Vecinos de Sagrada Familia eligieron diseño para su iglesia

La parroquia de Sagrada Familia, ubicada en una esquina de la plaza de esta pequeña comuna rural de la Región del Maule, muy cerca de Curicó, fue levantada en 1898. Hasta el terremoto era la construcción más antigua de este pueblo de cinco mil habitantes.

El sismo redujo a escombros la antigua parroquia, centro de todas las actividades cívicas y religiosas, pero tan fuerte como la impresión y la tristeza de perder la parroquia, es el ánimo de sus fieles por iniciar cuánto antes la reconstrucción del templo. Aquí han sido los propios vecinos los que decidieron trabajar en ello.

El párroco Víctor Manuel Gómez comenta que "sentí mucha pena al ver que una de las parroquias más bonitas de la diócesis estaba en el suelo, pero me emocioné mucho más al ver que la gente se acercaba y lloraba, más que por haber perdido sus propias casas, por la destrucción de nuestro templo".

Y es que, como relata el sacerdote, "la iglesia estaba allí desde antes que se construyera el pueblo y era difícil asimilar que tres cuartas partes de ella se había caído".

Sin embargo, el párroco, sus feligreses y el municipio no tardaron en limpiar los escombros y crearon un "Comité Pro-Templo". Lo primero fue demoler lo que había quedado en pie, a cargo de la municipalidad. Luego, el padre inició una serie de actividades, como peñas folclóricas y entrega de sobres con donaciones por familia, para reunir fondos. Hasta la fecha, después de un año y medio del terremoto, han logrado juntar $ 25 millones.

Paralelamente, organizaron un concurso, en el que participaron siete arquitectos, para elegir el mejor proyecto de la futura parroquia. El diseño ganador fue el presentado por el arquitecto Rafael García Correa, quien obtuvo la mayoría de los votos del jurado, integrado por autoridades comunales y de la diócesis de Talca, y de los mismos habitantes de Sagrada Familia, quienes debieron escribir en un libro sus comentarios respecto del proyecto. "La reconstrucción ha sido más lenta de lo que yo quisiera, pero contamos con el apoyo y el entusiasmo a toda prueba de nuestros habitantes, por lo que aunque la tarea es difícil, sabemos que saldremos adelante", señala convencido el padre Víctor Manuel. Y agrega que "la reconstrucción del templo costará $ 500 millones y esperamos que con los nuevos planos en la mano, el obispado postule a diferentes proyectos para que lleguen dineros desde afuera, porque la comunidad sola no puede hacerlo".