su misión es desafiante: reposicionar en el primer lugar a la escuadra más popular del país y, sobre todo, darle un estilo de juego que reencante al exigente hincha albo, decepcionado con la línea de juego del equipo durante la era del renunciado José Luis Sierra. "No sé cuánto podemos tardar en agarrar lo que uno pretende. Desde que empezamos a trabajar ganamos más de lo que teníamos pensado en intensidad, en presionar", comentó ayer.

Por eso, el adiestrador aprovecha al máximo el tiempo para pasarlo en el Monumental, con la gente del club, acomodándose a su nueva institución, empapándose de lo que significa ser el DT del cuadro más ganador del país, acercándose a los jugadores y al hincha.

Lo vivió el martes de la semana pasada, en su segundo entrenamiento en Macul. Como es habitual, ese día la práctica fue abierta. Al término, los aficionados se abalanzaron sobre él, pidiéndole autógrafos y sacándose fotos, con un entusiasmo desbordante, como si se tratara de Esteban Paredes.

La llegada de Guede a Pedreros ha generado alta expectativa en la hinchada, ilusionada por los buenos resultados que logró en Palestino y San Lorenzo, y también con el juego ofensivo que mostró tanto en La Cisterna como en Boedo.

Sus prácticas son más largas que en la era Sierra, según revelan en el plantel, pero donde más se nota la diferencia es en la intensidad. "La verdad es que ha cambiado el tema, sobre todo en los entrenamientos. Las prácticas son distintas. Mucha intensidad, trabajos cortos, pero siempre con la intensidad que quiere tener en el plantel. Hemos hecho esto con muy buena disposición. El grupo cambió el chip y asume que este trabajo servirá mucho", comentó el lateral Gonzalo Fierro.

El martes su intensidad también quedó en evidencia: Paredes y Octavio Rivero fueron advertidos de que no podían perder pelotas fáciles y dejar mal parada a la defensa. "¡Quiero que se diviertan, metan caños, se abracen, pero no les podemos regalar un gol!", fue la frase que se escuchó.

La sesión del viernes pasado impresionó a los jugadores. El DT tuvo a buena parte del plantel 75 minutos practicando sólo definición en el área. En esa hora y cuarto, Luis Pavez y Jaime Valdés, por la izquierda, mientras que Fierro y Michael Ríos, por la derecha, lanzaron centros que sus compañeros, en especial los delanteros, afinaran la puntería. "Si no rendimos con él, tenemos que retirarnos todos", bromean en el vestuario albo.

Ya lo dijo Rivero en La Tercera: "Se le notan las ganas, la actitud de siempre querer ganar, la intensidad en todos los trabajos. Eso demuestra un poco lo que es la filosofía de él. Y eso es lo que a cualquier jugador le gusta, que el técnico muestre muchas ganas de trabajar, intensidad, pero sobre todo las ganas".

Esta semana ha cambiado dos veces la formación para enfrentar a Unión Española: El miércoles probó a Garcés; Fierro, Huerta, Barroso y Luis Pavez, en la defensa; Esteban Pavez, en la contención; Baeza, Valdés y Carvallo, en el mediocampo; Rivero y Paredes, en la delantera. Mientras que ayer alineó a Garcés; Campos, Barroso, Zaldivia y Gutiérrez; E. Pavez; Fierro, Valdés y Suazo; Ríos y Paredes.

El estilo trabajólico es uno de sus sellos. Y por eso se ha ganado apodos, aunque no le importa. "Me da lo mismo. Loco, obsesivo, a mí me gusta lo que hago y vivo 24 horas para esto, para acortar el margen de error cuando jugamos un partido. Después, cada uno le puede poner la palabra que quiera", dijo en su presentación, esperanzado en que las horas y horas de trabajo se reflejen en la cancha.

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